Pel¨ªculas hist¨®ricas que se comen la historia
El arte de filmes como ¡®Marco¡¯ o de ¡®El 47¡ä nada tiene que ver con la fidelidad a los hechos, pero la pregunta es hasta d¨®nde resulta leg¨ªtimo modificarlos
No es una novedad que el cine luche contra el olvido y nos traiga al presente hechos sucedidos en un ayer m¨¢s o menos lejano. La importancia de recuperar la historia para poder desarrollar un juicio cr¨ªtico sobre los acontecimientos pasados no resulta discutible y es bienvenida. El cine espa?ol, con cierta frecuencia, ha venido a sumarse a ese rescate, en unos casos ficcionando sin m¨¢s y en otros bas¨¢ndose en hechos reales.
La pregunta surge de inmediato: si pensamos en...
No es una novedad que el cine luche contra el olvido y nos traiga al presente hechos sucedidos en un ayer m¨¢s o menos lejano. La importancia de recuperar la historia para poder desarrollar un juicio cr¨ªtico sobre los acontecimientos pasados no resulta discutible y es bienvenida. El cine espa?ol, con cierta frecuencia, ha venido a sumarse a ese rescate, en unos casos ficcionando sin m¨¢s y en otros bas¨¢ndose en hechos reales.
La pregunta surge de inmediato: si pensamos en la ficci¨®n basada en hechos reales, no en los documentales, que deben ser intelectualmente honestos, ?hace falta perder verosimilitud o fidelidad para rodar una pel¨ªcula? La respuesta dif¨ªcilmente puede resumirse en un s¨ª o un no; existen muchos matices.
A veces, la historia se simplifica para volver la pel¨ªcula m¨¢s comprensible y otras directamente se distorsiona, con la idea de que el falseamiento ayudar¨¢ a dar m¨¢s agilidad a lo narrado con el fin de aumentar la taquilla ¡ªay, el dinero¡ª. Sea una u otra la elecci¨®n, optar por una historia real frente a una inventada suele ser una decisi¨®n de la que casi podr¨ªa decir que supone jugar con fuego, aunque siempre resulta m¨¢s f¨¢cil que inventar una historia desde cero.
Sin embargo, cuando leemos en nuestras pantallas ¡°basado en hechos reales¡± ya damos por supuesto que no siempre vamos a disfrutar de una representaci¨®n ver¨ªdica. Aunque los hechos sucedieron, quiz¨¢s la interpretaci¨®n es subjetiva, o se a?ade a este o a aquel personaje por necesidades de guion, y asumimos que los creadores est¨¢n ajustando la historia con fines narrativos.
Un ¡°basado en hechos reales¡± algo tramposo. ?Cu¨¢ntos hechos reales? ?El 90% o el 5%? Ben-Hur, de 1959, est¨¢ basada en hechos reales; nos explica el origen del cristianismo, con su l¨ªder, Jes¨²s de Nazaret, y hasta con el gobernador de Judea. ?La calificar¨ªamos como basada en hechos reales? Hace 540 a?os, en 1476, fallec¨ªa en Bucarest Vlad, el Empalador, un s¨¢dico pr¨ªncipe que sirvi¨® de inspiraci¨®n a Bram Stoker para crear al vampiro m¨¢s famoso de todos los tiempos, el conde Dr¨¢cula. ?Estar¨ªa ¡°basada en hechos reales¡±?
Sin duda, la coletilla ayuda a seducir al espectador. Productores, realizadores y guionistas saben que un hecho real ¡ªa poder ser truculento¡ª se convierte en un reclamo. El debate es cu¨¢nta truculencia se le puede a?adir al hecho hist¨®rico en aras de la dramatizaci¨®n (o de la taquilla). ?Es necesario que Aurora Rodr¨ªguez, en La virgen roja, dispare a los genitales de su hija Hildegart, cuando en la realidad esta ya recibi¨® de su madre tres balazos en la cara y uno en el pecho? ?O hacer a madre e hija esbeltas y atractivas, seg¨²n los c¨¢nones actuales, cuando la realidad desmiente ese hecho? ?No se contribuye as¨ª a difundir ideas falsas?
Las pel¨ªculas hist¨®ricas tienen que ver con lo que somos y la trascendencia del hecho. Est¨¢ claro que fue un logro social y vecinal que el autob¨²s 47 ¡ªla historia de El 47¡ª llegara hasta el barrio barcelon¨¦s de Torre Bar¨®. Pero no lo es menos que, en 1978 en Barcelona, aquellos que participaron en la haza?a, Manolo Vital a la cabeza, estaban directamente relacionados tanto con el PSUC como con CC OO y que, de no ser as¨ª, los hechos no hubieran ocurrido del mismo modo. Eso por no hablar de que si alguien de menos de 30 a?os ve hoy la pel¨ªcula no entiende la historia en su contexto. La Transici¨®n espa?ola estuvo repleta de organizaciones sociales que nutr¨ªan y tej¨ªan cualquier lucha o reivindicaci¨®n social. Ignorarlas es tan injusto como silenciar a los protagonistas.
Es obvio que una pel¨ªcula nunca ser¨¢ 100% fiel a la realidad. Por eso se entiende que para completar el narcisismo del personaje de Enric Marco ¡ªel protagonista de Marco, la pel¨ªcula que narra su historia como falso superviviente de un campo de concentraci¨®n nazi¡ª, los guionistas se inventen una secuencia en la que espera al historiador Benito Bermejo a la salida del instituto en el que trabaja. Y, tras regalarle una butifarra y explicarle que no le ha gustado la novela de Javier Cercas, le pide que escriba un libro sobre ¨¦l.
Pero sigo con dudas, consciente de que lo art¨ªstico nada tiene que ver con la fidelidad hist¨®rica ni debe impedirnos disfrutar de la pel¨ªcula. ?Es leg¨ªtimo adulterar la historia porque nos parezca adecuado para un guion? Si lo es, ?vale todo para pintar (e inventar) como muy bueno a quien es el bueno desde nuestro punto de vista? Porque entonces puede suceder lo contrario: que un director de pensamiento ideol¨®gico opuesto al nuestro considere l¨ªcito poner como menos malo, o incluso como bueno, al que para nosotros era malo. Dicho de otro modo: imag¨ªnense a cualquier personaje hist¨®rico que a ustedes les repugne. Si el director o el guionista consideran que es una hermanita de la caridad y quiere mostr¨¢rnoslo como un ser bondadoso, ?tambi¨¦n nos valdr¨ªa? ?O no, porque no es de los nuestros?
Me temo que las infiltraciones de la ficci¨®n en las historias reales pueden, en aras de la necesidad de aportar ritmo, amenidad o ganar taquilla, acabar por enga?arnos o por tergiversar la historia.