Limitar el anonimato en las redes para recuperar la civilidad
Urge reducir el poder de Zuckerberg, Musk y otros como ellos porque han creado un Estado ajeno a los Estados
El anuncio de Mark Zuckerberg de suprimir los verificadores en Meta (Facebook, Instagram) es una declaraci¨®n de guerra a la civilidad; no tanto por su efecto real ¡ªlas falsedades ya circulaban a su antojo¡ª como por la nueva demostraci¨®n de que tanto ¨¦l como el genialoide due?o de Twitter/X, Elon Musk, han creado con sus...
El anuncio de Mark Zuckerberg de suprimir los verificadores en Meta (Facebook, Instagram) es una declaraci¨®n de guerra a la civilidad; no tanto por su efecto real ¡ªlas falsedades ya circulaban a su antojo¡ª como por la nueva demostraci¨®n de que tanto ¨¦l como el genialoide due?o de Twitter/X, Elon Musk, han creado con sus redes un Estado ajeno a los Estados, a los jueces, a los organismos internacionales, a los derechos humanos. Ajeno incluso a la empat¨ªa hacia sus semejantes.
La decisi¨®n de Meta contribuye a facilitar a¨²n m¨¢s que las redes se llenen de patra?as; lo cual desvirt¨²a a su vez el valor de las verdades, porque a miles de millones de personas ya les resultar¨¢ imposible discernir lo cierto de lo falso. La abundancia de mentiras pone en duda tambi¨¦n la verdad.
Es muy grave el deterioro deliberado que esos dos poderosos multimillonarios ¡ªahora en coalici¨®n con Donald Trump¡ª est¨¢n causando en los valores de la convivencia, entre ellos el respeto a la justicia y a los hechos comprobados hist¨®rica o cient¨ªficamente. Las plataformas de Musk y Zuckerberg no colaboran con los tribunales nacionales para detener a los autores de delitos cometidos en sus redes, alegan una supuesta extraterritorialidad y act¨²an con la inmunidad del hombre invisible.
El 24 de octubre de 2023, 41 fiscales estadounidenses, tanto republicanos como dem¨®cratas, presentaban una demanda contra Meta por desarrollar productos dise?ados a prop¨®sito para enganchar a los ni?os, a quienes convierte a sabiendas en adictos de sus redes, lo que pone en riesgo su salud mental.
La fiscal general de Nueva York, Letitia James, no se anduvo con medias tintas: ¡°Los ni?os y adolescentes est¨¢n sufriendo como nunca antes problemas de salud mental, y las compa?¨ªas de redes sociales son las culpables¡±. Y tampoco el fiscal general de California, Rob Bonta: ¡°Meta ha estado perjudicando a nuestros ni?os y adolescentes, cultivando sus adicciones para disparar sus ingresos empresariales¡±.
El 30 de enero de 2024, y durante una investigaci¨®n en el Senado de EE UU sobre las consecuencias de las redes sociales, el republicano Lindsey Graham le dijo a la cara al due?o de Facebook: ¡°Se?or Zuckerberg: usted y las compa?¨ªas presentes, aunque sabemos que no era esa su intenci¨®n, tienen las manos manchadas de sangre. Hacen un producto que est¨¢ matando gente¡±. Se hallaban entre el p¨²blico familiares de ni?os y adolescentes v¨ªctimas de las redes por abusos sexuales y suicidios. Algunos de esos padres mostraban en alto las fotos de sus hijos, sin que a Zuckerberg pareciera afectarle lo m¨¢s m¨ªnimo. No fue m¨¢s all¨¢ de una fr¨ªa petici¨®n de disculpas.
El representante republicano continu¨®: ¡°Cuando los cigarrillos mataban a la gente, hicimos algo al respecto. Tal vez no lo suficiente. (¡) Aqu¨ª, nada. ?No se puede hacer nada? ?No pueden ser cuestionados?¡±.
Facebook admiti¨® en 2023 que s¨®lo en el segundo trimestre de ese a?o sus ¡°moderadores¡± hab¨ªan retirado 7,2 millones de v¨ªdeos que conten¨ªan abusos sexuales a ni?os, 6,4 millones en los que se ve¨ªan autolesiones o suicidios y 17,5 millones por discursos de odio; y en Instagram, 6,2 millones de v¨ªdeos violentos. Estos son sus incompletos datos, porque no sabemos cu¨¢nto tiempo llevaban esos contenidos ah¨ª cuando fueron suprimidos ni qu¨¦ porcentaje suponen respecto de las barbaridades que no alcanzaban a atajar con sus cada vez m¨¢s limitados recursos (los medios period¨ªsticos cifraban en 20.000 los ¡°moderadores¡± en 2018, pero 15.000 en 2023).
Esos revisores trabajan en 50 lenguas, y, a tenor de sus propios testimonios, cobran en el mejor de los casos 28.800 d¨®lares al a?o por soportar las im¨¢genes m¨¢s terror¨ªficas de la bajeza humana. De ellos, 2.000 trabajan en Barcelona como empleados de una subcontrata. Seg¨²n inform¨® La Vanguardia el 6 de octubre de 2023, su jornada habitual consiste en revisar unos 450 v¨ªdeos cada uno, de contenido extremo.
Estos moderadores observan crueles asesinatos de beb¨¦s, decapitaciones terroristas, c¨®mo se suicida un estudiante tras dejar una nota, c¨®mo una joven es llevada a un portal por cuatro hombres y violada, c¨®mo se maltrata a un perro¡ y tambi¨¦n ingenuos desnudos. Despu¨¦s, terminado su horario, intentan comportarse con normalidad para salir a la calle y relacionarse con el resto de la gente. No todos lo consiguen: de esos dos millares de supervisores con sede en Barcelona, cerca de 400 se hallaban de baja por traumas psicol¨®gicos cuando La Vanguardia public¨® los datos.
En cualquier caso, parece claro que el trabajo de los supervisores intenta tapar el sol con un dedo. No hay forma de controlar lo que publican m¨¢s de 3.000 millones de usuarios, la inmensa mayor¨ªa con cuentas que les permiten ocultar su identidad.
Y ah¨ª llegan las grandes preguntas: ?pasar¨ªa todo eso sin el amparo que otorgan las redes sociales al anonimato, al seudonimato y a las suplantaciones? ?Circular¨ªan tanto odio y tanto racismo? ?Disfrutar¨ªan los delincuentes de tanta impunidad?
Actualmente la justicia espa?ola resuelve menos del 1% de los ciberdelitos denunciados (los cometidos son muchos m¨¢s). Y las denuncias por extorsiones basadas en v¨ªdeos sexuales se triplicaron entre 2018 y 2023: de 1.691 pasaron a 4.460, seg¨²n la Fiscal¨ªa General del Estado.
La ocultaci¨®n del nombre propio se halla detr¨¢s de todo eso, y constituye as¨ª una afrenta a la civilizaci¨®n humana, construida precisamente sobre su existencia. ?C¨®mo vivir¨ªamos sin nombres propios?
El anonimato ¡ªun pilar de los negocios de Zuckerberg y Musk¡ª contribuye a la desaparici¨®n del respeto y la cortes¨ªa en las comunicaciones, favorece la calumnia y la difamaci¨®n, el racismo, las amenazas, las acusaciones falsas, las estafas, las suplantaciones, la invasi¨®n de la intimidad, el que los menores se hagan pasar por adultos para acceder a p¨¢ginas porno o casinos, el que los pederastas se hagan pasar por menores para ejecutar sus enga?os, el reclutamiento de terroristas, la creaci¨®n de millones de robots que aparentan ser personas, la difusi¨®n no consentida de v¨ªdeos sexuales y los ataques y acosos contra adolescentes, especialmente mujeres.
A¨²n desconocemos la influencia de los acosos an¨®nimos en el incremento de suicidios entre j¨®venes (aumentaron el 32% entre 2019 y 2021), en el fracaso escolar, en las depresiones, en la p¨¦rdida de la autoestima que sienten muchos de ellos.
Un ataque an¨®nimo es un disparo por la espalda.
Por todo esto, urge reducir el poder de Zuckerberg, Musk y otros como ellos; y regular y limitar democr¨¢ticamente el anonimato en las redes sociales, a ser posible con normas de rango europeo o internacional; y con todos los matices pertinentes, entre ellos la protecci¨®n de los activistas en pa¨ªses totalitarios. Pero sin la impunidad que ahora se da en las naciones donde las libertades est¨¢n garantizadas.
Quiz¨¢s esto todav¨ªa parezca irrealizable, pero se han planteado propuestas v¨¢lidas como la defendida por el abogado Borja Adsuara: crear un banco de equivalencias entre seud¨®nimo y nombre real, custodiado por notarios o registradores, de modo que para abrir una cuenta en redes se exija que el usuario figure antes en ese repositorio. As¨ª ser¨¢ f¨¢cil llegar r¨¢pidamente a un autor cuando cometa un delito y lo pida un juez.
La propuesta de Adsuara me parece razonable y razonada, como primer paso en este proceso. Mi postura personal, y todav¨ªa ut¨®pica, va m¨¢s all¨¢: hace falta limitar dr¨¢sticamente el anonimato en las plataformas (incluida Tripadvisor) porque eso contribuir¨¢ a limpiar los debates, a asumir la responsabilidad de lo dicho, a reducir la desinformaci¨®n y a recuperar el civismo perdido.
Ojal¨¢ se abra paso la idea de que no hay que defender el anonimato para defender con ello la libertad de expresi¨®n, sino proteger la libertad de expresi¨®n para que no sea necesario el anonimato.
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