Volver a casa por Navidad
Los lectores escriben sobre las apelaciones al hogar en estas fiestas, la importancia de una oposici¨®n constructiva, el lenguaje de Isabel D¨ªaz Ayuso y las comparaciones superlativas
Cuando casi todo nos llegaba por la televisi¨®n, nos cans¨¢bamos de ver a todos esos personajes que solos, en pareja, y a veces con hijos, hac¨ªan la maleta, apagaban las luces, cerraban la puerta del lugar en el que viv¨ªan y se iban por Navidad a una casa calentita, con ¨¢rbol y bel¨¦n donde sus padres los recib¨ªan con enormes abrazos y una mesa con bandejas de turr¨®n. La idea de que donde vives y trabajas todo el a?o no es tu casa, sino que es donde viven tus padres es algo muy arraigado en el Mediterr¨¢neo, pero dif¨ªcil de entender para otras culturas. Dej¨¦ de vivir con mis padres con 17 a?os, los veo cada a?o y estoy en contacto con ellos casi a diario, pero mi casa es donde vivo con mi marido y mis hijos. Me niego a pensar que donde paso mi vida es un lugar temporal en el que solo estoy para ganarme la vida y que hay otro lugar al que volver donde est¨¢n los recuerdos y los abrazos. Me parece importante convertir el lugar donde uno pasa su vida en su hogar y que esa sea la casa a la que cada d¨ªa uno quiera regresar.
Juana Fern¨¢ndez. Nueva York
La esencia de la democracia
La democracia se diferencia de las dictaduras, entre otras cosas, en que unos gobiernan y otros hacen de oposici¨®n. Dos operaciones tan dif¨ªciles y tan dignas la una como la otra. Si dif¨ªcil es gobernar, no lo es menos la acci¨®n de oposici¨®n. Conocer los problemas del pa¨ªs y tener visi¨®n pol¨ªtica es obligaci¨®n tanto del Gobierno como de la oposici¨®n. Esta no consiste en oponerse a todo lo que hace el Ejecutivo, ni mucho menos estar dando pruebas constantemente de deslegitimaci¨®n. En democracia, todo Gobierno es leg¨ªtimo, y empe?arse en deslegitimarlo es una aberraci¨®n. La oposici¨®n tiene que criticar lo que considera que no es acertado, y proponer soluciones para que mejore.
Julio Garc¨ªa-Casarrubios. Valdepe?as (Ciudad Real)
Ayuso, Franco y S¨¢nchez
Con lenguaje, una vez m¨¢s, falt¨®n y pendenciero, Isabel D¨ªaz Ayuso dijo hace unos d¨ªas en la Asamblea de Madrid: ¡°Sin Franco, Pedro S¨¢nchez no es nada ni nadie¡±. Lo m¨¢s probable es que con Franco, tanto Pedro S¨¢nchez como tantos otros dem¨®cratas espa?oles estar¨ªan en la c¨¢rcel cumpliendo pena simplemente por pensar en alto sobre los horrores del franquismo, motivo suficiente durante aquellos a?os de claustrofobia social y opresi¨®n para ser acusado de pertenecer, c¨®mo no, al consabido ¡°contubernio judeo-mas¨®nico¡±. A D¨ªaz Ayuso yo le sugerir¨ªa que cosas como esas las dijera mir¨¢ndose al espejo.
Enrique Chicote Serna. Arganda del Rey (Madrid)
Dos verdades
Era el mejor de los tiempos o el peor, la era de la informaci¨®n y la de la desinformaci¨®n, la ¨¦poca de la ciencia y de la incredulidad. Los a?os de la mejor empleabilidad y de la mayor precariedad. Ten¨ªamos la econom¨ªa m¨¢s avanzada y la mayor p¨¦rdida del poder adquisitivo, todo lo pose¨ªamos, pero no ten¨ªamos nada. El derecho a la vivienda, para los fondos de inversi¨®n. ?poca del feminismo y de la violencia machista. De la democracia y la nostalgia. Nuestras m¨¢s notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, solo es aceptable la comparaci¨®n en grado superlativo.
Sof¨ªa Illana L¨®pez. Alcal¨¢ de Henares (Madrid)