El morbo g¨¢lico antes de Col¨®n
El debate sobre el origen de la s¨ªfilis lleva siglos lastrado por prejuicios religiosos y racistas
Un c¨ªnico resumir¨ªa as¨ª el descubrimiento de Am¨¦rica: Col¨®n llev¨® a Am¨¦rica la viruela y se trajo de vuelta la s¨ªfilis. Un microbi¨®logo dir¨ªa lo mismo. La s¨ªfilis hizo estragos en Europa a partir de 1494, cuando el rey Carlos VIII de Francia, hijo de Luis XI y Carlota de Saboya y apodado El Cabezudo por alguna raz¨®n, invadi¨® Italia con un ej¨¦rcito de mercenarios oriundos de toda Europa y mont¨® un pollo bacteriano del que todav¨ªa no nos hemos recuperado. Los italianos empezaron a conocer la s¨ªfilis como morbo franc¨¦s, y los franceses la llamaron morbo italiano. Es lo esperable de la miop¨ªa provinciana de esta vieja Europa que cada vez parece m¨¢s lejos de superarla.
Pero aquello no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar, porque luego los rusos la llamaron enfermedad polaca, los polacos dijeron que era una dolencia alemana, los holandeses que espa?ola, los turcos que cristiana y los japoneses, adelant¨¢ndose varios siglos a Donald Trump, se la endosaron a los chinos. Nadie quer¨ªa saber nada de la infecci¨®n, que lo ¨²nico que intentaba, la pobre, era mantenerse en un ambiente h¨²medo.
?H¨²medo? Oh s¨ª, todo eso puede tener que ver con que la s¨ªfilis es la enfermedad de trasmisi¨®n sexual por excelencia. Si el nombre de la bacteria que la causa (Treponema pallidum) te parece intenso, espera a o¨ªr el del m¨¦dico que la describi¨®: Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim. Por fortuna, ¨¦l mismo se puso el mote de Paracelso. Para ser una bacteria, treponema tiene una longitud considerable. Imagina un mil¨ªmetro en una regla y div¨ªdelo mentalmente por 100: eso son 10 micras, y es lo que mide de largo este bicho. Si lo piensas da hasta asco, pero el sexo es una fuerza m¨¢s poderosa que la repugnancia, ?no es cierto?
Pese a que no se conoce la menor referencia a la s¨ªfilis en los textos europeos hasta 1493, justo un a?o despu¨¦s de que Col¨®n regresara al viejo mundo con sus carabelas y sus microbios, siempre ha habido estudiosos que cuestionan que la bacteria llegara de Am¨¦rica con el genov¨¦s. Y los sigue habiendo. En Europa, el an¨¢lisis gen¨¦tico de nueve esqueletos de la ¨¦poca de Col¨®n indic¨® en 2020 que las treponemas circulaban por el viejo continente antes de los viajes del marino. Aunque muy poco antes, lo bastante poco como para que la dataci¨®n sea cuestionable.
Lo que faltaba hasta ahora era hacer esos mismos an¨¢lisis de ADN al otro lado del Atl¨¢ntico, y eso es justo lo que acabamos de conocer. Los paleoantrop¨®logos han examinado ahora los genomas de cinco esqueletos humanos precolombinos de M¨¦xico, Per¨², Chile y Argentina. Los huesos tienen signos obvios de s¨ªfilis avanzada, y el ADN ha confirmado la presencia de Treponema pallidum en ellos. Los cient¨ªficos no est¨¢n seguros de que la enfermedad fuera de trasmisi¨®n sexual en aquella ¨¦poca, porque dos de los esqueletos son de ni?os. Pero ya ser¨ªa mucha casualidad que la bacteria hubiera mutado para hacerse trasmisible por sexo justo en coincidencia con el regreso de las carabelas a Europa. Por todo lo que acabamos de saber, el relato del c¨ªnico que abre este art¨ªculo parece ser el correcto.
El debate sobre el origen de la s¨ªfilis lleva cinco siglos lastrado por un c¨®ctel espeso de prejuicios religiosos, racistas y catetos. Los pomposos sosten¨ªan que una enfermedad tan descarada ¡ªse nota en la cara del enfermo¡ª y con un modo de trasmisi¨®n tan delator solo pod¨ªa venir de una tierra de salvajes atrasados y lascivos. Y los dem¨¢s sosten¨ªan lo contrario porque detestaban a los pomposos. Yo tambi¨¦n los detesto, pero me f¨ªo m¨¢s del ADN. Y no he visto nada m¨¢s salvaje, atrasado y lascivo que un europeo cabreado.
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