Desde el fuego, carta de amor a L.A.
Las redes nos han seguido permitiendo contar historias y contactar con quienes al otro lado del mundo se han preguntado si esa llama estaba cerca, si el agua era potable o si ten¨ªamos una cama segura en la que dormir
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Es dif¨ªcil escribir cuando tu ciudad (de adopci¨®n, de acogida, la que tiene un trocito de ti) est¨¢ cercada por el fuego. Por suerte, ya no el barrio. Ese parque en agotadora cuesta por el que salir a pasear cada domingo, al sol, incluso en enero, y ver de lejos los rascacielos y, m¨¢s all¨¢, el mar, ya no humea. Pero Los ?ngeles (L.A., El¨¦i, popularmente) es una ciudad que son muchas ciudades y es, otra vez, una sola. Son 10 millones de personas que no se conocen, pero que probablemente saludar¨¢n a su vecino al entrar en casa, conocer¨¢n sus costumbres; a veces, hasta ser¨¢n amigos, aunque sea a ratos. LA es muchos barrios separados, sueltos, a veces poco m¨¢s que una calle. Fuera de ese ecosistema, es complicado (y perezoso) moverse: coche, atasco, un rato largu¨ªsimo para llegar a todas partes. Pero ahora eso da igual. Los angelinos se han echado a las calles, independientemente de que est¨¦n lejos: el fuego de uno es el fuego de todos. Los estereotipos de clasismo, ego¨ªsmo e individualidad se han esfumado.
No hay nadie en esta ciudad que no haya perdido a algo o a alguien, que no conozca a quien se haya quedado sin casa, o con ella m¨¢s tocada que en pie. Han sido d¨ªas dif¨ªciles. D¨ªas de bulos, de mentiras, de ver el cartel de Holllywood (s¨ª, hasta con tres eles) ardiendo en redes; era falso, hasta en su nombre, pero qu¨¦ mal sienta. Las redes nos han echado basura en la cara, o cenizas, estos d¨ªas, pero eso no es novedad. Permitan la cursiler¨ªa y agradecer tambi¨¦n todo lo que nos han dado. Gracias a ellas, hemos llorado cuando un grupo de agotados bomberos entraban en un In N Out ¡ªlas hamburgueser¨ªas angelinas por excelencia¡ª y el peque?o restaurante se ca¨ªa de aplausos de orgullo y reconocimiento.
@chavo1021 Thank for the hard work ??? #fire #hero #innoutburger
? original sound - Sexy chavo??????
Hemos visto mansiones y escuelas que son como nuestras, de reconocerlas en series y pel¨ªculas, hundidas por el fuego. Hemos visto antes y despu¨¦s de calles que conoc¨ªamos y otras que no, y redescubierto c¨®mo lo que parece normal es excepcional, y tarda segundos en esfumarse. Hemos visto a millonarias estrellas salir con las manos vac¨ªas de sus casas quemadas y pedir ayuda en redes, en un los ricos tambi¨¦n lloran que no esper¨¢bamos. Hemos visto incluso a esa abogada en ciernes llamada Kim Kardashian exigir que se pague m¨¢s a los presos que extinguen los incendios.
@nbcdateline Earthquakes, droughts, fires. And magic. #KeithMorrison pays tribute to #LosAngeles which, he is certain, will rise from the ashes. #Dateline #LA
? original sound - Dateline NBC
Los ?ngeles es una ciudad de inmigrantes. California lo es; EE UU, qu¨¦ decir. Estos d¨ªas, charlando con brit¨¢nicos, mexicanos, guatemaltecos, checos, espa?oles, con personas que han hecho su vida en L.A., hace un a?o o hace 40, todos dan las gracias por esta ciudad nada f¨¢cil, ca¨®tica, cargada de contrastes, donde habitan las personas m¨¢s aut¨¦nticas y las m¨¢s superficiales (a veces, incluso, son la misma), gente inspiradora y sorprendente, dif¨ªcil de encontrar en otros lugares. Se han ca¨ªdo la luz, el agua, Internet, hasta los sem¨¢foros, pero las redes no han dejado de ponerles, de ponernos, en contacto. Nos han seguido permitiendo contar historias y contactar con quienes, al otro lado del mundo (o de la ciudad, que a veces resulta igual de lejos), se han preguntado si esa llama estaba cerca, si el agua era potable o si ten¨ªamos una cama segura en la que dormir. Gracias por ese mensaje de madrugada, por ese meme tonto, por el coraz¨®n en Instagram.
Como contaba el periodista Keith Morrison en un clip en homenaje a la ciudad emitido en el programa en que trabaja, Dateline, de NBC, pero que se ha hecho viral en TikTok, esta ciudad tiende a los terremotos, a las sequ¨ªas, a los incendios: ¡°?En qu¨¦ estar¨ªamos pensando?¡±, reflexiona, acerca de ¡°lo imposible y terror¨ªfico¡± que es vivir, de cuando en cuando, en esta rara urbe, que tantas veces ha estado amenazada por los desastres naturales (y humanos), aunque pocos como este. Pero llega a la misma conclusi¨®n en la que caen, caemos, tantos sin duda alguna: porque es ¨²nica. Porque volver¨¢, y volver¨¢n sus famosos luciendo en las alfombras, sus patinadores presumiendo en Venice, sus puestos de tacos deliciosos y (cada vez menos) baratos, sus surferos con Malib¨² de fondo, aunque haya ardido. Si alguna ciudad sabe empezar de cero, o incluso de menos que cero, esa es El¨¦i.
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