Milei y Boric, cuesti¨®n de estilo

Fue un choque entre los Gobiernos de dos pa¨ªses vecinos, pero detr¨¢s hay una reflexi¨®n m¨¢s amplia que ilustra formas antag¨®nicas de entender la pol¨ªtica, las relaciones diplom¨¢ticas e incluso la educaci¨®n. Estilos radicalmente opuestos en el terreno abonado por el fil¨®sofo italiano Antonio Gramsci y que un siglo despu¨¦s sigue vertebrando teor¨ªas sobre las guerras culturales en las disputas electorales. Hoy es el campo de batalla favorito de la ultraderecha a ambos lados del charco. El ministro de Econom¨ªa de Argentina, Luis Caputo, sac¨® a la palestra la noci¨®n la semana pasada para atacar al presidente de Chile, Gabriel Boric. En el cruce de acusaciones y r¨¦plicas recogidas en las redes, entraron otros dirigentes pol¨ªticos, articulistas, el propio Javier Milei y tambi¨¦n el mandatario colombiano, Gustavo Petro.

Todo empez¨® porque Caputo reproch¨® en una entrevista a la extrema derecha chilena el haber descuidado la pelea ideol¨®gica, en contra de lo que hace el mandatario argentino. ¡°Lo hace todo en pos de esta batalla cultural, que es hacerle entender a la gente que abran los ojos, que no los enga?en m¨¢s¡±, dijo sobre la estrategia de Milei. El prop¨®sito de esa afirmaci¨®n era criticar la supuesta decadencia al otro lado de la cordillera andina. ¡°Gobierna pr¨¢cticamente un comunista que los est¨¢ por hundir¡±, continu¨®. El Ejecutivo del izquierdista Boric envi¨® una nota de protesta diplom¨¢tica, pero tambi¨¦n lanz¨® un dardo pol¨ªtico a la Casa Rosada a trav¨¦s de la titular de Interior y Seguridad P¨²blica, Carolina Toh¨¢. ¡°Me parece que [Luis Caputo] se est¨¢ inspirando en el estilo del Gobierno venezolano¡±, zanj¨®.

Pese a situarse en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas, Milei y Nicol¨¢s Maduro tienen a menudo un talante parecido, al menos en el plano ret¨®rico. Ambos se han referido con exabruptos al joven mandatario chileno, que ha criticado sin matices las violaciones de los derechos humanos y la persecuci¨®n emprendida por el chavismo contra la oposici¨®n. A la pol¨¦mica se sum¨® Agust¨ªn Laje, uno de los te¨®ricos m¨¢s destacados de la ultraderecha argentina. En X, se emple¨® en avalar la tesis de Caputo, esto es, la cercan¨ªa de Boric con el Partido Comunista. Fue a pescar en el pasado, rescatando dos im¨¢genes: la de la fundaci¨®n del movimiento Izquierda Aut¨®noma y la de la entrega de una camiseta con el rostro de Jaime Guzm¨¢n, v¨ªctima del terrorismo de un grupo guerrillero de inspiraci¨®n marxista-leninista, que hac¨ªa referencia al crimen. El presidente chileno ya reconoci¨® hace cinco a?os que fue un error recibir esa prenda. ¡°La vi y no me di cuenta en ese momento de la gravedad, la deb¨ª haber rechazado¡±.

Laje, en todo caso, le acusa de avalar la violencia y el propio Milei dio por bueno el argumento de que Boric ¡°ha reivindicado la violencia pol¨ªtica en su pa¨ªs y hasta ha celebrado los asesinatos pol¨ªticos perpetrados por agrupaciones terroristas¡±. ¡°Poniendo zurdos en su lugar¡±, lanz¨®, en may¨²sculas, el economista de ultraderecha. El mandatario chileno les contest¨® con serenidad. ¡°Le quiero decir al se?or presidente Javier Milei que yo soy presidente de Chile y Argentina para m¨ª y para todos nuestros compatriotas es un pa¨ªs hermano, que la cordillera va a seguir all¨ª cuando usted y yo nos vayamos y que hay que tener un poco m¨¢s de humildad porque nosotros los presidentes pasamos, pero las instituciones quedan. Yo no me voy a referir con insultos al presidente de Argentina como ¨¦l est¨¢ acostumbrado a hacerlo¡­. En Chile hemos optado por fortalecer la salud p¨²blica, la educaci¨®n p¨²blica, la cultura y la ciencia¡±, enfatiz¨®.

El encargado de desnudar al gobernante libertario fue el presidente colombiano. Petro public¨® una captura de la reuni¨®n bilateral entre el argentino y Xi Jinping durante el G-20 de R¨ªo de Janeiro. ¡°Aqu¨ª la foto¡±, escribi¨® el propio Milei. Porque, por mucha batalla cultural, el dinero est¨¢ por encima de la ideolog¨ªa y, tras m¨²ltiples ataques, Milei reconoci¨® que China ¡°es un socio muy interesante¡±.