Ant¨ªgona en la Casa Blanca
Joe Biden culmina su presidencia cumpliendo un deber paternal pero quebrando sus obligaciones presidenciales
Soplan aires de tragedia en el crep¨²sculo presidencial de Joe Biden. Como la hero¨ªna de S¨®focles, que rompi¨® la ley de la ciudad para cumplir con la obligaci¨®n de enterrar a su hermano, el presidente de Estados Unidos ha obedecido a la ley de la sangre en detrimento de la regla democr¨¢tica y quebrado adem¨¢s su promesa de renunciar al derecho de gracia para librar de la c¨¢rcel a su hijo Hunter. Es un...
Soplan aires de tragedia en el crep¨²sculo presidencial de Joe Biden. Como la hero¨ªna de S¨®focles, que rompi¨® la ley de la ciudad para cumplir con la obligaci¨®n de enterrar a su hermano, el presidente de Estados Unidos ha obedecido a la ley de la sangre en detrimento de la regla democr¨¢tica y quebrado adem¨¢s su promesa de renunciar al derecho de gracia para librar de la c¨¢rcel a su hijo Hunter. Es un regalo para el trumpismo, con el que los dem¨®cratas quedan inhabilitados para atacar a Donald Trump por su descarada elusi¨®n de la justicia, el perd¨®n de los c¨®mplices de sus fechor¨ªas en la pasada presidencia y la venganza que prepara contra quienes le han perseguido ante los tribunales y han pretendido destituirle.
Dif¨ªcil encontrar un caso tan flagrante de intromisi¨®n en la acci¨®n de la justicia como un perd¨®n presidencial sin justificaci¨®n legal ni control parlamentario y judicial. Aut¨¦ntica reminiscencia del derecho de gracia de los monarcas absolutos, no es extra?o que alguien tan habituado a interferir en la acci¨®n de los jueces como Trump lo ejerciera de forma vergonzosa cuando perdon¨® a final de su presidencia a Paul Manafort, Roger Stone y Steve Bannon, tres de sus colaboradores sospechosos de participar en la intromisi¨®n rusa en las elecciones de 2016, y sac¨® de la c¨¢rcel a su propio consuegro, Charles Kushner, adem¨¢s de premiarlo ahora con la embajada de Francia. Tampoco es extra?o que vaya a ejercerlo ahora de forma multitudinaria con los asaltantes del Capitolio.
Dos presidentes destacan por su uso decente de tal derecho: Jimmy Carter, que perdon¨® a los desertores de Vietnam, y Barack Obama, a centenares de condenados por delitos vinculados a las drogas. Gerald Ford absolvi¨® a Richard Nixon, culpable del Watergate. George H. W. Bush a los encartados en el caso Ir¨¢n-Contra, incluido un secretario de Estado. Bill Clinton a Marc Rich, un magnate donante de fondos. George W. Bush a Scooter Libby, jefe de gabinete del vicepresidente Cheney que filtr¨® la identidad de una agente de la CIA.
Quien crey¨® que Biden iba a ser menos se ha equivocado. Es ancha la amnist¨ªa para su hijo Hunter, puesto que incluye todos los delitos que pudiera haber cometido desde 2014. Y preventiva, a la vista de quienes estar¨¢n al frente del equipo de la venganza trumpista en el FBI, el departamento de Justicia y la direcci¨®n de las 18 agencias de la inteligencia nacional, la CIA entre ellas. Biden est¨¢ cubierto como Trump por la inmunidad presidencial reconocida por el Supremo, y sabe que el revanchismo se concentrar¨¢ sobre sus allegados familiares y pol¨ªticos. Con un perd¨®n tan amplio evita que su hijo siga siendo investigado. Es a la vez el presagio de un amplio perd¨®n para quienes se han destacado en la investigaci¨®n y persecuci¨®n parlamentaria y judicial de Trump.
Peor que perdonar a un hijo es perdonarse a s¨ª mismo, que es a lo que Trump estaba dispuesto solo llegar a la presidencia. No lo ha necesitado, puesto que no pesa sobre ¨¦l ninguna condena federal y est¨¢n paralizados los procesos de Georgia y Nueva York, aunque en este ¨²ltimo ha sido declarado culpable, de forma que ya es el primer expresidente delincuente y el primer delincuente que alcanza la presidencia. Da igual, porque la doctrina legal no permite que un presidente sea inculpado, juzgado, condenado y encarcelado mientras est¨¢ en ejercicio, ni siquiera en el per¨ªodo entre su elecci¨®n y su toma de posesi¨®n.
Seg¨²n el Departamento de Justicia, la c¨¢rcel y la defensa implican unas cargas que impiden ejercer las funciones presidenciales. Suponen adem¨¢s un ¡°estigma p¨²blico y un oprobio que tambi¨¦n obstaculizar¨ªan su liderazgo constitucional¡±, un argumento desbordado por la realidad en el caso de Trump, puesto que el estigma y el oprobio como presidente convicto persistir¨¢n en su imagen presidencial y lastrar¨¢n el liderazgo internacional de Estados Unidos.
La estrategia de Trump siempre ha sido la misma, sea en los negocios o en la pol¨ªtica. Un juez federal le calific¨® en una sentencia de 2023 como ¡°un litigante prol¨ªfico y sofisticado, que usa los tribunales para vengarse de los adversarios pol¨ªticos, (¡) una mente magistral en la estrategia de abusar del proceso judicial¡±. Se equivocaron quienes creyeron que pod¨ªan derrotarle en los tribunales. No funcion¨® la ¨²nica apuesta ¨²til, su derrota en las urnas, en la que no supieron vencerle las fuerzas democr¨¢ticas. El resultado es catastr¨®fico y de largo alcance para la justicia, la separaci¨®n de poderes y la autonom¨ªa de la polic¨ªa federal. Solo faltaba el gesto de piedad paternal de Biden, porque da la raz¨®n a alguien como Trump que desconoce los dilemas tr¨¢gicos. Ahora sabr¨¢n los estadounidenses qu¨¦ es el Estado profundo y qu¨¦ significan las interferencias pol¨ªticas en la acci¨®n de la polic¨ªa y de la justicia.