La descomposici¨®n de la clase media argentina
Con casi un mill¨®n de empleos perdidos y cada vez menos trabajos formales disponibles, Argentina atraviesa un proceso de empobrecimiento hist¨®rico que desmiembra a los sectores medios de la sociedad y empuja el pa¨ªs hacia extremos de desigualdad
"El declive empez¨® cuando perd¨ª el otro trabajo. Si yo hubiera sabido c¨®mo iba a ser la situaci¨®n me hubiera quedado pele¨¢ndola ah¨ª. El tema es que en su momento me sent¨ª muy despreciado. Di 11 a?os de mi vida a la empresa ?y me valoraban as¨ª?¡±, dice Julio Vasta refiri¨¦ndose a su trabajo durante m¨¢s de una d¨¦cada como ch¨®fer de autobuses interurbanos. En 2017, con un r¨¦cord de manejo previo impecable, se le fundi¨® un coche y la empresa opt¨® por echarlo. Desde el sindicato le aconsejaron que no se preocupara y que iban a lograr que lo reintegraran de inmediato, justamente por su historial impecable, pero para Vasta el sentimiento de sentirse traicionado ya era demasiado grande, y opt¨® por hacer un arreglo econ¨®mico por una fracci¨®n de lo que le hubiera correspondido e irse. Cambi¨® estabilidad por dignidad.
Con el dinero de su indemnizaci¨®n, Flavia, su esposa, compr¨® un horno industrial y un congelador, para poder hacer pizzas y empanadas desde la casa. Unos meses despu¨¦s, a Vasta le ofrecieron un empleo como conductor de larga distancia. Acept¨®, aunque el trabajo le quedaba a 900 kil¨®metros de su hogar en las sierras de C¨®rdoba e implicaba no ver a sus hijas y esposa. Empez¨® de cero de nuevo a los 44 a?os. Durante tres a?os rot¨® entre las firmas de la empresa hasta que lleg¨® la cuarentena. ¡°Me indemnizaron por tres meses y no me pagaron m¨¢s¡±, explica.
Vasta cobr¨® el ATP (el programa de asistencia al salario del Gobierno por la cuarentena) en junio y julio. Desde entonces, y sin que la empresa le clarificara su situaci¨®n ¨Dno le ha despedido formalmente¨D, lo dej¨® de cobrar. ¡°El gerente me dice que el a?o que viene tengo el puesto asegurado, pero ?c¨®mo hacemos para llegar hasta el a?o que viene?¡±, se pregunta. Hace dos meses que la familia sobrevive gracias a las empanadas y pizzas que cocina Flavia; pero como ella explica, su trabajo rinde solo para comprar lo justo y no pasar hambre.
¡°Antes, con el trabajo de Julio pod¨ªamos irnos de vacaciones cada tanto, o salir a alg¨²n lado los fines de semana. Pod¨ªamos elegir qu¨¦ comer, eso es un lujo ahora¡±, dice Flavia, quien se atraganta con l¨¢grimas en los ojos ante la idea de perder o tener que irse de la casa donde naci¨®. ¡°Impuestos dej¨¦ de pagar. La luz no la pudimos pagar. No pudimos pagar m¨¢s nada. Si sigue as¨ª, cuando levanten la prohibici¨®n de cortes, nos cortar¨¢n la luz supongo, nos cortar¨¢n todo¡±.
¡°Es cada vez m¨¢s dif¨ªcil rescatar a los que van quedando en la periferia del sistema. Cuando se habla de la clase media, muchas son definiciones te¨®ricas que luego son dif¨ªciles de cuantificar; es dif¨ªcil establecer un porcentaje o una evoluci¨®n en el tiempo, porque no es solo una cuesti¨®n econ¨®mica, en funci¨®n de una capacidad de compra que se va perdiendo, sino que es una cosmovisi¨®n como estereotipo de un sector medio que todo pa¨ªs aspira a tener. Es una posibilidad de avance, una idea de que puede haber un proceso de mejora. De que se puede desarrollar un progreso; que hay movilidad social ascendente. Una de las cosas que se siente a medida que van sucediendo las crisis en Argentina es c¨®mo esa movilidad se va cortando¡±, expone en conversaci¨®n telef¨®nica Eduardo Donza, docente universitario e Investigador del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Cat¨®lica Argentina.
Argentina ven¨ªa con est¨¢ndares de vida muy altos y at¨ªpicos respecto a los de la regi¨®n, hasta entrada la d¨¦cada de los setenta del siglo pasado. Al contrario de la mayor¨ªa de los pa¨ªses vecinos, que fueron mejorando, Argentina inici¨® con vaivenes un proceso inverso: la calidad de vida ha ido en casi permanente decadencia a lo largo de los ¨²ltimos 50 a?os. La pandemia y las medidas implementadas contra ella ha acelerado este proceso de forma exponencial.
En Argentina la calidad de vida ha ido en casi permanente decadencia a lo largo de los ¨²ltimos 50 a?os
El Observatorio de la Deuda Social calcula que la p¨¦rdida de empleo privado en lo que va de 2020 supera los 900.000 puestos, entre la econom¨ªa informal, la mixta y la formal. El desempleo ronda el 15%, pero podr¨ªa ser m¨¢s, ya que el dato solo tiene en cuenta la poblaci¨®n que perdi¨® su trabajo y est¨¢ buscando uno nuevo. Si se suma a la que no busca activamente porque no hay mercado o est¨¢ impedida por las restricciones de la cuarentena, el panorama es peor y la desocupaci¨®n se acerca al 30%. La ca¨ªda del PIB argentino se encamina a ser la m¨¢s elevada de todos los pa¨ªses miembros del G20, estimada en el 13%, la peor en t¨¦rminos absolutos de la historia argentina, sumada a la peor crisis laboral desde el a?o 2002. Puesto en cifras, significa alrededor de 3,8 millones de personas sin trabajo.
El Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez se excusa en la pandemia y en el estado econ¨®mico de calamitoso endeudamiento que le dej¨® su antecesor para explicar la situaci¨®n actual; su antecesor hizo lo propio y as¨ª cada uno de los mandatarios con sus predecesores. En el medio de todo este teatro de recriminaciones pol¨ªticas, la sociedad argentina termina m¨¢s empobrecida en cada ciclo. ¡°En Argentina no tenemos problemas nuevos, tenemos los mismos viejos problemas de siempre sin resolver. El pa¨ªs no ha tenido la capacidad de generar un desarrollo productivo sostenible a trav¨¦s del tiempo, las famosas pol¨ªticas de Estado, que van m¨¢s all¨¢ de los gobiernos de turno. Si no mejora la estructura productiva no vamos a poder salir adelante¡±, opina Donza. ¡°Lo que se va perdiendo es la capacidad de la clase media de sostener una esperanza¡±.
¡°Nunca me imagin¨¦ vivir esta situaci¨®n. Nada de esto; ni perder el trabajo de la forma que lo perd¨ª, ni tener que vivir a esta altura de la ayuda de nuestra familia. Mis suegros le est¨¢n pagando la cuota de la escuela a los chicos; mi mam¨¢ arranc¨® disimulada pasando por casa cada vez que hacia las compras y dejaba algo, una horma de queso, leches, ahora directamente pasa todos los jueves y me deja las compras; mi cu?ado, que vive en Francia, nos manda plata. Es incre¨ªble que te pueda pasar esto en tan poco tiempo, quedarte sin nada¡±, relata Marcela Capdevila sobre su situaci¨®n familiar actual.
Capdevila, madre de tres hijos, trabajaba desde 2019 en el ¨¢rea de recursos humanos de la cadena de panader¨ªas El Pilar, una de las panificadoras m¨¢s importantes de C¨®rdoba. La psic¨®loga de 37 a?os, especializada en la rama laboral, asegura que fue v¨ªctima de maltrato laboral y verbal por parte de su empresa con el objetivo de que dejase su trabajo. Finalmente, la despidieron sin indemnizaci¨®n. Hasta la cuarentena por la covid-19, su relaci¨®n laboral iba perfecta, dice, pero desprenderse de ella era el menor coste para la empresa, dado que era la empleada con menor antig¨¹edad en su ¨¢rea, explica lo sucedido. Adri¨¢n Villanueva, su marido, es un ingeniero civil due?o de una peque?a empresa constructora y el otro sost¨¦n econ¨®mico de la familia, pero tambi¨¦n vio sus ingresos completamente paralizados con la pandemia. ¡°Nuestro capital son mi maquinaria y un lote donde so?¨¢bamos alg¨²n d¨ªa hacer nuestra casa. Hoy, por primera vez en mi vida, me cuestiono si no tendr¨ªamos que vender todo ahora que todav¨ªa le podemos sacar algo e irnos del pa¨ªs. Ese pensamiento nunca se me hab¨ªa cruzado antes¡±, cuenta.
Nunca me imagin¨¦ vivir esta situaci¨®n. Ni perder el trabajo de la forma que lo perd¨ª, ni tener que vivir a esta altura de la ayuda de nuestra familiaMarcela Capdevila, mujer afectada por la crisis econ¨®mica derivada de la covid-19
Algunas de las medidas del estado de excepci¨®n en el que vive Argentina desde el 19 de marzo, cuando el presidente anunci¨® las primeras normas de aislamiento social preventivo y obligatorio, son la prohibici¨®n de despidos, la doble indemnizaci¨®n en caso de producirse alguno, y el impedimento de declarar la quiebra de empresas. Pero no parecen haber surtido sus efectos a tenor de los datos y la experiencia de trabajadores como Vasta o Capdevila. Y la recuperaci¨®n ser¨¢ lenta y complicada.
¡°En Argentina siempre hacemos soluciones innovadoras para ir safando, pero ac¨¢ hay un problema de base: no se genera empleo en el sector privado hace diez a?os. Argentina iba, de todas formas antes de la covid a una d¨¦cada perdida, son diez a?os de no crecer. A nivel industrial se perdi¨® un mont¨®n de terreno. Si se solucionara m¨¢gicamente todo ma?ana, necesitar¨ªamos cinco a?os de crecimiento sostenido a una tasa del 4% anual para llegar a los niveles econ¨®micos de marzo de este a?o. Para alcanzar los de 2011, se tendr¨ªa que crecer a ese ritmo hasta 2033¡±, calcula Pablo Dragun, director del centro de estudios de la Uni¨®n Industrial Argentina.
Vicente Donato, investigador de ciencias sociales en la Universidad de Bologna y director en Argentina de la Fundaci¨®n Observatorio Pyme, que estudia y promueve el desarrollo de peque?as y medianas empresas, detalla la participaci¨®n del sector privado. ¡°En Jap¨®n hay 90 empresas cada 1.000 habitantes; en Italia, 60; en Chile, casi 50. En Argentina son 20. El pa¨ªs tiene una cantidad de empresas muy baja para su desarrollo productivo. Ese n¨²mero lleg¨® a estar en 50 hace algunas d¨¦cadas. Cuando se habla de clase media, tambi¨¦n hay que hablar de una clase empresarial media. La caracter¨ªstica principal de los pa¨ªses poco desarrollados es que se tienen microempresas y despu¨¦s, las grandes multinacionales; y en el medio, nada. Argentina supo tener un tejido empresarial m¨¢s completo, como el italiano, alem¨¢n o japones, donde el principal aporte productivo y de valor agregado son la clase media empresarial. La disminuci¨®n de la clase media tiene que ver directamente con la perdida de empresas de la clase media. Sin empresas no hay futuro¡±.
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