Salario m¨ªnimo, m¨¢ximo ruido
La pol¨¦mica fiscal en torno a la nueva subida del SMI desemboca en una absurda disputa p¨²blica entre los ministerios de Trabajo y Hacienda
![La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda D¨ªaz, junto a los secretarios generales de CCOO y UGT, Unai Sordo y Pepe ?lvarez, respectivamente, en el acto de la firma del acuerdo para la subida del salario m¨ªnimo interprofesional.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/A6INEV2ON4LY4DZGDEBS56E2KA.jpg?auth=b335135e26bc9a5753d3b6d70efae910a01e20f874e0efeece82918ffdf7cfc1&width=414)
La subida del Salario M¨ªnimo Interprofesional (SMI), una medida que ten¨ªa que servir para reforzar el perfil social del Ejecutivo, ha provocado una crisis en su seno. Yolanda D¨ªaz, vicepresidenta y ministra de Trabajo, ha decidido plantar batalla frente a la decisi¨®n de Hacienda de hacer tributar por primera vez a los perceptores del SMI. La izquierda ajena a la coalici¨®n tambi¨¦n critica la medida: Podemos present¨® ayer mismo una proposici¨®n de ley en el Congreso para tratar de revertirla.
La ¨²ltima subida aprobada por el Gobierno, de 50 euros, ha dejado el SMI en 1.184 euros al mes en 14 pagas, lo que supone un incremento del 4,4%, superior a la inflaci¨®n del a?o pasado (2,8%). Desde hace al menos cinco a?os, como cada incremento situaba el SMI dentro del tramo de tributaci¨®n, el Ejecutivo elevaba el m¨ªnimo exento del impuesto para evitar que los perceptores de los sueldos m¨¢s bajos tuvieran que pagar el impuesto de la renta. Esta vez ha decidido no adaptar el IRPF.
El cambio de criterio ha evidenciado la brecha entre las dos almas del Gobierno (PSOE y Sumar). La contraposici¨®n brind¨® ayer una imagen ins¨®lita, con D¨ªaz criticando la medida que anunciaba el Gobierno del que forma parte al tiempo que su compa?era, la ministra portavoz, Pilar Alegr¨ªa, defend¨ªa sus bondades. El Ejecutivo deber¨ªa evitar estas escenas y resolver sus diferencias en el seno del Consejo de Ministros para no transmitir confusi¨®n a la ciudadan¨ªa. Ning¨²n r¨¦dito partidista se obtiene jugando a distanciarse en la mesa que anuncia los acuerdos del Consejo.
El Ministerio de Hacienda ¡ªal que le ha faltado pedagog¨ªa para explicar su decisi¨®n¡ª argumenta que a medida que se ha ido subiendo el SMI (y lo ha hecho un 61% desde la llegada de Pedro S¨¢nchez a la Moncloa, en 2018) ha aumentado tambi¨¦n el n¨²mero de ciudadanos que lo percibe, hasta llegar a los 2,5 millones de trabajadores. A pesar de la virulencia de D¨ªaz, seg¨²n el informe de los propios expertos de Trabajo, elaborado para fijar la subida, las retenciones empezar¨¢n a aplicarse solo a alrededor del 20% de los trabajadores que lo cobran (unos 500.000), sobre todo solteros sin hijos, mientras que el resto de los perceptores no sufrir¨¢ el recargo fiscal ¡°por sus circunstancias personales¡±.
El art¨ªculo 31 de la Constituci¨®n establece que todos los ciudadanos ¡°contribuir¨¢n al sostenimiento de los gastos p¨²blicos de acuerdo con su capacidad econ¨®mica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad¡±. En el actual clima de populismo fiscal ¡ªen el que una t¨®xica propaganda anti-impuestos oculta que sirven para pagar los servicios p¨²blicos¡ª, resulta m¨¢s necesaria que nunca la conciencia fiscal. Espa?a es uno de los pa¨ªses europeos que menos gravan su salario m¨ªnimo, y seguir dejando fuera a un colectivo tan numeroso y cuyos ingresos equivalen ya al 60% del salario medio no se compadece con la necesidad de avanzar en esa conciencia. Tampoco con los principios del sistema.
La presi¨®n fiscal en Espa?a sigue por debajo de la media europea y el sistema impositivo espa?ol es uno de los menos redistributivos de la UE. En seis a?os, el Gobierno ha sido incapaz de aprobar una reforma fiscal integral y el 1% m¨¢s rico tributa proporcionalmente por debajo de las rentas medias-bajas. En cualquier caso, el SMI lleva seis a?os subiendo, y en alg¨²n momento tiene que tributar, con todas las excepciones que la progresividad aconseja. El Ejecutivo ha perdido la oportunidad de abrir ese debate del m¨ªnimo exento en el marco de una reforma m¨¢s amplia. Casi todo lo que viene en adelante, en cambio, es puro ruido.
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