?Es lo mismo decir ni?o soldado que ni?a soldado?
Las chicas tambi¨¦n son reclutadas en conflictos armados y, en muchos casos, son v¨ªctimas de violencia sexual, matrimonios forzados y embarazos no deseados. Es necesario tenerlas en cuenta al combatir esta realidad y pensar en su reinserci¨®n en la sociedad
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Cuando pensamos en ni?os soldado, la imagen que nos viene a la mente suele ser la de j¨®venes adolescentes portando armas autom¨¢ticas, vestidos con una mezcla de trajes rotos y descoloridos. Pensamos en ni?os de tan solo cinco a?os corriendo por el monte como esp¨ªas, recogiendo informaci¨®n y transmiti¨¦ndola a sus comandantes y compatriotas mayores.
Olvidamos que las ni?as tambi¨¦n pueden formar parte de grupos armados. Si pensamos en ellas, nos limitamos a concebirlas en la cocina, la limpieza y otras tareas dom¨¦sticas de la base de un grupo armado. Como expertos en protecci¨®n de la infancia nos damos cuenta de que, en nuestros esfuerzos por comprender a los ni?os soldado, a menudo solo hemos establecido una firme comprensi¨®n colectiva y medios para responder a la experiencia de los varones.
Sabemos que las ni?as pueden ser tan vulnerables al reclutamiento forzoso como los ni?os. World Vision complet¨® un estudio de investigaci¨®n en cinco pa¨ªses para comprender mejor el continuo sentimiento coercitivo que pueden sentir para unirse a un grupo armado. En Colombia, la Rep¨²blica Centroafricana (RCA), la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), Irak y Sud¨¢n del Sur, tanto las cr¨ªas como los chavales se convirtieron en soldados por diversas razones: la presencia del conflicto y la normalizaci¨®n de la violencia, el acceso a las necesidades b¨¢sicas para la supervivencia o la asistencia familiar, la falta de oportunidades, incluida la educaci¨®n, la venganza y la presi¨®n de los compa?eros, la familia o los miembros de la comunidad. Cada una de estas razones motiv¨® tanto a las unas como a los otros.
Pero las razones para el reclutamiento tienen una dimensi¨®n de g¨¦nero. En Colombia y la RDC, las ni?as fueron objeto de reclutamiento forzoso para utilizarlas en las hostilidades, espec¨ªficamente porque como mujeres ser¨ªan menos sospechosas de llevar a cabo operaciones armadas o actos delictivos. En Irak, la RCA y Sud¨¢n del Sur, las ni?as corr¨ªan m¨¢s riesgo de ser reclutadas para convertirse en esposas de los l¨ªderes armados, mientras en algunas zonas de la RDC, las v¨ªrgenes eran enroladas espec¨ªficamente por las creencias fetichistas, utilizadas como parte de los rituales de purificaci¨®n de los grupos armados que se pensaba que proporcionaban protecci¨®n a los combatientes.
Un ¨¢rea clave para seguir investigando es considerar si, como resultado de estos factores, las ni?as corren un mayor riesgo de ser reclutadas de forma forzada en comparaci¨®n con los ni?os, especialmente en contextos en los que su realidad diaria tiene como tel¨®n de fondo la desigualdad de acceso, participaci¨®n y empoderamiento. Los pa¨ªses con las tasas m¨¢s altas de reclutamiento y utilizaci¨®n de ni?os, por ejemplo, Somalia, tambi¨¦n se caracterizan por un importante desequilibrio de poder entre hombres y mujeres, donde ellas ¨Da cualquier edad¨D se enfrentan a una probabilidad devastadoramente alta de experimentar todas las formas de violencia sexual o de g¨¦nero, y pueden tener medios limitados para decidir sobre sus propios cuerpos y tomar decisiones en su vida cotidiana.
Para algunas ni?as, la participaci¨®n en un conflicto armado puede contribuir m¨¢s r¨¢pida y visceralmente a un resultado de empoderamiento que cualquier otro esfuerzo para cambiar las normas de g¨¦nero
Al igual que la circunstancia de asociarse con una fuerza o grupo armado tiene una dimensi¨®n de g¨¦nero, la experiencia es ¨²nica para las ni?as y los ni?os cuando salen y tratan de reintegrarse en la sociedad. La mayor¨ªa de las chicas habr¨¢n experimentado formas crueles y repetidas de violencia sexual y de g¨¦nero. Tambi¨¦n son objeto de otras formas de violencia machista: matrimonio forzado, embarazo no deseado, esclavitud sexual y trata de personas, y abusos f¨ªsicos o emocionales. La violencia sexual se utiliza como t¨¢ctica para deshumanizar a los ni?os en los conflictos armados, y los datos de la ONU indican que est¨¢ m¨¢s extendida entre las ni?as.
Mientras luchamos por conseguir la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento de las mujeres en el mundo, nos vemos obligados a enfrentarnos a una dif¨ªcil realidad. Para algunas ni?as, la participaci¨®n en un conflicto armado puede contribuir m¨¢s r¨¢pida y visceralmente a un resultado de empoderamiento para ellas que cualquier otro esfuerzo para cambiar las normas de g¨¦nero a lo largo del tiempo. Terminar permanentemente su asociaci¨®n con un grupo armado puede, en algunos contextos espec¨ªficos, significar un paso atr¨¢s en la libertad, las percepciones de poder y respeto, y los sentimientos de empoderamiento para las ni?as.
Mientras que para los ni?os la atenci¨®n a las necesidades b¨¢sicas, la reincorporaci¨®n a la educaci¨®n y el acceso a un futuro empleo son algunos de los aspectos m¨¢s importantes para mitigar la reincidencia, para las chicas puede ser necesario todo esto, adem¨¢s de la necesidad de avanzar significativamente en la igualdad de g¨¦nero, un factor que puede ser olvidado en las estrategias de prevenci¨®n de la reincidencia.
Tenemos que reflexionar sobre el da?o que sigue causando el reclutamiento y la utilizaci¨®n de ni?os en los conflictos armados y empezar a cambiar nuestra propia narrativa, desglosando el t¨¦rmino ni?os para considerar las experiencias y realidades ¨²nicas de los varones y las ni?as. Cuanto m¨¢s podamos hacer para escuchar y aprender de las mujeres para entender sus experiencias espec¨ªficas como menores soldados, y adaptarnos en consecuencia, mayor ser¨¢ la probabilidad de acabar y prevenir realmente el reclutamiento y la utilizaci¨®n de todos los ni?os y ni?as.
Lyndsay Hockin trabaja en la ONG World Vision para atender las necesidades particulares de las ni?as liberadas de las fuerzas y grupos armados.
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