El software libre abre una puerta para el protagonismo femenino en Senegal
En Dalifort, un barrio popular y diverso entre Dakar y Pikine, hip-hop y tecnolog¨ªa libre se unen para seguir una tradici¨®n de construcci¨®n comunitaria
Dalifort es uno de los barrios sobre los que se desborda la humanidad creciente de Dakar. Sobre el papel, el sector forma parte del municipio de Pikine, la puerta de entrada a la pen¨ªnsula de Cap Vert, en la que se embute la capital senegalesa. Pero en la pr¨¢ctica es uno de los espacios de desahogo de la ciudad y una de las conexiones que hacen de la capital de Senegal lo que se conoce como una conurbaci¨®n, un continuo urbano en el que se confunden los l¨ªmites de los municipios en la vida diaria. Es, adem¨¢s, el escenario de un proyecto que pretende dar a las vecinas del barrio las herramientas para mejorar sus perspectivas profesionales a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa. La inmersi¨®n tiene un car¨¢cter especial: familiariza a las mujeres con las herramientas digitales m¨¢s b¨¢sicas, pero siempre usando programas libres y pretende ser el primer paso para la creaci¨®n de un centro de tecnolog¨ªa libre.
El barrio era un sector de vivienda informal poblado por migrantes llegados de todo el pa¨ªs desde los a?os setenta, pero a finales de la d¨¦cada de los ochenta llam¨® la atenci¨®n de las autoridades que lanzaron un proyecto de regularizaci¨®n de esa informalidad. Dalifort se convirti¨® en una especie de experimento urban¨ªstico, un intento de regular un espacio que hab¨ªa crecido a la sombra del ¨¦xodo urbano. Abundaba la autoconstrucci¨®n tanto como la auto organizaci¨®n, que se puso a prueba cuando ese proyecto de formalizaci¨®n pretendi¨® tambi¨¦n ¡°reubicar¡± a algunos de sus habitantes.
Con los a?os se ha construido una comunidad s¨®lida que cuenta como victorias las luchas vecinales por los servicios p¨²blicos m¨¢s b¨¢sicos. En medio de ese contexto y como ocurre en otras ciudades y barrios de Senegal, el hip-hop se ha convertido en uno de los pilares que mantiene en pie la comunidad. La organizaci¨®n Daf Hip-Hop y otros actores de la cultura urbana como el colectivo Focus Yarakh y el grupo Fuk¡¯N¡¯Kuk han impulsado el proyecto Weesuwul, que este a?o ha capacitado a una docena de mujeres j¨®venes del barrio en el uso de programas libres.
¡°Nunca es demasiado tarde¡± ese es el mensaje que han querido lanzar los impulsores del proyecto al bautizarlo. Es el significado de weesuwul en wolof. Pretende ser una aportaci¨®n a los esfuerzos de desarrollo comunitario y de apoyo a las mujeres. Emile Thiaw es una de las almas de la iniciativa, uno de los j¨®venes nacidos y crecidos en Dalifort que ha decidido quedarse para contribuir a su avance. ¡°Queremos acercar el uso de la inform¨¢tica a las mujeres porque es una herramienta muy poderosa. Nos hemos dicho que no puede ser que porque hayan dejado sus estudios, tengan que quedarse al margen de la inform¨¢tica, por eso intentamos ayudar a democratizar la tecnolog¨ªa¡±, explica este emprendedor del sector de la cultura.
As¨ª es como una docena de mujeres j¨®venes de Dalifort han seguido una primera formaci¨®n b¨¢sica en inform¨¢tica, durante un accidentado y at¨ªpico curso, por la irrupci¨®n de la covid-19 y las medidas de distanciamiento. De hecho, el programa ya se hab¨ªa modificado al principio del proyecto para adaptarse a las necesidades y las inquietudes de las participantes, como explica Carolina Garc¨ªa Casta?o, la encargada de la formaci¨®n t¨¦cnica: ¡°El programa inicial estaba orientado a la comunicaci¨®n y al periodismo ciudadano, para que pudiesen contar lo que pasa y lo que les pasa, pero nos encontramos con que todas las participantes ten¨ªan muy claro que quer¨ªan montar su propio negocio y generar empleo¡±. As¨ª que el programa se ha centrado en la ofim¨¢tica, siempre con programas libres. ¡°Creemos que es lo m¨¢s coherente con un centro comunitario¡±, se?ala Garc¨ªa. Y, en un segundo momento, se han lanzado a elaborar un plan de empresa ¡°para aplicar la formaci¨®n de ofim¨¢tica y hacer algo m¨¢s estimulante¡±, comenta esta veterana activista de la tecnolog¨ªa libre.
¡°Nunca es demasiado tarde¡± ese es el mensaje que han querido lanzar los impulsores del proyecto Weesuwul al bautizarlo
¡°Al principio del proyecto hicimos unas primeras sesiones para ver expectativas, capacidades y sue?os¡±, comenta Garc¨ªa, ¡°y de ah¨ª sali¨® la necesidad de elaborar un plan de empresa¡±. La formadora explica que el nivel de algunas de las participantes era cero: "Nunca se hab¨ªan sentado delante de un ordenador y el de la mayor¨ªa consist¨ªa en encender el ordenador y poner YouTube, solo hab¨ªa dos o tres que estaban m¨¢s familiarizadas con el sistema operativo¡±. Entre eso y las motivaciones que mostraron las participantes, los organizadores decidieron dejar el enfoque del periodismo ciudadano para la siguiente fase y centrarse, en esta primera experiencia, para que perdiesen el miedo a la inform¨¢tica y trabajasen sus inquietudes de emprendimiento. ¡°Organizamos una lluvia de ideas sobre las empresas que querr¨ªan crear y despu¨¦s las pusimos en grupo por proximidad de los proyectos. Han hecho un plan de empresa de un instituto de belleza, de un supermercado y otro de restauraci¨®n¡±, cuenta la formadora.
¡°En Senegal, a las mujeres habitualmente se les dejan todas las tareas dom¨¦sticas, se pretende que se ocupen de la casa y la familia¡±, advierte Emile Thiaw, ¡°y no tienen la oportunidad de formarse y estudiar. Estamos intentando darles una oportunidad y colaborar en que sean aut¨®nomas. En realidad, la mujer es el espejo de nuestra sociedad. Si ella est¨¢ preparada, eso va a repercutir en la familia. Hay muchas que no pueden entrar en el mercado laboral porque no tienen ciertas capacidades t¨¦cnicas, por eso esta formaci¨®n facilita la inserci¨®n socioprofesional¡±. El programa se ha orientado a las vecinas del barrio que han tenido m¨¢s dificultades para acceder a la formaci¨®n, aunque entre las 12 primeras participantes ha habido perfiles diferentes. ¡°Estas mujeres podr¨¢n manipular un ordenador, servirse de la inform¨¢tica en sus iniciativas, poner en marcha proyectos y lanzarlos y desarrollarlos¡±, dice orgulloso Thiaw.
En realidad, esta primera experiencia que ha estado llena de vicisitudes es solo un primer paso. Primero, el cambio de programa formativo; despu¨¦s, un traslado del lugar de la formaci¨®n por unas obras en el centro comunitario del barrio, pero sobre todo la pandemia. En pleno programa de formaci¨®n, las medidas contra el contagio de la covid-19 obligaron a las alumnas a confinarse. ¡°Hemos hecho una parte a distancia¡±, comenta Carolina Garc¨ªa, ¡°y tiene mucho m¨¦rito, porque lo dejamos apuntado, pero ellas se han lanzado a hacer los planes de empresa a trav¨¦s de WhatsApp haciendo subgrupos¡±. El final de esta primera formaci¨®n pretende ser el principio de un largo camino, tanto para ellas como para el proyecto.
¡°Estamos buscando la manera de acompa?ar a algunas de las participantes para que sigan form¨¢ndose en otros lugares¡±, explica Emile Thiaw. ¡°Conocemos estructuras e incubadoras de proyectos en otros barrios de Dakar que les pueden ayudar a entender los retos del ecosistema en Senegal¡±. Pero el proyecto de Weesuwul tambi¨¦n tiene que seguir adelante. Para continuar avanzando han lanzado una campa?a de micromecenazgo. El objetivo es continuar con las formaciones e ir construyendo alianzas con otros colectivos del barrio, con las organizaciones de mujeres, con la radio comunitaria, con los grupos de hiphop¡ Hasta generar un centro de tecnolog¨ªa libre que est¨¦ al servicio de las y los habitantes de Dalifort. Para el futuro de la iniciativa es fundamental la implicaci¨®n de las participantes por lo que los impulsores consideran que han subido un primer escal¨®n con ¨¦xito: adem¨¢s de las 12 mujeres formadas, algunas de ellas se incorporar¨¢n como formadoras en los siguientes episodios de esta historia.
Emile Thiaw une en una ¨²ltima reflexi¨®n, la historia del barrio, con su futuro y el poder de cohesi¨®n comunitaria del hip-hop con la necesidad de adaptarse los retos de la tecnolog¨ªa: ¡°El sentido de la comunidad es el que ha hecho que Dalifort sea lo que es hoy. No hab¨ªa ciertas infraestructuras b¨¢sicas, no hab¨ªa escuela, dispensario, etc, y han sido nuestros abuelos los que han contribuido y trabajado. La comunidad cotizaba por s¨ª misma. Ellos han luchado con su sudor y han conseguido una escuela para que nosotros pudi¨¦semos formarnos. Nuestros padres han aportado su dinero para que pudiese haber un dispensario, para que podamos tener atenci¨®n m¨¦dica b¨¢sica. Todo empez¨® as¨ª y ha continuado hasta hoy. Eso es la comunidad, vivir juntos. No hay problemas entre nosotros, nos aceptamos tal y como somos e intentamos hacer cosas juntos¡±.
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