Rompamos filas
En 2015 se destin¨® menos del 0,6 % de la ayuda al desarrollo a la lucha contra la violencia contra los ni?os
Hain recuerda que le dijeron que eligiera entre matar o ser asesinado. Fue forzado a formar parte de un grupo armado en Myanmar cuando solo ten¨ªa 16 a?os: "Dispar¨¦ a m¨¢s de 100 personas. Algunas ten¨ªan la misma edad que yo, incluso parec¨ªan m¨¢s j¨®venes. Cada vez que pienso en esos momentos, no puedo dormir, no puedo comer y a veces ni siquiera s¨¦ c¨®mo vivir¡±.
Ngalula tiene 12 a?os, una gran sonrisa y una historia desgarradora. Un d¨ªa, en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), una de sus amigas le pidi¨® que saliera a caminar con ella. "No sab¨ªa a d¨®nde ¨ªbamos. Cuando llegamos al bosque, donde la milicia ten¨ªa su campamento, le dije que no quer¨ªa unirme al movimiento, que mis padres no quer¨ªan que me uniera. Pero ella me contest¨® 'Si no te unes te mataremos' y tuve miedo. Le dije que me unir¨ªa a la milicia".
Esta semana se ha celebrado el D¨ªa Internacional contra el Uso de Ni?os Soldado, un d¨ªa para que todos nos unamos para pedir que ning¨²n ni?o pelee en las guerras iniciadas y alimentadas por adultos. En este momento, hay miles de ni?os involucrados ilegalmente en conflictos armados en todo el mundo.
En teor¨ªa, los gobiernos y l¨ªderes han dicho que esto no seguir¨¢ sucediendo. En teor¨ªa, condenan el uso de ni?os en la lucha y prometen hacer m¨¢s para poner fin a una pr¨¢ctica que roba futuros y somete a los ni?os a horrores que nadie, y mucho menos un ni?o, deber¨ªa experimentar o ser testigo. El Protocolo Facultativo de la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o relativo a la participaci¨®n de ni?os en conflictos armados es un ejemplo de estas promesas. La realidad, sin embargo, es que los ni?os son blancos f¨¢ciles, son vulnerables y propensos a ser atra¨ªdos por promesas simples y deshonestas cuando la vida a su alrededor parece no ofrecer ninguna alternativa.
Dispar¨¦ a m¨¢s de 100 personas. Cada vez que pienso en esos momentos, no puedo dormir, no puedo comer y a veces ni siquiera s¨¦ c¨®mo vivir
Esto tiene que parar. Debemos exigir que los gobiernos ejecuten medidas pr¨¢cticas para poner fin al reclutamiento forzado de ni?os soldado. Para ello, es necesario establecer los 18 a?os como la edad m¨ªnima para el reclutamiento y la participaci¨®n (en muchos pa¨ªses, la edad m¨ªnima para las fuerzas armadas es de 16 a?os); se debe reconocer y apoyar el papel de los ni?os en la construcci¨®n de la paz. Brindar protecci¨®n econ¨®mica y social para reducir el riesgo de reclutamiento mediante un mejor acceso a una educaci¨®n de calidad para ni?os en riesgo. De esta forma, la promesa de una educaci¨®n no ser¨¢ motivo para que un ni?o se una a un grupo armado. Ni?os como David (RDC), de 15 a?os, creen en estas promesas: "Nunca dejaron de decirme, 'Lucha, y si ganamos, podr¨¢s estudiar gratis'. Esto nunca sucedi¨®; ahora, cuando veo a mis amigos ir a la escuela, me siento traicionado; fuimos enga?ados".
Tambi¨¦n,?es necesario garantizar un entorno de protecci¨®n para los ni?os que fortalezca el sistema formal y las redes de protecci¨®n informales basadas en la comunidad y desarrolle la resiliencia de los ni?os hacia el abuso. Trabajar con los l¨ªderes religiosos y comunitarios para poner fin a las pr¨¢cticas que fomentan la participaci¨®n de los ni?os en los conflictos. Implementar el registro universal de nacimientos para que los ni?os invisibles y vulnerables no puedan ser llevados sin dejar rastro. Controlar el flujo de armas peque?as. El f¨¢cil acceso de las armas peque?as contribuye al reclutamiento de ni?os: son baratas, los ni?os pueden ser entrenados en aproximadamente 30 minutos y son lo suficientemente ligeras como para que, hasta los m¨¢s peque?os, puedan manejarlas. Invertir m¨¢s en la prevenci¨®n y resoluci¨®n pac¨ªfica de los conflictos armados para que los ni?os no se enfrenten a esta amenaza.
Cuando el da?o ya est¨¢ hecho, hay que elaborar programas espec¨ªficos para ni?os soldado que quieren escapar o han escapado de grupos armados. En este aspecto, World Vision ayuda a ex ni?os soldado como Hain a comenzar una nueva vida y reintegrarse en sus familias y comunidades, o como David, a volver a la escuela y establecemos Espacios Seguros para ellos donde pueden jugar y superar las experiencias vividas.
Tambi¨¦n es necesario trabajar con ni?os involucrados en el conflicto de Sud¨¢n del Sur para ayudarles a recuperarse de la violencia que han presenciado o experimentado y para que se puedan reintegrar pac¨ªficamente en la sociedad. Adem¨¢s, hay que trabajar con socios, incluidos los gobiernos, para proporcionar alternativas viables a los ni?os que corren el riesgo de unirse a las fuerzas armadas o a grupos armados. Para ello, es imprescindible el apoyo a los medios de subsistencia de las familias, programas de educaci¨®n y actividades de consolidaci¨®n de la paz entre los j¨®venes.
En 2015, el gasto total en Ayuda Oficial al Desarrollo fue de 174.000 millones de d¨®lares. De esta cantidad, menos del 0,6 % fue destinado a poner fin a la violencia contra la infancia. ?Pod¨¦is imaginar el porcentaje destinado a luchar contra el reclutamiento de ni?os soldado? Es el momento de dar un paso al frente y hacer algo para que ni?os como Hain o David tengan un futuro mejor.
Andrew Hassett es director global de campa?a de World Vision International.
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