Nochevieja adelantada
Lo que se hace en mi pueblo es resistir. No nos queremos tanto como para celebrar el fin de a?o real, pero s¨ª lo suficiente como para hacer el idiota juntos regularmente
?Hola! Os escribo desde el futuro para deciros que no os preocup¨¦is, que no se est¨¢ tan mal aqu¨ª. De hecho, 2025 se parece bastante a 2024. Lo afirmo con la autoridad moral de quien lleva ya varias semanas en el nuevo a?o. En mi peque?o pueblo soriano celebramos la Nochevieja a principios de diciembre, el s¨¢bado del puente de la Constituci¨®n. No nos falta de nada: tenemos uvas, champ¨¢n, villancicos, zurracapote y un fr¨ªo que te aclara los pensamientos para el resto del a?o sin necesidad de buenos prop¨®sitos. A la ca¨ªda del sol, un pasacalles saca a cada vecino del confort de su chimenea, conformando un magn¨ªfico rito colectivo asentado en el malestar compartido. Va r¨¢pido: el pueblo solo tiene ocho habitantes en invierno y el resto oscilamos entre lo que los expertos en demograf¨ªa llaman poblaci¨®n flotante y Santiago Lorenzo, mochufos.
Tras el paseo calentamos la cena y a las diez nos metemos con nuestros gorritos de Pap¨¢ Noel en el club de la plaza a devorar ensaladilla, embutidos, langostinos, asado o lo que sea que cada familia despliegue a lo largo de la gran mesa com¨²n. Nunca cabemos, pero al final siempre entramos. En los ¨²ltimos a?os tambi¨¦n se unen los hu¨¦spedes de las casas rurales de la zona. Son m¨¢s que bienvenidos, a pesar de que el a?o pasado tuvieron la poca delicadeza de ganar el bingo con el que esperamos a la medianoche. Este a?o, por fortuna, no se lo han llevado, aunque albergamos serias dudas sobre la inocencia de los adolescentes encargados del sorteo, que lo grabaron para TikTok. Est¨¢ muy bien ese bingo de juguete, a¨²n tiene todas las bolas.
A las doce, m¨¢s o menos, nos comemos las uvas con las primeras campanadas grabadas que encontramos en internet. Tomamos algo, ponemos m¨²sica y cada uno aguanta hasta cuando le apetece. A m¨ª solo me gusta salir en el pueblo, porque entre el momento en el que anuncias que te vas de la fiesta y el momento en el que apareces en tu cama pasan 45 segundos. Puro entrelazamiento cu¨¢ntico. El a?o que viene me he propuesto romper las leyes de la f¨ªsica y llegar a casa antes de irme.
La Nochevieja adelantada se la invent¨® hace 10 a?os la asociaci¨®n del pueblo ¡ªen realidad una pedan¨ªa con poca autonom¨ªa de otro municipio m¨¢s poblado¡ª. Lo hicieron un poco en broma, un poco en serio para llamar la atenci¨®n de la prensa. Funciona. Todos los a?os conseguimos alg¨²n titular, somos el pueblo que celebra la Nochevieja adelantada para luchar contra la despoblaci¨®n que dej¨® vac¨ªas sus calles hace d¨¦cadas. ?Ser¨¢ as¨ª como nacen las tradiciones? En una tierra donde se conservan bell¨ªsimos ritos celt¨ªberos como las M¨®ndidas, donde las muchachas se adornan con flores como v¨ªrgenes paganas para celebrar la primavera, ?tendr¨¢ nuestra Nochevieja adelantada con espumillones del Shein el s¨ªndrome de la impostora?
M¨¢s que protestar, lo que se hace en esa zona es, de siempre, resistir. No nos queremos tanto como para celebrar la Nochevieja real los unos con los otros con temperaturas bajo cero, pero s¨ª lo suficiente como para hacer el idiota juntos regularmente. Este 2025, cuando abrimos las ventanas la ma?ana siguiente a la celebraci¨®n, nos encontramos con la sorpresa de un sol brillante sobre la primera nevada del a?o. Antes de coger el coche para volver a Madrid, no fu¨¦ramos a quedarnos incomunicados, lo interpret¨¦ como un s¨ªmbolo de que hac¨ªamos lo correcto y de que, en realidad, cualquier d¨ªa en cualquier sitio existe la posibilidad de estrenar un mundo nuevo.
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