La locura armamentista
Cada d¨®lar gastado en armas es un d¨®lar que no se invierte en el futuro de la humanidad
En un mundo plagado de amenazas que van desde el cambio clim¨¢tico y las pandemias hasta el auge del crimen organizado y de guerras que pueden cambiar nuestra civilizaci¨®n, una cifra destaca por su magnitud y sus implicaciones: ...
En un mundo plagado de amenazas que van desde el cambio clim¨¢tico y las pandemias hasta el auge del crimen organizado y de guerras que pueden cambiar nuestra civilizaci¨®n, una cifra destaca por su magnitud y sus implicaciones: 2,4 billones de d¨®lares (unos 2,2 billones de euros). Este es el monto que el mundo gast¨® en armamento y preparativos militares en 2023, una suma tan astron¨®mica que desaf¨ªa la comprensi¨®n inmediata. El gasto militar creci¨® casi un 7%, el mayor aumento en los ¨²ltimos 15 a?os, seg¨²n el SIPRI, un respetado think tank sueco especializado en asuntos militares.
Esto va m¨¢s all¨¢ del aumento natural de la producci¨®n y el comercio internacional de armas, estimulado por las guerras en curso en Ucrania y Oriente Pr¨®ximo. Y no es solo el armamentismo sin precedentes del mercado de armas convencionales. El desatado gasto militar tambi¨¦n tiene una componente nuclear. De acuerdo con un preocupante reportaje de The New York Times, Estados Unidos est¨¢ invirtiendo montos in¨¦ditos de su presupuesto para remplazar sus misiles Minuteman, que han llegado al final de su vida operativa. El Pent¨¢gono invierte sumas enormes en nuevas armas, incluyendo el bombardero B-21, y en sofisticados sistemas de comando y control. Rusia est¨¢ desarrollando misiles hipers¨®nicos, como el llamado Avangard, y novedosos sistemas de torpedos nucleares. El Kremlin ha anunciado que el a?o pr¨®ximo planea aumentar su gasto militar en un 25%. En tanto, China est¨¢ desarrollando nuevos sistemas de misiles intercontinentales, e India invierte en el Agni V, un misil bal¨ªstico con alcance de miles de kil¨®metros, y otras armas nucleares transportadas en submarinos.
Am¨¦rica Latina no se queda atr¨¢s, lo que hace pensar que no se trata sencillamente de un reajuste ante las guerras en curso. Chile y Brasil est¨¢n comprando buques rompehielos y fragatas. Brasil se ha impuesto como meta desarrollar un submarino nuclear antes de 2030, y est¨¢ comprando obuses de 155 mm. Brasil, Paraguay y Per¨² est¨¢n gastando millones para poner al d¨ªa sus unidades blindadas. Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Per¨² han estado comprando helic¨®pteros a Rusia.
Cada segundo que pasa, el mundo gasta m¨¢s de 77.400 d¨®lares en armas y ej¨¦rcitos; con cada tic del reloj, el gasto en la mejora o el aumento de los servicios p¨²blicos es recortado y aplastado por la locura armamentista que estamos viviendo.
Este gasto colosal no es un fen¨®meno aislado. Desde hace a?os, la tendencia en el gasto militar es al alza: de 1,98 billones de d¨®lares en 2020 a 2,44 billones cuatro a?os despu¨¦s, seg¨²n el SIPRI . Este incremento persisti¨® incluso durante la pandemia de la covid-19, un periodo en el que los sistemas de salud de todo el mundo operaban al borde de la insolvencia.
Las consecuencias de este gasto se hacen evidentes cuando consideramos lo que se hubiese podido lograr con esos recursos. Con el gasto militar de un solo d¨ªa (6,13 millones de d¨®lares) se podr¨ªan construir m¨¢s de 60.000 escuelas en pa¨ªses en desarrollo, seg¨²n los datos de la UNESCO. El gasto militar global en 2022 fue casi nueve veces la cifra que se necesitar¨ªa cada a?o para erradicar el hambre en el mundo en 2030, de acuerdo con los c¨¢lculos de la FAO. Y es que el simple aumento del gasto de 2022 a 2023 (203.000 millones de d¨®lares) supera el producto interno bruto de m¨¢s de 130 pa¨ªses.
El impacto de esta locura armamentista va m¨¢s all¨¢ de lo militar o financiero. Las fuerzas armadas son responsables de aproximadamente el 5,5% de las emisiones globales que contribuyen al cambio clim¨¢tico, superando las emisiones anuales de pa¨ªses como Jap¨®n o Alemania, seg¨²n un estudio publicado por el grupo Scientists for Global Responsibility.
Mientras los l¨ªderes mundiales justifican ese gasto citando las amenazas a la seguridad nacional y la necesidad de modernizaci¨®n de sus arsenales, cabe preguntarse si estamos realmente m¨¢s seguros. ?Qu¨¦ tan confundidas tienen que estar nuestras prioridades para creer que la soluci¨®n a los conflictos entre pa¨ªses es el aumento del gasto militar?
El argumento seg¨²n el cual gastar m¨¢s en defensa contribuye a la paz, ya que disuade a potenciales pa¨ªses agresores, es d¨¦bil. La historia est¨¢ llena de ejemplos de guerras que estallaron independientemente de las asimetr¨ªas que hab¨ªa en el gasto militar de los contrincantes.
En un mundo donde cada centavo cuenta, cada d¨®lar gastado en armas es un d¨®lar que no es invertido en el futuro de la humanidad. Es hora de repensar nuestras prioridades. La paz y la seguridad no se logran solo con gastos de defensa.
Ning¨²n pa¨ªs que obre solo puede actuar eficazmente para contener el desbocado gasto militar. Se necesita de la colaboraci¨®n internacional. Lograr que esta colaboraci¨®n ocurra no es f¨¢cil. Pero los estadistas de altura saben que tampoco es imposible.