La revancha de la verdad
Mientras la posmodernidad celebraba que no existieran los hechos, el populismo trumpista decidi¨® coger las herramientas que otros hab¨ªan dejado tiradas y se puso manos a la obra
La verdad es enemiga de la democracia. Puede parecer una provocaci¨®n, pero, hasta hace muy poco, esta irresponsable premisa era acogida por gran parte de nuestros intelectuales con alborozo y adem¨¢n vanguardista. Gianni Vattimo, padre de esa f¨®rmula elegante que dio en llamarse ¡°pensamiento d¨¦bil¡±, lleg¨® a escribir un peque?o ensayo en 2009 en el que exhib¨ªa esta emancipaci¨®n de la realidad como una heroica conquista. Adi¨®s a la verdad se llamaba. Para los herederos de Nietzsche y hasta para los liberales m¨¢s vehementes seguidores de Karl Popper, la verdad era un concepto sospechoso de ser conservador y casi absolutista. Una cosa viejuna de curas y metaf¨ªsicos ortodoxos. Es de justicia subrayar que Hannah Arendt nunca cay¨® en este error, y la fil¨®sofa supo advertir que impugnar la distinci¨®n entre verdad y mentira es lo primero que hacen todos los totalitarismos.
El tiempo nos ha cambiado tanto que, en nuestros d¨ªas, estamos viendo incluso a foucaultianos de comuni¨®n diaria pedir m¨¢s funcionarios para medicalizar de forma estatal la salud mental. Las vueltas que da todo. Con la idea de verdad tambi¨¦n estamos constatando la necesidad de regresar a un realismo m¨ªnimo que nos permita distinguir entre la verdad y la mentira. Hubo un momento en el que todo se nos llen¨® de relatos y de narrativas, y dado que hasta el lenguaje era fascista, como dijera Barthes, lo imperativo era zambullirse en el l¨²dico pi¨¦lago de las interpretaciones. Un acuerdo m¨ªnimo sobre qu¨¦ pudiera ser la realidad, el bien o la justicia no solo no era deseable, sino que casi estar¨ªa proscrito. La verdad era una cosa arcaizante, y aqu¨ª todos ten¨ªamos sed de futuro y de progreso.
Afortunadamente, la realidad se venga en ocasiones de forma ir¨®nica y, mientras cierta posmodernidad segu¨ªa celebrando que no existieran los hechos (?todo son interpretaciones!), el populismo trumpista decidi¨® coger las herramientas que otros hab¨ªan dejado tiradas por el suelo y se puso manos a la obra. Fue entonces cuando Kellyanne Conway, asesora del extravagante presidente, acu?¨® la expresi¨®n ¡°hechos alternativos¡± y todo salt¨® por los aires. El adversario nos ajustici¨® con nuestro propio rifle. Solo cuando constatamos que son los otros los que quieren destruir el pacto entre las palabras y las cosas cobramos conciencia del incalculable riesgo que entra?aba desprestigiar algunos conceptos cl¨¢sicos. Pero m¨¢s vale tarde que nunca. Ha sido necesario que lo llenemos todo de mentiras para volver a darnos cuenta de lo necesaria que era la verdad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.