C¨®mo la ¡®magia¡¯ de Twitter consigue cambiar una escuela
Un colectivo ha conseguido implicar a trav¨¦s de la red social en Senegal a cientos de personas en la rehabilitaci¨®n de centros educativos
¡°Tengo 15.000 amigos en Twitter, una comunidad extraordinaria. Si cada uno de nosotros dona 200 francos (CFA: 0,31 euros), podremos conseguir rehabilitar seis aulas del instituto de Yoff (uno de los distritos de Dakar) antes de los ex¨¢menes del 14 de septiembre¡±. Este fue el mensaje que lanz¨® en su cuenta de Twitter, Mamadou Diakhat¨¦, un joven profesor de educaci¨®n infantil y activista senegal¨¦s, el pasado 26 de agosto. Este inquieto maestro, conocido en el mundo digital como Junior Diakhat¨¦ Niintche, se sumaba a la tendencia a lanzar retos en las redes sociales, con algunas diferencias: el suyo era constructivo, bastante complicado y exig¨ªa compromiso. Este tuit inici¨® un movimiento que ha sacudido las ideas de solidaridad y de trabajo comunitario en Senegal, al unir a la fuerza de la construcci¨®n colectiva, el potencial de las redes sociales y al mantenerse al margen de cualquier organizaci¨®n formal.
El reto consist¨ªa en recaudar los casi dos millones de francos CFA (algo menos de 3.000 euros) que se hab¨ªan previsto para el material necesario y movilizar a los voluntarios para realizar la obra en poco m¨¢s de dos semanas. El 12 de septiembre daban el trabajo por terminado y Diakhat¨¦ escrib¨ªa: ¡°Reto conseguido. Hemos entregado las llaves de las clases a la autoridad (la inspectora de ense?anza de Dakar). Muchas gracias. Gracias a la magia de Twitter, el compromiso comunitario ha cambiado una escuela¡±. Hab¨ªan conseguido recaudar 2.427.405 francos CFA, entre peque?as transferencias de dinero m¨®vil desde 100 francos CFA (0,15 euros), aportaciones de empresas y particulares de hasta 500.000 francos CFA y donaciones de material. En total, m¨¢s de 400 personas hab¨ªan contribuido. Y toda la gesti¨®n se hab¨ªa compartido en esas mismas redes sociales, desde los presupuestos hasta las donaciones pasando por las facturas del material. La haza?a del instituto de Yoff, ha llamado la atenci¨®n sobre la particular visi¨®n de la solidaridad comunitaria de Mamadou Diakhat¨¦, pero no ha sido su primera acci¨®n.
¡°Las escuelas hab¨ªan estado cerradas durante cuatro meses por la covid-19¡±, explica Diakhat¨¦ y contin¨²a: ¡°Ya estaban en un mal estado y cuatro meses sin clases lo hab¨ªa empeorado, as¨ª que nos propusimos limpiarlas y prepararlas para la vuelta de las clases. En una ronda por algunas escuelas de Dakar, nos dimos cuenta de que muchas ten¨ªan carencias importantes. As¨ª que decidimos ponernos manos a la obra¡±. Antes de llegar al instituto de Yoff ya se hab¨ªan encontrado con la oposici¨®n de las autoridades. ¡°Empezamos por una escuela infantil en la que no hab¨ªa lavabos. Nos pusimos a construirlos y el Ayuntamiento lo detuvo, porque no hab¨ªamos pedido los permisos. No estaba de acuerdo con que hici¨¦semos su trabajo. Tuvimos que dejarlo porque hab¨ªa otros colegios con necesidades¡±, explica el joven profesor.
En total, m¨¢s de 400 personas han contribuido. Y toda la gesti¨®n se ha compartido en esas mismas redes sociales, desde los presupuestos hasta las donaciones pasando por las facturas del material.
Sin embargo, para Junior Diakhat¨¦ Niintche el episodio de Yoff tambi¨¦n result¨® excepcional. Fue la propia comunidad educativa la que llam¨® su atenci¨®n. ¡°Estaban preocupados porque hab¨ªa seis clases que ten¨ªan el techo en mal estado y los alumnos ten¨ªan que examinarse en ellas. Ten¨ªamos solo 14 d¨ªas. As¨ª que dijimos, vamos a seguir con el mismo sistema. Vamos a invitar a la comunidad a que se haga cargo del centro¡±, dice. Ese es el punto de partida de la nueva din¨¢mica que en realidad se basa en una f¨®rmula actualizada de la tradici¨®n de trabajo comunitario. ¡°Pedimos el material y la mano de obra. Todo el mundo que viene a participar en la mejora de los colegios lo hace de forma voluntaria, incluso el transporte, hemos intentado pagarles pero lo han rechazado porque nos dicen que esa es su contribuci¨®n. As¨ª es como hemos hecho todas las escuelas y cada semana nos llegan peticiones nuevas¡±, comenta este docente convertido en rehabilitador de centros educativos.
En la explicaci¨®n de Diakhat¨¦ se impone el pensamiento pr¨¢ctico una y otra vez. ¡°Las escuelas¡±, recuerda, ¡°son responsabilidad del Estado, evidentemente, pero este no puede ocuparse de su mantenimiento. No justificamos al Estado, pero aportamos nuestra soluci¨®n. Solo intentamos solucionar el problema. Hay quien paga para que sus escuelas [privadas] est¨¦n en condiciones y no se preocupan por si las p¨²blicas lo est¨¢n. Nuestros hijos van a esos centros porque no tenemos recursos. Hay que salvar la ense?anza p¨²blica porque si esos colegios no est¨¢n en buen estado, nuestros hijos no podr¨¢n asistir¡±.
Solo intentamos solucionar el problema. Hay quien paga para que sus escuelas [privadas] est¨¦n en condiciones y no se preocupan por si las p¨²blicas lo est¨¢n.
¡°Detesto la pol¨ªtica, no me mezclo en esas cosas¡±, asevera con contundencia. ¡°Yo me muevo en el terreno de la ciudadan¨ªa activa y espont¨¢nea¡±, concluye. Sin embargo, no cree que la movilizaci¨®n que ha desencadenado favorezca la despreocupaci¨®n de las autoridades. ¡°No creo que se lo pongamos f¨¢cil, porque lo que decimos es que si ellos no hacen su trabajo, la comunidad lo har¨¢ en su lugar. Lo cual pone de manifiesto las cosas que no est¨¢n haciendo, lo que les corresponde. No es c¨®modo para ellos. Por eso alg¨²n alcalde nos ha prohibido trabajar en ciertas escuelas, porque evidenciaba que no estaba haciendo su trabajo¡±, afirma Diakhat¨¦.
La movilizaci¨®n generada por la rehabilitaci¨®n del instituto de Yoff ha sacudido las redes senegalesas y ha fijado el foco de medios nacionales e internacionales en este maestro de la escuela 3 de Keur Madiabel, en la localidad de Kaolack, que durante sus vacaciones ha desencadenado este movimiento comunitario para arreglar las escuelas. Antes, ya hab¨ªa liderado la movilizaci¨®n en Senegal del conocido como CleanUp Challenge o TrashTag Challenge, aquel reto que animaba a los usuarios de redes sociales a compartir el resultado de jornadas de limpieza comunitarias de playas, parques y descampados. Y, de la misma manera en los primeros momentos de la covid-19 se hab¨ªa volcado con la sensibilizaci¨®n y el reparto de mascarillas y geles hidroalcoh¨®licos. ¡°Estoy en esta din¨¢mica de ciudadan¨ªa hace 10 a?os. En el enfoque de civismo, sensibilizaci¨®n y acci¨®n. No espero a nadie. Si considero que tengo que actuar lo hago, termino un proyecto, lo olvido y paso a otro. Y puedo hacerlo, en gran medida, gracias a las redes sociales¡±, confiesa Diakhat¨¦.
El impacto de esa comunidad construida entre lo presencial y lo digital se ha hecho m¨¢s presente en los ¨²ltimos meses. ¡°Evidentemente, el proyecto de Yoff era un gran desaf¨ªo, se lo dec¨ªa a mis amigos, si conseguimos el objetivo de Yoff, se habr¨¢ acabado esperar, se habr¨¢ acabado el problema del mantenimiento, porque todo el mundo va a venir. Y lo conseguimos. Ten¨ªamos solo quince d¨ªas. Ten¨ªamos una comunidad importante en las redes sociales, pero ha crecido todav¨ªa m¨¢s¡±, reconoce el maestro. Ahora un grupo de 200 personas reaccionan inmediatamente a las nuevas llamadas de trabajo en escuelas. ¡°Hemos tenido que limitarlo. Hemos seleccionado a personas que ten¨ªan experiencia en alba?iler¨ªa, electricidad, fontaner¨ªa. La comunidad siempre responde decidida¡±, explica. Incluso ha surgido informalmente un colectivo que se autodenomina Team Niintche.
Mientras las peticiones de rehabilitaci¨®n de escuelas se multiplican, Mamadou Diakhat¨¦ est¨¢ cada vez m¨¢s seguro de esta f¨®rmula de ayuda. Asegura que est¨¢ en contacto con colectivos de diferentes regiones del pa¨ªs para intentar contagiar el modelo y que incluso le han interpelado desde Camer¨²n y Costa de Marfil. ¡°Para nosotros las redes sociales son fundamentales¡±, afirma el alma del Team Niintche, ¡°son las que nos han permitido llegar a tener el material y los recursos necesarios para hacer las obras. Cuando llamamos a la gente a ir a una escuela no usamos ni la radio ni de la televisi¨®n sino las redes sociales. Decimos ¡®ma?ana estaremos en tal escuela¡¯ y al d¨ªa siguiente todo el mundo viene. Es la ¨²nica manera de organizarnos como lo estamos haciendo. Hemos reutilizado las redes sociales para empujar a la gente a participar en estas iniciativas de la comunidad¡±.
A pesar de que elude la pol¨ªtica sus afirmaciones no dejan de ser desafiantes. ¡°La comunidad es m¨¢s fuerte que el Estado. No hay necesidad de esperar al Estado, porque es incapaz de reaccionar r¨¢pidamente. En 1960 conseguimos nuestra independencia y desde 1960 tenemos las mismas escuelas, los mismos hospitales. La pol¨ªtica no ha mejorado nada. La comunidad tiene la capacidad para hacer cambiar su vida, a trav¨¦s de la mejora de las escuelas o los hospitales. Eso es el desarrollo¡±.
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