Todas las mentiras de Enric Marco, el falso superviviente del horror nazi, reviven en el festival de Venecia
El nuevo filme de Aitor Arregi y Jon Gara?o pone a un extraordinario Eduard Fern¨¢ndez en la piel del hombre que se invent¨® durante tres d¨¦cadas haber estado encerrado en un campo de concentraci¨®n
Quiz¨¢s fuera cuesti¨®n de coherencia. Un proyecto destinado a contar tantas mentiras deb¨ªa empezar, precisamente, con una m¨¢s. Era 2006. Los directores Aitor Arregi y Jon Gara?o hab¨ªan pactado con Enric Marco, el embustero m¨¢s famoso de la historia reciente de Espa?a, acompa?arlo a Alemania y filmarlo para un documental. Pero, finalmente, dijo que prefer¨ªa ir solo. Se trataba, al fin y al cabo, de un momento emotivo: deb¨ªa visitar la c¨¢rcel de Kiel y recoger el certificado que demostraba que hab¨ªa estado encerrado all¨ª. Justo la ¨²nica verdad que quedaba en pie tras derribarse su larga torre de trolas. As¨ª que se fiaron. Result¨®, sin embargo, que Marco viaj¨® con otros cineastas. Y con id¨¦ntica misi¨®n: rodar un documental.
Hoy viernes, el estreno de Marco, de Arregi y Gara?o, en la secci¨®n Horizontes del festival de Venecia cierra un periplo de 16 a?os para los directores. Tras el chasco del documental ¡ªIch Bin Enric Marco (2009), de Santiago Fillol y Lucas Vermal¡ª, se volvieron a encontrar en San Sebasti¨¢n, en 2010. El hombre se present¨® con una butifarra de regalo y una propuesta: retomar el proyecto. Le grabaron unas 15 horas de preguntas, en 2011. El tiempo corri¨®, Javier Cercas cont¨® la misma historia en la novela El impostor. Los directores pasaron entonces a concebir una pel¨ªcula h¨ªbrida y, finalmente, una ficci¨®n. Iba a ser su primer largo en ese g¨¦nero. Mientras, sin embargo, han terminado filmando Loreak, Handia o La trinchera infinita. Marco ya no est¨¢: falleci¨® en 2022. Pero vuelve ahora en la piel de un extraordinario Eduard Fern¨¢ndez. El filme recupera as¨ª su memoria. Y la de uno de los episodios m¨¢s alucinantes que haya vivido el pa¨ªs.
El p¨²blico internacional se quedar¨¢ asombrado. Pero, en Espa?a, el caso es de sobra conocido. Durante tres d¨¦cadas, Marco mantuvo una falsa identidad: cont¨® que hab¨ªa sido enviado forzosamente a la Alemania nazi y que hab¨ªa acabado en el campo de concentraci¨®n de Flossenb¨¹rg. El presunto preso n¨²mero 6.448 dio conferencias, entrevistas y lleg¨® a presidir durante dos a?os Amical de Mauthausen. Es decir, la asociaci¨®n que re¨²ne en Espa?a a la mayor parte de los casi 9.000 supervivientes y familiares de supervivientes de la barbarie nazi. Era, en palabras de Cercas, ¡°una rockstar de la memoria hist¨®rica¡±.
En 2005, cuando el Congreso dedic¨® el primer homenaje a los deportados, su discurso llev¨® a las l¨¢grimas a m¨¢s de un diputado: ¡°Cuando lleg¨¢bamos a los campos en aquellos trenes infectos, para bestias, nos desnudaban completamente, sus perros no mord¨ªan y sus focos nos deslumbraban. Nos gritaban en alem¨¢n ¡®?Links! ?Rechts!¡¯. Nosotros no entend¨ªamos y no entender una orden te pod¨ªa costar la vida¡±. L¨¢stima que todo fuera inventado, como destap¨® el historiador Benito Bermejo. Marco tard¨® en reconocerlo. Y, cuando ya era tarde, se escud¨® en que hab¨ªa usado ¡°la aureola de superviviente¡± para reclamar la atenci¨®n sobre los deportados.
¡°Buenos directores, buen guion, buen papel¡±. Fern¨¢ndez tuvo claras enseguida las razones para aceptar. Dice que la experiencia y la edad le permitieron no atenazarse ante el reto. Engord¨® 17 kilos, que ha vuelto a perder casi del todo. Estudi¨® el largo material que los directores hab¨ªan grabado, as¨ª como otros muchos v¨ªdeos disponibles. Se fij¨® en que Marco comunicaba m¨¢s con la boca que con los ojos. Empatiz¨® con la infancia del hombre, nacido en un manicomio, hijo de una madre maltratada y esquizofr¨¦nica y de un padre m¨¢s que ausente, y con su b¨²squeda de ¡°atenci¨®n y un lugar en el mundo¡±. Y con todo ello construy¨® una de las mejores interpretaciones de su ya celebrad¨ªsima carrera. ¡°Con ¨¦l, el filme vuela¡±, reconoce Arregi. Hasta el director art¨ªstico del festival de Venecia, Alberto Barbera, cuando desvel¨® el programa, en julio, destac¨® la actuaci¨®n de Fern¨¢ndez.
¡°Es un personaje muy grande. Y muy mediterr¨¢neo, con algo de comedia, mentira, tragedia. Much¨ªsimo material. No es habitual tener un papel as¨ª¡±, apunta el actor. Aunque la mezcla de tantas facetas supuso la principal preocupaci¨®n para los directores. ¡°Nos resultaba muy dif¨ªcil encontrar el tono adecuado. Es terrible mentir sobre la deportaci¨®n. Pero, a la vez, tiene un punto de picaresca, de luchador, que puede sacarte una sonrisa¡±, se?ala Arregi. Viajaron a Mauthausen y Flossenb¨¹rg, hablaron con el historiador Bermejo y la asociaci¨®n de supervivientes. Y estuvieron horas y horas con el propio Marco. A posteriori, el cineasta cree que lo consiguieron y respira aliviado: ¡°Dir¨ªa que es nuestro gran logro¡±. Aun as¨ª, cuando informaron a la familia de su proyecto, las hijas no mostraron inter¨¦s. Respondieron ¡°amablemente¡± que prefer¨ªan no participar.
Marco tiene m¨¢s fortalezas. Sobre todo, en el personaje central. Por su periplo vital. Y por el actor que lo interpreta. Consciente de ello, la c¨¢mara prefiere durante la primera parte del filme ponerse al servicio de la historia. El relato fluye, sencillo y lineal, salvo un par de flashbacks. Puede echarse en falta algo m¨¢s de intenci¨®n. Pero, a medida que la verdad presiona para salir a la superficie, el filme tambi¨¦n aumenta su empuje. Se vuelve thriller, juega con la realidad y la ficci¨®n, y prepara con talento el estallido final.
Cuando se conoci¨® su enga?o, Marco se dispon¨ªa a participar y, por supuesto, hablar, en el homenaje internacional en Mauthausen, por el 60? aniversario de la liberaci¨®n del campo. Finalmente, lo apartaron. Pero ah¨ª estuvo, como se ve en el filme, hasta el entonces presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Al parecer convencido, entre otras razones, justo por la larga persuasi¨®n de Marco al entonces Secretario de Estado de Exteriores, Bernardino Le¨®n. ¡°Simboliz¨¢is todo por lo que este Gobierno quiere luchar¡±, llega a reconocerle el pol¨ªtico en la pel¨ªcula.
En esa, y otras secuencias, el filme alude as¨ª a otros temas. ¡°Para que alguien venda una mentira, otro debe comprarla¡±, plantea Fern¨¢ndez. Y Gara?o ve una conexi¨®n con los actuales debates sobre la ¡°posverdad y las noticias falsas¡±. La tentaci¨®n sensacionalista de los medios tambi¨¦n sale en la conversaci¨®n. Igual que la necesidad de recibir atenci¨®n, de venderse bien en las redes sociales, de adornar las historias. Cercas, en su momento, lo resumi¨® as¨ª: ¡°Marco es lo que somos todos, pero a lo grande¡±.
¡°Soy un embustero s¨ª, pero no un farsante ni un falsario. Lo m¨ªo fue una simple distorsi¨®n de mi propia historia. [¡] Que me digan qu¨¦ diferencia hay entre la c¨¢rcel y el campo de concentraci¨®n¡±, afirm¨® Marco en una entrevista con EL PA?S en 2011. ¡°?De qu¨¦ me he aprovechado? ?Qu¨¦ crimen he cometido para pedir perd¨®n?¡±, plante¨® en otros momentos. Neus Catal¨¢, deportada catalana en Ravensbr¨¹ck, declar¨® que su impostura ofend¨ªa ¡°a los muertos¡±.
S¨ª fue detenido por la Gestapo, en 1942, y encerrado seis meses en Kiel. ¡°Cambi¨¦ el escenario, pero yo tambi¨¦n soy un superviviente. ?C¨®mo se atreve alguien a decirme que yo no era de los suyos solo porque no estuve en un campo de concentraci¨®n?¡±, aduc¨ªa ¨¦l. Sin embargo, ya que el campo de Flossenb¨¹rg se negaba a enviarle un certificado oficial, por falta de pruebas, Marco intent¨® apoderarse de la identidad del preso aut¨¦ntico de Flossenb¨¹rg Enric Moner Castells. Ni siquiera result¨® cierto que hab¨ªa sido enviado a Alemania: se march¨® como uno de los trabajadores voluntarios que Franco envi¨® a Hitler. Fue la primera falsedad en destaparse. Marco intent¨® decir que era la ¨²nica. Pero eso tambi¨¦n era mentira.
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