Los ¡®mochufas¡¯ de Santiago Lorenzo se asoman al teatro
David Serrano dirige la versi¨®n de la exitosa novela ¡®Los asquerosos¡¯, sobre la felicidad de la vida rural
¡°Es una paradoja, una gran paradoja, que un libro que no tiene decibelio ninguno, que naci¨® en pleno silencio, empiece a sonar de repente por las paredes de los teatros de Espa?a¡±, asegura el escritor Santiago Lorenzo, ante el estreno en Madrid de Los asquerosos, uno de los fen¨®menos literarios de los ¨²ltimos a?os, 150.000 ejemplares vendidos hasta la fecha y traducida en una decena de idiomas. ¡°Tengo la sensaci¨®n de un agradable miedo. Por supuesto que ir¨¦ a verla porque estoy seguro de que est¨¢ fenomenal¡±, a?ade el autor desde su refugio en una peque?a aldea de Segovia. David Serrano dirige la versi¨®n de Los asquerosos, realizada por Jordi Galcer¨¢n y Jaume Buix¨®, con Secun de la Rosa y Miguel Rell¨¢n como protagonistas. El Teatro Espa?ol de Madrid acoge esta representaci¨®n desde el 17 de diciembre hasta el 24 de enero.
Los mochufas, esos seres ¡°estomagantes y esofagantes¡±, ¡°ese compendio de imbeciladitas diacr¨®nicas, ridicultura en inflaci¨®n y memeces seculares¡±, en palabras de Lorenzo, se asoman al teatro junto a Manuel y su t¨ªo, los dos personajes de esta hilarante y pol¨ªtica historia sobre la b¨²squeda de la libertad y la felicidad en la Espa?a vaciada. Los asquerosos comienza con la huida de Manuel cuando acuchilla a un polic¨ªa antidisturbios en Madrid. Con la ayuda de su t¨ªo, busca refugio en un pueblo abandonado y perdido, al que le ponen de nombre Zarzahuriel. Es all¨ª, en el silencio y la soledad, la precariedad y la austeridad, con un ¨²nico contacto semanal telef¨®nico con su t¨ªo, donde comienza Manuel a tocar la felicidad. Se da cuenta de que cuanto menos tiene, menos necesita. La llegada de una familia urbanita, los mochufas, como ¨¦l les llama, viene a desbaratar y trastocar su paradis¨ªaca vida.
¡°El lenguaje de Santiago Lorenzo es ¨²nico e irrepetible, endiablado. Su obra est¨¢ llena de hallazgos ling¨¹¨ªsticos y llevarlos a un texto teatral parec¨ªa una misi¨®n imposible¡±, dice David Serrano, que con Los asquerosos se estrena como director con un proyecto de encargo. No lo dud¨® ni un momento. ¡°Este texto tiene un indudable valor teatral. Me enfrenta a una obra muy distinta de las que he dirigido hasta la fecha. Despu¨¦s de funciones m¨¢s realistas, esta funci¨®n me ha permitido mucho juego y mucho invento, con una escenograf¨ªa que requiere algo muy especial¡±, a?ade el director, que califica de incre¨ªble que esta novela, ¡°nada sencilla¡±, haya tenido ese enorme ¨¦xito. ¡°Me interesa ese retrato de los perdedores, de esos seres tan queribles y solitarios que encuentran su sitio en la humanidad y la ternura. Hemos sido absolutamente respetuosos y fieles con el texto. Es un lenguaje divertido y refrescante que me recuerda mucho a Jardiel Poncela y a Rafael Azcona. La literatura de Lorenzo tiene algo de antiguo, en el mejor sentido en la palabra. Una literatura nada pegada a la moda o la actualidad¡±, dice David Serrano, quien se ha empe?ado en bucear, m¨¢s all¨¢ de Los asquerosos, en todo el universo de Santiago Lorenzo (Portugalete, Vizcaya, 56 a?os), desde sus novelas, cortometrajes y pel¨ªculas hasta sus aficiones de manualidades y maquetista.
¡°?Mi universo?, r¨ªe por tel¨¦fono Lorenzo. ¡°No s¨¦ si llego ni a asteroide¡±, exclama el escritor, que vendi¨® los derechos de su novela, como antes lo hizo con Los huerfanitos, pero que asegura que no ha tenido ning¨²n contacto con la obra o los ensayos, que apenas se ha le¨ªdo la adaptaci¨®n. ¡°Yo dej¨¦ el cine porque estaba hasta los huevos de que me dijeran lo que ten¨ªa que hacer como para poner yo ahora condiciones a nadie. Me parec¨ªa absurdo. No me muevo de mi pueblo. Ellos tienen que hacer lo que quieran, es mi novela pero es su obra de teatro¡±, a?ade el autor que estudi¨® direcci¨®n de escena en la Resad (Real Escuela Superior de Arte Dram¨¢tico) antes de meterse en el mundo del cine y luego en la literatura.
Para Secun de la Rosa (en el personaje de Manuel) y Miguel Rell¨¢n (el t¨ªo), la memorizaci¨®n del lenguaje utilizado por Santiago Lorenzo ha sido, confiesan, una locura, a lo que se a?ade que todas las conversaciones telef¨®nicas, sin tel¨¦fono, que jalonan la relaci¨®n entre los dos, se llevan a cabo sin mirarse a los ojos. ¡°Si quer¨ªamos ser rigurosos lo ten¨ªamos que hacer as¨ª¡±, dice el director, que reconoce tambi¨¦n que hab¨ªa cierto temor en el equipo por si las endiabladas y complejas palabras iban a ser aceptadas por el espectador. La agradable sorpresa es que en las funciones donde ya se ha representado la obra, Las Palmas o Bilbao, el p¨²blico lo agradece especialmente. Algo que hace feliz a Santiago Lorenzo. ¡°La gente no es gilipollas. Demuestra que lectores y p¨²blico no son unos borregos¡±.
Babelia
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