La esperanza no nos salvar¨¢
Necesitamos volver a conectar con la vida para afrontar un 2025 que puede ser peor
En casi todas las intervenciones p¨²blicas oigo peticiones de esperanza. Y el fen¨®meno parece crecer con cada a?o que pasa. Hay que dejar un mensaje de esperanza, me dicen. ?C¨®mo puedo tener esperanza?, me preguntan. Lo importante es no perder la esperanza, me aseguran. La esperanza, en la aceleraci¨®n del colapso del clima y ...
En casi todas las intervenciones p¨²blicas oigo peticiones de esperanza. Y el fen¨®meno parece crecer con cada a?o que pasa. Hay que dejar un mensaje de esperanza, me dicen. ?C¨®mo puedo tener esperanza?, me preguntan. Lo importante es no perder la esperanza, me aseguran. La esperanza, en la aceleraci¨®n del colapso del clima y de la biodiversidad, se est¨¢ convirtiendo en lo que era la felicidad hace a?os: un objeto de consumo, una mercanc¨ªa m¨¢s.
Hemos entrado en una fase en la que cada a?o es el m¨¢s caluroso de la historia, tiene la peor sequ¨ªa y tambi¨¦n la mayor inundaci¨®n ya registrada, el mayor n¨²mero de fen¨®menos clim¨¢ticos extremos. Hace m¨¢s de un a?o que la temperatura media del planeta ha aumentado 1,5 grados cent¨ªgrados en comparaci¨®n con los niveles preindustriales y, en lugar de avanzar en las acciones y negociaciones por el clima y la biodiversidad, vemos que las grandes corporaciones aumentan la producci¨®n de combustibles f¨®siles y disminuyen los proyectos de reducci¨®n de da?os. Algunas porque temen obtener menos beneficios en un contexto pol¨ªtico en el que la extrema derecha se afana en convertir en parias a las personas y empresas con conciencia clim¨¢tica.
Para colmo, Donald Trump asumir¨¢ el poder en Estados Unidos (todav¨ªa) cogido de la mano de Elon Musk para hacer un gobierno abiertamente para los superricos, Vladimir Putin est¨¢ expandiendo su guerra en Ucrania y la poblaci¨®n mundial ha normalizado la masacre de ni?os y adultos palestinos por parte de Israel, como si fuera posible normalizar gente muriendo diariamente, carne quemada, tiroteada, explosionada ante nuestra inacci¨®n.
Hay que decirlo: todo apunta a que 2025 ser¨¢ peor. Y el tema de la esperanza es irrelevante.
No tengo nada en contra de la esperanza, que quede claro. Creo incluso que es bonita. Pero en este contexto no podemos permitirnos el lujo de depender de la esperanza para luchar por la vida, como si fu¨¦ramos adultos infantilizados: si me das esperanza, me mover¨¦ contra quienes est¨¢n acabando con nuestra existencia en la casa-planeta; si no lo haces, me sentar¨¦ a esperar que un milagro nos salve de la pr¨®xima inundaci¨®n.
Tanto hablar de la inteligencia artificial, pero nosotros parecemos, cada vez m¨¢s, humanos deshabitados. Como dijo la consultora Ana Biglione en su mensaje de A?o Nuevo: ¡°el a?o que llega no se abre autom¨¢ticamente con felicidad y, menos a¨²n, con nuevos comienzos; la mayor¨ªa seguimos firmes y enfermos, comi¨¦ndonos el mundo en una cadena de comida r¨¢pida cualquiera¡±.
Viviendo en la selva amaz¨®nica, presencio d¨ªa tras d¨ªa que todo lo que est¨¢ vivo lucha por vivir, que la vida es una fuerza que genera la propia vida. Me imagino a las cr¨ªas de tortuga, que rompen el cascar¨®n a m¨¢s de medio metro bajo de la arena, que tienen que cavar con sus patitas para llegar a la superficie y lanzarse despu¨¦s a un r¨ªo poblado de feroces peligros, exigiendo esperanza para empezar a moverse bajo la arena. Al separarnos de la naturaleza, que convertimos en mercanc¨ªa, perdemos la mayor potencia, que es la de la vida misma. Es esa la que impulsa la alegr¨ªa y la imaginaci¨®n, la presencia y la atenci¨®n.
Mi deseo para el 2025 es que esta masa de humanos automatizados, enfermos y deshabitados vuelva a entenderse como naturaleza, se rebele y quiera vivir. Y que entonces luche colectivamente, porque la vida es juntos. Aunque est¨¦ parcialmente aniquilada, silenciada, domesticada, conformada, la potencia puede desatarse desde nuestro interior. Quien est¨¢ vivo quiere vivir. Y eso es todo lo que tenemos que querer.