¡®The Apprentice. La historia de Trump¡¯: la forja de un tipo despreciable que ni siquiera es aut¨¦ntico en su ideario
La pel¨ªcula humaniza al expresidente. Pero nunca lo blanquea, y en una segunda parte demoledora lo pinta como un ser ruin e insensible
Hay tantas pel¨ªculas posibles en la pol¨¦mica figura y la inabarcable existencia de Donald Trump que The Apprentice. La historia de Trump, acercamiento del iran¨ª afincado en Dinamarca Ali Abbasi, solo es una de ellas. En modo alguno la definitiva, y quiz¨¢ una de las menos da?inas para el expresidente de Estados Unidos en un momento clave en su vida, otro m¨¢s, pues dentro de unas semanas aspira de nuevo al sill¨®n del despacho oval. Pero el trabajo de Abbasi, escrito por el especialista en audiovisual pol¨ªtico Gabriel Sherman, tiene suficientes atractivos pol¨ªticos, sociales y dram¨¢ticos como para no dejar escapar la oportunidad de vislumbrar la forja de un hombre despreciable en tantos aspectos que, sin embargo, diga lo que diga y pase lo que pase, no deja de arrastrar una legi¨®n de fan¨¢ticos capaces de hacer cualquier cosa por ¨¦l. Entre ellas, convertirlo por segunda vez en el mandatario del pa¨ªs m¨¢s influyente del mundo.
La pel¨ªcula est¨¢ claramente dividida en dos mitades casi exactas en cuesti¨®n de metraje, de ¨¦pocas en que se desarrolla (los a?os setenta de Richard Nixon; los a?os ochenta de Ronald Reagan), de estilo fotogr¨¢fico, y de puesta en escena (grano duro y colores rotundos para los setenta, rememorando aquel cine; apagados y horrendos a prop¨®sito, como de serie de televisi¨®n de la ¨¦poca, en los ochenta), y hasta de actitud del propio protagonista. The Apprentice est¨¢ asentada en la relaci¨®n laboral, pol¨ªtica, econ¨®mica y de amistad entre el entonces treinta?ero Trump y el poderoso abogado Roy Cohn, convertido no solo en el hombre que le llev¨® a sus primeros triunfos empresariales, sino en una especie de maestro de la depredaci¨®n. Es el ser del que chup¨® unas ideas, unas pr¨¢cticas y una ambici¨®n que, por lo que cuenta la pel¨ªcula, no estaban, por mucho que ¨¦l lo haya repetido como un mantra, en su propio ADN.
En una de las revelaciones m¨¢s atrayentes de la pel¨ªcula lo que queda, tras dos horas de vampirismo en torno al poder, es que ni la figura, ni la mentalidad, ni el ideario de Trump son aut¨¦nticos. Que no son m¨¢s que una vulgar copia de los del abogado de la mafia, Cohn. Que Trump en esa ¨¦poca estaba a medio camino entre el chico bueno y el fantoche con complejo de inferioridad respecto de su padre, y que al toparse con Cohn vio en este lo que le hubiera gustado llevar de serie en su propia sangre, copi¨¢ndolo hasta el desmayo. Y todo eso, dram¨¢ticamente, es muy interesante en un relato que trasciende aquellos a?os, e incluso aquel pa¨ªs, porque las grabaciones ilegales que acabaron con Nixon y permitieron hacerse ricos a Trump y Cohn tienen el mismo cariz que otras con las que desayunamos ahora cada d¨ªa en una realidad pol¨ªtica mucho m¨¢s cercana. La corrupci¨®n y el apego al poder son universales.
Cohn, interpretado por Jeremy Strong en una magn¨ªfica composici¨®n f¨ªsica, vocal y de mirada, fue el tipo que, en medio de la conmoci¨®n internacional, llev¨® a la silla el¨¦ctrica a los Rosenberg, el matrimonio acusado de espionaje para la Uni¨®n Sovi¨¦tica (aquella amarga historia contada en decenas de libros, pel¨ªculas y hasta canciones); el poderoso homosexual hom¨®fobo fallecido a causa del sida que inspir¨® al dramaturgo Tony Kushner su pieza teatral y posterior serie de televisi¨®n ?ngeles en Am¨¦rica. Y es Cohn el verdadero personaje apasionante de la pel¨ªcula, lo que tambi¨¦n dice mucho (y malo) de Trump, seg¨²n la teor¨ªa de Abbasi (director de las en¨¦rgicas Border y Holy Spider) y del guionista Sherman, que en 2019 ya dibuj¨® a otra figura tot¨¦mica del poder: Roger Ailes, fundador de Fox News, en la estupenda serie La voz m¨¢s alta, protagonizada por Russell Crowe.
Demasiado deudora de la serie Succession en la puesta en escena, con esos m¨¢s que discutibles minizooms hacia dentro y hacia fuera, que quieren dar ritmo y v¨¦rtigo, pero que solo enturbian los textos y despistan de los personajes, The Apprentice humaniza a Trump, y eso est¨¢ bien porque, no lo olvidemos, es un hombre y no un monstruo. Pero nunca lo blanquea, y en una segunda parte demoledora, lo pinta como un ser ruin e insensible. Como un violador que solo desea que se la chupen en el Air Force One.
The Apprentice. La historia de Trump
Dirección: Ali Abbasi.
Intérpretes: Sebastian Stan, Jeremy Strong, Maria Bakalova, Martin Donovan.
Género: político. Canadá, 2024.
Duración: 120 minutos.
Estreno: 11 de octubre.
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