?Negamos los espa?oles nuestros v¨ªnculos con ¨¢rabes y musulmanes?
Efectivamente, entre Espa?a y Marruecos hay muchas similitudes¡ Pero yo no lo sab¨ªa. De lo que hoy quiero escribir es, precisamente, del porqu¨¦ de ese desconocimiento: ?Por qu¨¦ no sab¨ªa que la influencia ¨¢rabe y musulmana en Espa?a era tan grande?
Nota a los lectores: EL PA?S ofrece en abierto la secci¨®n Planeta Futuro por su aportaci¨®n informativa diaria y global sobre la Agenda 2030, la erradicaci¨®n de la pobreza y la desigualdad, y el progreso de los pa¨ªses en desarrollo. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.
El pasado mes de agosto y, tras casi siete a?os viviendo all¨ª por motivos profesionales, abandon¨¦ definitivamente el reino de Marruecos. No creo exagerar al describir esa etapa de mi vida como una experiencia personal casi m¨ªstica.
Recuerdo que, a los pocos d¨ªas de llegar a Marruecos, paseaba por la medina de Rabat cuando vi a un vendedor ambulante ofreciendo aceitunas. Para dar publicidad a su mercanc¨ªa, el mercader gritaba: ¡°?zaytun!¡± (aceituna, en ¨¢rabe). Intu¨ª (y luego confirm¨¦) que la palabra castellana ¡°aceituna¡± proven¨ªa de ese ¡°zaytun¡± ¨¢rabe.
Este descubrimiento me sorprendi¨® mucho: creo que uno de los elementos culturales que m¨¢s define a Espa?a es la gastronom¨ªa. Pienso que la clave de la gastronom¨ªa espa?ola es el aceite que, a su vez, proviene de las aceitunas. Para m¨ª fue todo un acontecimiento descubrir que el coraz¨®n de la gastronom¨ªa (y por tanto, el meollo de un elemento cultural important¨ªsimo en mi pa¨ªs), llevaba un nombre ¨¢rabe. Porque, de alguna manera, esto demostraba hasta qu¨¦ punto la cultura ¨¢rabe ocupaba un lugar privilegiado en la espa?ola.
Constantemente durante mis a?os en Marruecos descubr¨ª nuevas similitudes entre ese pa¨ªs y el m¨ªo. Algunos ejemplos son el vocabulario (¡°pantalones¡± -¡°bantalon¡± en ¨¢rabe-, ¡°az¨²car¡± -¡°sookar¡±-, ¡°guitarra¡± -¡°githara¡±-, blusa ¨C¡°bloosa¡±-, camisa ¨C¡°kamis¡±-, m¨²sica ¨C¡°moseka¡±-¡), la gastronom¨ªa (los turrones que se venden en la medina de Fez son pr¨¢cticamente id¨¦nticos a los que comemos en Navidad en Espa?a) y la arquitectura (el estilo arquitect¨®nico de las madrazas de Marrakech es muy parecido al que encuentro en la Alhambra de Granada).
Efectivamente, entre Espa?a y Marruecos hay muchas similitudes¡ Pero yo no lo sab¨ªa. De lo que hoy quiero escribir es, precisamente, del porqu¨¦ de ese desconocimiento: ?Por qu¨¦ no sab¨ªa que la influencia ¨¢rabe y musulmana en Espa?a era tan grande?
El 1 de enero de 1986 Espa?a entra por fin en la Comunidad Econ¨®mica Europea, la actual UE. Durante los ¨²ltimos 25 a?os Espa?a ha tenido una gran vocaci¨®n europea. Puede que eso explique por qu¨¦, durante nuestra historia reciente, hayamos dado prioridad a nuestros vecinos europeos olvid¨¢ndonos, tal vez, de aquello que nos une a otros pa¨ªses o culturas igualmente pr¨®ximos.
Pero, al margen de estos ¨²ltimos a?os, ?es correcto afirmar que los espa?oles no somos plenamente conscientes de la influencia ¨¢rabe y musulmana en nuestro pa¨ªs? Y si la hip¨®tesis es correcta, ?c¨®mo se explica esto?
Daniel Gil-Benumeya es profesor en el ?rea de Estudios ?rabes e Isl¨¢micos de la Universidad Complutense de Madrid. Adem¨¢s, trabaja en la Fundaci¨®n de Cultura Isl¨¢mica (FUNCI), que es una instituci¨®n que trata de anudar el v¨ªnculo entre Espa?a y las culturas isl¨¢micas*.
Preguntado al respecto, Gil-Benumeya contesta: ¡°En Espa?a ha habido una ocultaci¨®n. Con los Reyes Cat¨®licos y sus sucesores, los Austrias, hubo una pol¨ªtica de uniformidad religiosa que supuso la expulsi¨®n o conversi¨®n forzosa de musulmanes y jud¨ªos, pero tambi¨¦n la represi¨®n de muchas costumbres que se asociaban (a veces err¨®neamente) con la religi¨®n isl¨¢mica o jud¨ªa... Y, por supuesto prohibici¨®n total de la lengua ¨¢rabe, que en el siglo XVI todav¨ªa era una de las lenguas m¨¢s habladas de Espa?a. El hispanista franc¨¦s Alain Milhou llam¨® a todo este proceso de liquidaci¨®n del islam y el juda¨ªsmo en los siglos XVI y XVII de desemitizaci¨®n¡±.
Otra raz¨®n es que nuestros libros escolares, cuando explican la Edad Media, prestan atenci¨®n sobre todo a los reinos cristianos, y se pasa de puntillas sobre Al-?ndalus, porque se trata como si hubiera sido una presencia extranjera. ¡°Una invasi¨®n de 800 a?os que finalmente fue expulsada. Esta identificaci¨®n de la naci¨®n espa?ola con el catolicismo es lo que se llama nacionalcatolicismo. Es un t¨¦rmino transversal a todo el arco pol¨ªtico que sigue dominando en la actualidad, ya que existe un consenso general en torno a la idea de que lo espa?ol no incluye el islam¡±, abunda el profesor.
No es dif¨ªcil sentirse orgulloso de compartir lazos con un pueblo que tanto ha aportado a la humanidad
Tambi¨¦n recuerda Gil-Benumeya que lo isl¨¢mico es o bien ignorado o bien presentado bajo trazos ex¨®ticos y muy estereotipados, como si fuera una cultura totalmente ajena a la nuestra. El juda¨ªsmo, afortunadamente, ha empezado a ser rehabilitado, con gestos como el reconocimiento de la nacionalidad espa?ola a los descendientes de los jud¨ªos expulsados en 1492, cosa que no se ha hecho nunca con los moriscos (a pesar de que ha habido muchas solicitudes en ese sentido), o la tipificaci¨®n del antisemitismo como delito (lo que no ocurre con la islamofobia).
¡°Por supuesto, no ha sido siempre ni uniformemente as¨ª. Ha habido momentos y personas que han hecho lo posible por reconocer ese v¨ªnculo de Espa?a con el islam. Tambi¨¦n hubo intelectuales como Am¨¦rico Castro o despu¨¦s Juan Goytisolo, que hicieron mucho por reivindicar ese v¨ªnculo. En la actualidad estamos metidos en el discurso del ¡°choque de civilizaciones¡± y la ¡°amenaza isl¨¢mica¡± que se inici¨® tras el colapso de la URSS y con el 11-S, y parece m¨¢s dif¨ªcil que nunca reconocer la influencia isl¨¢mica¡±, concluye el experto.
La verdad os har¨¢ libres
Puesto que nuestro v¨ªnculo con ¨¢rabes y musulmanes parece demostrado, pienso que lo mejor es aceptarlo e incluso abrazarlo. No es dif¨ªcil sentirse orgulloso de compartir lazos con un pueblo que tanto ha aportado a la humanidad en disciplinas tan distintas como son la medicina (los ¨¢rabes descubrieron la anatom¨ªa del ojo), las matem¨¢ticas (el sistema de notaci¨®n que se utiliza actualmente en casi todo el mundo es la numeraci¨®n ar¨¢biga. Los ¨¢rabes inventaron las ecuaciones de primer y segundo grado¡), la agricultura, la pesca o la arquitectura.
Personalmente, creo que conocer y aceptar mi propia conexi¨®n con ¨¢rabes y musulmanes tras estos a?os vividos en Marruecos me ha sido muy ¨²til. Primero, porque tengo la impresi¨®n de que ahora me conozco mejor a m¨ª mismo, ya que he entrado en contacto con una parte de mi pasado y de mis propios or¨ªgenes que desconoc¨ªa. Y, sobre todo, porque hoy tengo la impresi¨®n de haber entrado en contacto con una parte de mi familia que desconoc¨ªa y de la que me siento orgulloso de formar parte.
(*) La Fundaci¨®n de Cultura Isl¨¢mica (Funci) tiene sede en Madrid y en Rabat. Dentro de la Funci, existe el Centro de Estudios sobre el Madrid isl¨¢mico (Cemi), que intenta recuperar el legado isl¨¢mico hist¨®rico en Madrid y pensar y hacer pensar sobre ello. El reci¨¦n publicado libro Madrid isl¨¢mico: la historia recuperada, incide en la tem¨¢tica de este texto poniendo el foco en Madrid.
Miguel Forcat Luque es economista por la Universidad Complutense de Madrid y trabaja para la Comisi¨®n de la Uni¨®n Europea. Este art¨ªculo no refleja necesariamente el punto de vista de la instituci¨®n para la que trabaja.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.