Nadie gana
El rechazo al decreto ¨®mnibus, que inclu¨ªa la revalorizaci¨®n de las pensiones, hace pagar a los ciudadanos los intereses partidistas
Tres derechas distintas y aun opuestas (PP, Vox y Junts) ejercieron este mi¨¦rcoles de pinza parlamentaria para tumbar un decreto que conten¨ªa m¨²ltiples ayudas de car¨¢cter social. Quedan as¨ª sin aplicar la revalorizaci¨®n de las pensiones, las subvenciones a los usuarios del transporte p¨²blico ¡ªj¨®venes en su mayor¨ªa¡ª y las transferencias a los damnificados por la erupci¨®n del volc¨¢n de La Palma o a entidades p¨²blicas y empresas afectadas por la reciente dana.
El rev¨¦s es m¨²ltiple y sobresalta hoy a millones de ciudadanos. El grupo principal lo componen los 12 millones de pensionistas. Entre ellos, los cerca de seis millones y medio que dejar¨¢n de percibir cada mes los 43 euros adicionales previstos para compensar la inflaci¨®n del 2,8%. O los beneficiarios del ingreso m¨ªnimo vital, a quienes que se les incrementaba un 9% dicha prestaci¨®n. Se trata pues de cantidades nada desde?ables orientadas a mejorar la situaci¨®n de los m¨¢s vulnerables, que adem¨¢s contaban ya con estos recursos.
Existe, por tanto, un hilo com¨²n entre los destinatarios del decreto rechazado ayer. Por ello, aunque se le ha aplicado el calificativo de ¨®mnibus, en puridad no lo es: se encaminaba sobre todo a paliar situaciones de gran debilidad. Por eso ten¨ªa sentido agruparlos. La norma rechazada inclu¨ªa otros asuntos m¨¢s all¨¢ de la urgencia social, como las entregas a cuenta a las comunidades aut¨®nomas, el alivio del 80% del peaje el¨¦ctrico a las industrias electrointensivas o las deducciones fiscales a los veh¨ªculos el¨¦ctricos. Ninguna se apartaba del consenso econ¨®mico realmente existente en el hemiciclo.
No es id¨¦ntico el caso del retorno del edificio hist¨®rico que fue adquirido por el PNV en Par¨ªs en los a?os treinta del siglo pasado y luego requisado por la Gestapo, con la colaboraci¨®n de la polic¨ªa franquista, durante la ocupaci¨®n. Una devoluci¨®n prometida por el Gobierno de Rajoy y aprovechada ahora por el Ejecutivo progresista como parte de sus negociaciones con el PNV. Al meterlo en el mismo decreto, el Gobierno ofrec¨ªa una excusa a la oposici¨®n, cuyo ¨²nico objetivo es el desgaste del Ejecutivo. Oposici¨®n que, en cualquier caso, tendr¨¢ que explicar qu¨¦ objeta a la devoluci¨®n de patrimonio incautado ilegalmente por el franquismo.
Es previsible que, antes de que este juego perverso cargue sobre los ciudadanos el coste de los intereses partidistas, se proceda al troceado de las diferentes normas para aprobarlas mediante mayor¨ªas cambiantes. Se podr¨ªa haber hecho antes, y el Gobierno se hubiera ahorrado una derrota que escenifica de nuevo su debilidad parlamentaria. O no, porque la hoja de ruta de Junts empieza a ser incomprensible. ?Contra qu¨¦ ha votado exactamente? ?Contra la revalorizaci¨®n de las pensiones, el socorro a los afectados por la dana o la devoluci¨®n del patrimonio hist¨®rico a sus antiguos aliados vascos?
Las mismas preguntas cabr¨ªa hacer al PP, que ha perdido una ocasi¨®n inmejorable de presentarse ante los espa?oles como una formaci¨®n que pone la resoluci¨®n de los problemas y el alivio de los sectores necesitados de pol¨ªticas p¨²blicas por encima del desgaste al Gobierno. Nadie gana en este partido, que siembra inquietud entre los beneficiarios de las medidas incluidas en el decreto. Todo es parlamentariamente leg¨ªtimo, pero revela una vocaci¨®n de vuelo gallin¨¢ceo si tenemos en cuenta los acuciantes problemas geopol¨ªticos que afrontan Espa?a y el conjunto de la UE. Y que se ciernen m¨¢s amenazadoramente, por cierto, sobre los m¨¢s d¨¦biles.
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