Escrito en la cara

Leo mi hor¨®scopo (Acuario) a primera hora de la ma?ana. Dice que me sentir¨¦ ofendido por una persona que est¨¢ pasando una mala racha emocional. Esa misma tarde, al cruzar un paso de cebra, un conductor me llama gilipollas porque voy muy despacio. A punto ya de responderle con un ¡°cabr¨®n¡±, me acuerdo del hor¨®scopo y le pregunto si est¨¢ pasando una mala racha emocional. Inquiere, asombrado, c¨®mo lo s¨¦ y le descubro mi fuente de informaci¨®n. Resulta que ¨¦l ha le¨ªdo tambi¨¦n su hor¨®scopo (Leo), donde se le anunciaba un encuentro inesperado con alguien dispuesto a entenderle. Total, que el hombre mete su coche en un aparcamiento cercano y nos vamos a tomar una copa.

Tras las presentaciones y mientras nos dirigimos al bar, pienso si a todos los Leo y a todos los Acuario de Espa?a les habr¨¢ ocurrido algo parecido. Ser¨ªa extraordinario, pero por qu¨¦ no. Ocupamos la mesa de una terraza al aire libre. ?l pide un gin-tonic y yo un t¨¦ verde. Me cuenta que se ha separado de su mujer y que est¨¢ sacando sus cosas de la vivienda que hasta ahora compart¨ªan. Le pido que me enumere ¡°sus cosas¡± y lo primero que nombra es una bicicleta est¨¢tica. ¡°Este hombre es tonto¡±, me digo, pero le sigo dando cuerda porque el hor¨®scopo no puede adivinarlo todo. Pago yo, porque ese es mi destino, pagar, y cuando me dispongo a largarme me pide que lo lleve a su casa, pues no quiere arriesgarse a conducir con un gin-tonic encima.

Su coche es el¨¦ctrico, car¨ªsimo, y funciona como una seda. Se ha ido a vivir a un apartamento c¨¦ntrico de una torre moderna. Se ve que es millonario. Una vez guardado el coche en el garaje, a punto despedirnos, me ofrece dinero para un taxi. Salgo a la calle anonadado y tropiezo con un tipo que grita si estoy borracho o qu¨¦. Instintivamente, me intereso por su salud emocional y me pregunta c¨®mo he adivinado su estado de ¨¢nimo. Le digo que lo lleva escrito en la cara y me largo antes de enredarme en otra historia.