El dilema del relato de la violencia
Al informar de agresiones sexuales se plantea la duda de si es necesario detallar los hechos
Repasar las noticias sobre agresiones sexuales publicadas desde el 1 de septiembre pone los pelos de punta por su frecuencia. Son m¨¢s de 20 casos, en diversas fases de investigaci¨®n, proceso penal o condena. Algunos con gran eco, como el juicio en Avi?¨®n (Francia) contra Dominique Pelicot por drogar y entregar a su esposa sedada a medio centenar de hombres; las denuncias de varias exempleadas contra el antiguo due?o de Harrods, el magnate Mohamed Al Fayed, ya fallecido; o la demanda m¨²ltiple contra el rapero y productor musical Sean Combs. Otras, la mayor¨ªa, est¨¢n repartidas por toda Espa?a y se?alan a hombres de todo tipo: desde el trabajador de una residencia a un exseleccionador nacional de baloncesto femenino.
Uno de estos ¨²ltimos casos, la condena a un m¨¦dico de Le¨®n por agredir sexualmente a una paciente en la consulta, ha suscitado la queja de dos lectoras por el tratamiento informativo. Incluir entrecomillados de la sentencia ¡°acerca m¨¢s el enfoque period¨ªstico a una erotizaci¨®n que a una condena de los hechos. Es sencillamente asqueroso e innecesario¡±, afirma Alba P¨¦rez Cadenas. ¡°No creo que el periodista tenga que especificar con tanto detalle el crimen¡±, escribe Guadalupe Ruiz Fajardo. ¡°Es morboso y contrario a los intereses de la v¨ªctima¡±.
El contexto en el que se da esta petici¨®n es el que me lleva a abordar aqu¨ª el asunto. No solo por el n¨²mero de noticias de agresiones, sino por la llamada de atenci¨®n que ha causado el gesto de gran dignidad con el que la ciudadana francesa Gis¨¨le, antes Pelicot, se ha expuesto ante las c¨¢maras para reclamar que la verg¨¹enza cambie de bando. Pese a ello, y aunque existen numerosas grabaciones que prueban los hechos, las defensas han puesto en duda su versi¨®n y ella ha tenido que insistir en el juicio para que se proyecten las im¨¢genes, dada la inicial reserva del tribunal penal de Avi?¨®n, que las consideraba ¡°indecentes e impactantes¡±.
En Espa?a, Conchi Granero sigui¨® su ejemplo la semana pasada y a cara descubierta narr¨® en una carta publicada por este peri¨®dico el calvario que sufren las v¨ªctimas que deciden denunciar, cuyo testimonio se cuestiona. Sin olvidar c¨®mo el estreno de una pel¨ªcula ha recordado el inmisericorde reproche social que sufri¨® la exconcejala Nevenka Fern¨¢ndez tras denunciar en 2001 al entonces alcalde de Ponferrada (Le¨®n), Ismael ?lvarez, que luego fue el primer pol¨ªtico espa?ol condenado por acoso sexual.
Precisamente para tener en cuenta la especial situaci¨®n de las v¨ªctimas, EL PA?S ampli¨® en 2021 la definici¨®n de violencia machista en el Libro de Estilo para incluir en ella todas las formas de violencia contra la mujer ¨Dincluidas las agresiones sexuales y la violaci¨®n¨D, como establece el Convenio de Estambul, ratificado por Espa?a. Desde entonces, en estos casos, el tratamiento informativo debe seguir un protocolo, que abarca no culpar a la mujer de las agresiones, protegerla bajo el anonimato o que la acci¨®n se centre en el autor, entre otras medidas.
Pablo Guim¨®n, redactor jefe de Sociedad, explica que, tras un debate interno en la secci¨®n, tom¨® la decisi¨®n de que el relato detallado era pertinente porque el condenado, m¨¦dico de atenci¨®n primaria en El Bierzo, cometi¨® los abusos en su consulta a una paciente joven durante una supuesta exploraci¨®n ginecol¨®gica. Le pareci¨® relevante explicar c¨®mo abusaba de su situaci¨®n de poder y sobrepasaba los l¨ªmites de lo admisible en una exploraci¨®n m¨¦dica.
¡°Nuestro trabajo es reflejar la realidad y esa es la realidad: lo que es duro son los hechos y esa violencia es la que puede, y deber¨ªa, molestar. No podemos neutralizar, minimizar, ni blanquear la bestialidad de las agresiones¡±, afirma Isabel Vald¨¦s, corresponsal de G¨¦nero, que subraya que en este caso el relato sigue el protocolo y solo reproduce entrecomillados de la sentencia. Es el mismo tratamiento que han seguido las otras noticias. Por ejemplo, junto a la carta de Conchi Granero se inclu¨ªan citas de la sentencia de la Audiencia de Barcelona donde se narra la agresi¨®n que sufri¨®.
En busca de una mirada ajena al peri¨®dico, acud¨ª a la periodista Isabel Coello, autora del podcast La Casa Grande, en el que muestra el trabajo del centro de recuperaci¨®n de mujeres maltratadas m¨¢s antiguo de Espa?a a trav¨¦s del proceso de apoyo a varias residentes a las que sigui¨® durante cerca de dos a?os. Ella destaca lo mismo que Conchi Granero, el miedo generalizado de las v¨ªctimas a que nadie las crea: ¡°Lo que me dec¨ªan era ¡®gracias por darnos voz¡±.
Por eso, no tiene ninguna duda: ¡°El silencio protege a los agresores. Hay que poner nombre a las cosas y dejar de edulcorar la violencia¡±, zanja. ¡°Si ponemos palabras suaves a los hechos probados de una sentencia, estamos contribuyendo a quitar importancia a lo que el juez, con una condena, nos est¨¢ diciendo que s¨ª la tiene¡±.
La noticia del facultativo de Le¨®n tiene elementos comunes con el caso de abusos de Larry Nassar, m¨¦dico la Federaci¨®n de Gimnasia de Estados Unidos, condenado por vejar a cientos de ni?as gimnastas, varias ol¨ªmpicas, a lo largo de dos d¨¦cadas hasta 2016. Ambos utilizaron su condici¨®n de doctores para camuflar el abuso sexual como si fuera un tratamiento. El documental Atleta A, refleja c¨®mo algunas ni?as no eran conscientes de que cuando Larry Nassar les met¨ªa el dedo en la vagina estaba abusando de ellas y por eso no denunciaban.
Esta confusi¨®n de las v¨ªctimas sobre lo que les sucede es uno de los factores a tener en cuenta al resolver el dilema que plantean las dos lectoras. El relato detallado de la violencia tiene el cometido de decir expl¨ªcitamente lo que no debe hacerse y eso puede ayudar a otras mujeres a defenderse de los mismos actos en el futuro. La cuesti¨®n es c¨®mo se cuenta y el protocolo de EL PA?S marca unos m¨ªnimos de delicadeza, que la noticia cumpl¨ªa. El fr¨ªo lenguaje jur¨ªdico s¨ª es descarnado con los hechos, pero en mi opini¨®n no puede deducirse de ¨¦l la intenci¨®n de erotizar.
Ante este dilema, es la obligaci¨®n del periodista respetar el compromiso de contar la verdad. Cuando las v¨ªctimas est¨¢n pidiendo que se las crea, la respuesta del peri¨®dico no puede ser rebajar o silenciar lo que les sucede. El enfoque informativo es el mismo que cuando se muestra con im¨¢genes la violencia de las guerras, como prueba documental de los hechos. Ese papel lo cumple en la noticia citada la sentencia de un juicio celebrado con garant¨ªas. Lo grave es lo que sucede, no que se cuente.
Para contactar con la defensora puede escribir un correo electr¨®nico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duraci¨®n al n¨²mero +34 649 362 138 (este tel¨¦fono no atiende llamadas).
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