Deslegitimados
Poner en duda la legitimidad de un Gobierno democr¨¢tico o el resultado de las urnas al conformar un Parlamento implica negarle a la Espa?a real el derecho a tomar decisiones
Hablar de literatura, incluso cuando discutes sobre un adjetivo o un tono, supone siempre hablar de pol¨ªtica. La implicaci¨®n sobrepasa los l¨ªmites del apoyo a un emperador, un conde-duque o un presidente. Lo que hay en juego es la toma de decisiones sobre los derechos, los deberes, el futuro y las formas de vida de la gente. Desde Dante hasta Ajm¨¢tova, pasando por unos y otras, la mirada del escritor ha sido pol¨ªtica, incluso cuando defendi¨® la pureza. Juan Ram¨®n Jim¨¦nez se hizo poeta puro para distanciarse de la farsa pol¨ªtica decimon¨®nica. La Espa?a oficial de los liberales y los conservadores se hab¨ªa separado de la Espa?a real. Recuerdo ahora la situaci¨®n que dio paso a la famosa crisis del modernismo y el 98, porque algunas de las opiniones lanzadas contra la legitimidad del Gobierno y la composici¨®n del Parlamento me recuerdan los antiguos esfuerzos por separar la oficialidad de la sociedad viva. Deslegitiman la pol¨ªtica real los que quieren convertir la pol¨ªtica oficial en una democracia hueca.
Como me ha o¨ªdo muchas veces recordar la advertencia de Antonio Machado contra los que intentan despreciar la actividad pol¨ªtica (quieren hacer la pol¨ªtica sin nosotros), la poeta ?ngels Gregori celebra conmigo el centenario de Joan Fuster record¨¢ndome esta frase: ¡°Tota pol¨ªtica que no fem nosaltres, ser¨¢ feta contra nosaltres¡±. Me parece triste, intencionado y peligroso el descr¨¦dito de la pol¨ªtica que reflejan las encuestas, seguido muy de cerca por el descr¨¦dito del periodismo. Difundir que toda informaci¨®n es sospechosa o que todos los pol¨ªticos son corruptos y mentirosos supone provocar el vac¨ªo para que domine la ley del m¨¢s fuerte.
Poner en duda la legitimidad de un Gobierno democr¨¢tico o el resultado de las urnas a la hora de conformar un Parlamento implica negarle a la Espa?a real el derecho a tomar decisiones sobre los salarios, el precio del gas, el aborto o las normas de convivencia.
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