Necesitamos una alianza europea para la integridad electoral
Podemos encontrar rastros de propaganda y ataques coordinados contra la verdad. M¨¢s dif¨ªcil es demostrar que esas campa?as han influido determinantemente en unas elecciones
Es dif¨ªcil saber exactamente cu¨¢ntas elecciones han sido intoxicadas por la interferencia rusa a trav¨¦s de campa?as oscuras en las redes sociales, pero tenemos suficientes casos confirmados como para saber que han existido de verdad. Por ejemplo, la intervenci¨®n rusa en la campa?a presidencial estadounidense de 2016 fue confirmada, no solo por la investigaci¨®n oficial del Senado, sino por el Informe Mueller. Otro ejemplo: la interferencia rusa en las elecciones al Parlamento Europeo en 2019 fue analizada y demostrada por el grupo de trabajo East StratCom, una unidad expresamente creada en 2015 por el Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior para combatir la propaganda rusa.
Sin embargo, ninguno de los procesos fue anulado o revisado. Donald Trump fue presidente durante cuatro a?os. El Parlamento Europeo continu¨® su misi¨®n. Ahora el tribunal superior de Rumania acaba de anular el resultado de unas elecciones presidenciales, ante la evidencia de una campa?a de intoxicaci¨®n, aparentemente ejecutada por un agente estatal, en favor del candidato de extrema derecha, Calin Georgescu. El presidente de Rumania, Klaus Iohannis, desclasific¨® cinco informes de instituciones y agencias nacionales que documentan la existencia de una red de cuentas falsas creada en 2016, reactivada dos semanas antes de las elecciones con operadores reclutados y coordinados a trav¨¦s de Telegram para hacer campa?a en TikTok.
Esta clase de campa?a no es nueva. De hecho, es pr¨¢cticamente un est¨¢ndar en el men¨² comercial de una industria de servicios de marketing especializada en campa?a pol¨ªtica, particularmente popular entre los candidatos populares repentinos como Georgescu. La ¨²nica diferencia entre el caso rumano y el resto de procesos electorales de los ¨²ltimos a?os es la anulaci¨®n. Seg¨²n el primer ministro Marcel Ciolac, esta anulaci¨®n es ¡°la ¨²nica soluci¨®n correcta despu¨¦s de la desclasificaci¨®n de los documentos que muestran que el resultado del voto de los rumanos fue flagrantemente distorsionado como resultado de la intervenci¨®n de Rusia¡±. Si lo es, ?qu¨¦ proceso electoral de los ¨²ltimos a?os ha estado libre de propaganda y campa?as de desinformaci¨®n? Y, sobre todo, ?qui¨¦n decide qu¨¦ resultados son susceptibles de ser revisados y cu¨¢les no?
Existen t¨¢cticas, t¨¦cnicas y procedimientos de ingenier¨ªa inversa para detectar y demostrar la existencia de campa?as dise?adas para magnificar conflictos, polarizar sectores, destruir la confianza en las instituciones democr¨¢ticas y avanzar los intereses que favorecen al perpetrador. Podemos encontrar rastros de propaganda, de cuentas falsas, de noticias falsas y ataques coordinados contra la verdad. M¨¢s dif¨ªcil es demostrar que esas campa?as han tenido ¨¦xito, que han conseguido influir de manera determinante en el comportamiento electoral, sin dinamitar las bases de la propia democracia. Especialmente cuando los canales de distribuci¨®n de esas campa?as siguen siendo opacas para la justicia, y cada vez m¨¢s empresas tecnol¨®gicas bloquean el acceso a herramientas forenses como CrowdTangle, Botometer o Twint.
En 2020, el exjefe de seguridad de Facebook Alex Stamos cre¨® la Alianza para la Integridad Electoral (Election Integrity Partnership), un proyecto liderado y coordinado por organizaciones acad¨¦micas de prestigio para prevenir o mitigar cualquier intento de intervenir las elecciones o invalidar sus resultados en tiempo real. Participaban las principales organizaciones l¨ªderes de EE UU en la lucha contra la desinformaci¨®n, como el Observatorio de Internet de Stanford, el Centro para un P¨²blico Informado de la Universidad de Washington, o el Laboratorio de Investigaci¨®n Forense Digital del Atlantic Council. El objetivo ¨²ltimo de la alianza era demostrar que el resultado de las elecciones era leg¨ªtimo, ganara quien ganara. Stamos sab¨ªa que el verdadero peligro no es un ataque ruso contra las m¨¢quinas del voto o la eficiencia de la inteligencia iran¨ª, sino la posibilidad real de que el proceso se desarrolle con ¨¦xito, pero la mitad del pa¨ªs se niegue a creer el resultado. Cada vez estamos m¨¢s cerca de ese escenario. Antes de empezar la guerra de anular resultados, necesitamos una alianza europea para la integridad electoral.
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