Nuevos libelos de sangre tuiteros
Los cuentos asustaviejas que diseminan los jefecillos ultras y sus voceros son calcados a los de las leyendas medievales
Si visita La Seo de Zaragoza ¡ªy no deber¨ªa dejar de hacerlo: es una maravilla del g¨®tico mud¨¦jar¡ª, det¨¦ngase un instante en una capilla de la nave norte, tras el coro. Ver¨¢ un altar churrigueresco en honor a Santo Dominguito del Val, ni?o m¨¢rtir y patr¨®n de monaguillos. Ante usted se alza uno de los ¨²ltimos libelos de sangre medievales que persisten en Europa. La capilla es un monumento al antisemitismo y al odio racial cuyo culto averg¨¹enza a no pocos cat¨®licos, hasta el punto de que fue suprimido en 1969 por el concilio de Vaticano II, aunque los creyentes m¨¢s pertinaces han hecho o¨ªdos sordos, y otros muchos lo toleran por motivos tradicionales.
La leyenda ¡ªfalsa en toda su falsedad, como han demostrado muchos historiadores¡ª cuenta que Dominguito era el hijo de una familia bien de Zaragoza que, en 1250, fue secuestrado por un jud¨ªo, quien, en compa?¨ªa de otros, lo tortur¨®, lo mat¨® y lo desmembr¨®. El ni?o devino santo y justific¨® la ira cristiana contra las juder¨ªas, hasta la expulsi¨®n de 1492. Historias como esta abundan por Espa?a (hay al menos otros dos ni?os santos id¨¦nticos, en Toledo y en Sep¨²lveda) y alimentaron los Protocolos de los Sabios de Si¨®n, el alegato conspiranoico que sustent¨® la violencia antisemita en Europa hasta Auschwitz. Muchos de estos libelos de sangre est¨¢n escondidos en el arte sacro y en tradiciones inofensivas que ali?an el folclore peninsular, pero pocos recordatorios son tan s¨®lidos como el culto a Santo Dominguito.
Acudo de vez en cuando a la capilla, no para rezarle ni pedirle milagros, sino para recordar que las brasas de ciertos fuegos nunca se apagaron en Europa. Lo que hace Elon Musk ¡ªecharle las miasmas de X al Gobierno del Reino Unido a cuenta de un esc¨¢ndalo de violencia sexual e inoperancia burocr¨¢tica entre 2010 y 2014¡ª no se distingue en nada de los libelos de sangre medievales que inflamaban los pogromos contra los otros. Los cuentos asustaviejas que diseminan los jefecillos ultras y sus voceros son calcados a los de aquellas leyendas medievales. Como estas, los nuevos libelos tienen una base de verdad: por supuesto, hay violaciones y abusos, como en el siglo XIII hab¨ªa ni?os secuestrados y asesinados. No hay ¨¦poca ni pa¨ªs libres de criminales. Pero hacer del crimen y de la torpeza del Estado al perseguirlo y castigarlo el combustible que prende la tea justiciera arroja al mundo a un pozo mucho m¨¢s hondo y oscuro que la m¨¢s negra cr¨®nica de sucesos. No hay santos suficientes en el santoral para protegernos del horror que pueden traer los libelos de Musk.
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