Una soluci¨®n para la deriva autoritaria de las redes sociales
Es necesario apoyar una infraestructura p¨²blica, comunitaria y abierta antes de que la oligarqu¨ªa tecnol¨®gica avance en sus mecanismos de control
El presidente iba a Davos a destacar los excelentes resultados econ¨®micos, sociales y medioambientales en Espa?a, pero acab¨® diciendo que las redes sociales est¨¢n erosionando la democracia porque disminuyen la profundidad del debate con titulares breves, distorsionan nuestra realidad con desinformaci¨®n y se han convertido en herramientas para sustituir votos por me gustas. Son cosas que otros hab¨ªan advertido antes ...
El presidente iba a Davos a destacar los excelentes resultados econ¨®micos, sociales y medioambientales en Espa?a, pero acab¨® diciendo que las redes sociales est¨¢n erosionando la democracia porque disminuyen la profundidad del debate con titulares breves, distorsionan nuestra realidad con desinformaci¨®n y se han convertido en herramientas para sustituir votos por me gustas. Son cosas que otros hab¨ªan advertido antes que S¨¢nchez e, incluso, antes de las redes sociales. Intelectuales, acad¨¦micos e historiadores, de Neil Postman y Michel Foucault a Achille Mbembe, David Graeber, Giorgio Agamben o James C. Scott, han descrito esta forma y clase de comportamientos como una arquitectura de la opresi¨®n.
La red social es s¨®lo su manifestaci¨®n m¨¢s exitosa, porque combina la ubicuidad del smartphone y el magnetismo de una m¨¢quina tragaperras con la aceptaci¨®n social de la tele y la opacidad de un para¨ªso fiscal. Pero nos ha hecho falta ver a Elon Musk, Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Sundar Pichai y Tim Cook respaldar a Donald Trump en la inauguraci¨®n de su nuevo mandato como si fueran miembros de su gabinete para entender para entender que la vulneraci¨®n sistem¨¢tica de derechos, la propagaci¨®n de mentiras y la insidiosa presencia de sus tecnolog¨ªas en nuestras vidas eran las se?ales de que esa arquitectura no s¨®lo existe sino que funciona, y vive un momento de burbujeante expansi¨®n.
No todo han sido Casandras. Ha habido actores del mundo de la tecnolog¨ªa, como Richard Stallman; del derecho como Lawrence Lessig y de la ciencia, como Tim Berners-Lee, que nos han ofrecido alternativas a esa arquitectura. Visiones cuya ejecuci¨®n m¨¢s significativa hemos descartado como ut¨®pica, porque la misma arquitectura de la opresi¨®n que tratan de resistir nos ha convencido de su ingenuidad. Mark Fisher nos dej¨® un nombre para eso: realismo capitalista. La arquitectura de los oligarcas nos parece ya tan inevitable como el sol y las monta?as. Una profec¨ªa autocumplida, que parece reflejarse en las propuestas del presidente.
¡°Si corregimos los muchos errores y hacemos las cosas bien, a¨²n podemos convertir estas plataformas en un espacio de di¨¢logo, participaci¨®n y libertad para mejorar nuestras sociedades y fortalecer nuestras democracias¡±. Presidente, la arquitectura de la opresi¨®n no puede ser desmantelada utilizando las mismas estructuras y l¨®gicas que la crearon. Las herramientas del poder no nos sirven para desmantelar el poder.
Acabar con el anonimato en las redes es un proyecto tan antiguo como internet, y una mala soluci¨®n contra la propaganda. Gestionar las amenazas que implica vivir en un mundo interconectado requiere compromisos pero, en democracia, la habilidad de disentir sin ser perseguido pol¨ªticamente y la seguridad personal de los m¨¢s vulnerables deben ser protegidas. El Reglamento sobre la identidad digital europea se hizo efectiva en mayo de 2024, con m¨¢s de 500 cient¨ªficos y expertos en ciberseguridad, privacidad y derechos digitales en contra. Incluso si pudiera implementarse de forma suficientemente segura, el potencial de abuso es excesivo, especialmente ahora que hay partidos antidemocr¨¢ticos rozando algunos de los gobiernos clave de la uni¨®n. En democracia son los ciudadanos los que vigilan al Gobierno, y no al rev¨¦s. Invertirlo s¨®lo puede generar menos democracia, no m¨¢s.
Reforzar las capacidades y competencias del Centro Europeo para la Transparencia Algor¨ªtmica es urgente y necesario, pero no suficiente. Las plataformas compiten de forma desleal con sectores estrat¨¦gicos de nuestras econom¨ªas, no a trav¨¦s de sus algoritmos sino gracias a sus infraestructuras. M¨¢s del 80% de las tecnolog¨ªas digitales europeas son importadas, como recordaba recientemente Francesca Bria. Hemos delegado el desarrollo y el mantenimiento de nuestras infraestructuras cr¨ªticas para la banca, el comercio minorista y los medios de comunicaci¨®n. No podemos recuperar el control para corregir esos muchos errores sin acceder a ellas. Por eso TikTok tiene 90 d¨ªas para vender al menos arte de sus activos a una empresa estadounidense, antes de ser desterrada de EE UU. La Ley para la Protecci¨®n de los Estadounidenses contra Aplicaciones Controladas por Adversarios Extranjeros est¨¢ dise?ada para que ninguna empresa china, india o europea pueda hacer en EEUU lo que la alianza de oligarcas tecnol¨®gicos y l¨ªderes populistas est¨¢ haciendo aqu¨ª.
La semana pasada, Joe Biden se despidi¨® de la Casa Blanca hablando de ¡°una oligarqu¨ªa de extrema riqueza, poder e influencia¡±, un discurso que recordaba al de otro presidente americano, en enero de 1961. ¡°Debemos protegernos contra la adquisici¨®n de influencia injustificada, ya sea buscada o no, por parte del complejo militar-industrial¡±, advirti¨® Eisenhower, quien a?adi¨®: ¡°La posibilidad de un desastroso aumento de poder fuera de lugar existe y persistir¨¢.¡± Son manifestaciones de la misma m¨¢quina. S¨®lo conoce la expansi¨®n.
En los ¨²ltimos a?os, Biden y el Partido Dem¨®crata han sido fundamentales para el avance de esa oligarqu¨ªa. Sigue alineada con sus valores, como demuestra perdonando a toda su familia en lugar de denunciantes como Edward Snowden o Julian Assange. Pero tambi¨¦n sobrevivir¨¢ a Trump. Su interfaz ya no ser¨¢n los v¨ªdeos en una pantalla de cristal templado, sino una voz en nuestra cabeza, m¨¢s adictiva, centralizada, extractiva y manipuladora que nunca. ¡°Realmente veo la IA como un potenciador¡±, ha dicho en Davos Vimal Kapur, presidente de Honeywell. Podemos ayudarla a propagarse o apoyar una infraestructura p¨²blica, comunitaria y abierta. No es ut¨®pico ni poco realista. Es la soluci¨®n.