Un cura titiritero contra la violencia de las bandas callejeras en Ecuador
El padre Jos¨¦ Antonio Maeso trabaja como capell¨¢n de la c¨¢rcel de Esmeraldas y desde hace 20 a?os ense?a a convivir en paz a los j¨®venes con mayor riesgo de exclusi¨®n a trav¨¦s del teatro y los juegos
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En los 20 a?os que el padre Jos¨¦ Antonio Maeso (Burgos, 1969) lleva en Ecuador trabajando por acabar con la violencia en todas sus formas ¡ªsexual, callejera, machista...¡ª se ha visto envuelto en situaciones muy dispares, la mayor¨ªa proporcion¨¢ndole alegr¨ªas, seg¨²n ¨¦l mismo admite. Pero tambi¨¦n ha vivido algunas donde el peligro acechaba a la vuelta de la esquina, y otras, cargadas de surrealismo. Como aquella noche en la que se vio solo y rodeado de un grupo de pandilleros en una calle oscura de Quito. En ese instante, cuando a cualquiera le pasa la vida por delante, a este religioso le dio tiempo a pensar, con un improperio ecuatoriano incluido: ¡°Chuta, ah¨ª est¨¢ mi final¡±. Este fugaz pensamiento se borr¨® de su mente en cuanto escuch¨® a uno de ellos gritar: ¡°?Ay padre, no se asuste, que somos sus panas!¡±.
Este entuerto, que acab¨® con final feliz, no se explica sin entender la vida de Maeso, un sacerdote y misionero que vive en Ecuador desde 2001 y que tras cinco a?os en Puyo se instal¨® en la provincia de Esmeraldas, una de las zonas m¨¢s castigada del pa¨ªs, lim¨ªtrofe con Colombia. All¨ª ha lidiado con las bandas latinas m¨¢s temidas: ?etas, Latin Kings, Queen Nation... ¡°Trabajar en la frontera es o¨ªr, ver y callar. Uno tiene m¨¢s que hacer que decir¡±, admite este burgal¨¦s, que entiende que cuando se es intermediario en poner paz entre bandas callejeras no queda otra que obrar con sus propias reglas. ¡°Trabajar con ellos ha sido un gran aprendizaje. Por supuesto, sin ser mal hablado, hay que ser en¨¦rgico y fuerte. Y saber cu¨¢ndo hay que decir que s¨ª y cuando que no. La comunicaci¨®n y la palabra es el milagro para evitar muertes. Al final se trata de tender puentes¡±, explica este religioso.
Unos puentes que Maeso, ordenado sacerdote en 1995, ha construido de una forma inusual para la mayor¨ªa. Su labor en estos 20 a?os, adem¨¢s de ser el capell¨¢n de la c¨¢rcel de Esmeraldas, ha sido la de promover la cultura y la educaci¨®n a trav¨¦s de Naci¨®n de Paz, una iniciativa del Vicariato Apost¨®lico de esta regi¨®n ecuatoriana que pretende dar salidas y respuestas a los ni?os y j¨®venes en riesgo de exclusi¨®n, y as¨ª alejarlos de las bandas callejeras. Y lo ha hecho a trav¨¦s de metodolog¨ªas educativas alternativas como el juego, el arte urbano, el teatro y los t¨ªteres. ¡°Uno tiene que hablar un lenguaje que le entiendan. Y los muppets son un medio de comunicaci¨®n que llama mucho la atenci¨®n. As¨ª que lo mismo doy una misa, que una charla, que hago una representaci¨®n¡±, explica sonriente.
Maeso admite que su pasi¨®n por las marionetas viene de lejos. En su primera parroquia, en Aranda de Duero, con 25 a?os, ya las usaba. Fan de Karrasquedo, un famoso titiritero burgal¨¦s, el religioso encontr¨® en estos mu?ecos de trapo una v¨ªa para enfrentar las situaciones m¨¢s serias de la forma m¨¢s divertida. De ah¨ª naci¨® Pazita, una joven afrodescendiente, el primer t¨ªtere con el que Naci¨®n de Paz cont¨® como herramienta educativa tras el terremoto de Pedernales en 2016. ¡°Cuando visit¨¢bamos los albergues tras el sismo, muchos de los miembros del equipo se preguntaban: ?C¨®mo vamos a ir all¨ª a jugar? Pero yo creo que el juego es un elemento educativo y universal y algo muy serio que tenemos que recuperar, especialmente en situaciones de emergencias, como fue aquella y lo es la de ahora¡±, asegura el capell¨¢n, refiri¨¦ndose a la pandemia.
As¨ª Pazita, que ya no es la ¨²nica t¨ªtere de la organizaci¨®n ¡ªEl Quiquiri?ao, que representa a un ni?o con discapacidad; la Guaca, un loro hembra que act¨²a de Pepito Grillo; la profe Sof¨ªa y otros personajes como Malala, Gandhi y Martin Luther King¡ª se convirti¨® en un s¨ªmbolo y en una herramienta de reconciliaci¨®n. ¡°Ella es una mujer afro, que desde el palenque y a trav¨¦s de sus cinco dedos tiende una mano contra la violencia¡±, resume el cura, que admite que Pazita no se calla ning¨²n pensamiento, salvo cuando conoci¨® al Papa Francisco, que se qued¨® muda.
Maeso, que tras el comienzo de la pandemia traslad¨® las ense?anzas de Pazita a las redes sociales, cree firmemente que si Jes¨²s hubiera vivido en nuestros d¨ªas, hubiera utilizado Facebook y Youtube como herramientas de comunicaci¨®n
Este curioso encuentro entre su Santidad y Pazita se produjo en las Jornadas Mundiales de la Juventud en Panam¨¢, en 2019. No era la primera vez que Maeso hab¨ªa intentado conocer a Jorge Bergoglio. Su credencial para asistir a una misa que celebr¨® el papa Francisco en Guayaquil lleg¨® tarde y nunca pudo ir. La siguiente oportunidad le llegar¨ªa de la mano de Unicef, que lo invit¨® a asistir a estas jornadas como parte de su comitiva, entre la que estaba Pazita. ¡°Muchos me dijeron que era el momento de cortarme el pelo, quitarme las pulseras, los anillos, pero yo les contest¨¦: ¡®El Papa va a ver a Jos¨¦ Antonio, no a esa imagen que ustedes quieren que d¨¦¡±, explica el sacerdote, que recuerda el abrazo que le dio el Pont¨ªfice, ¡°su jefe¡±, a su creaci¨®n, Pazita, como uno de los recuerdos m¨¢s bonitos de su vida.
¡°Todav¨ªa la gente tiene una idea estereotipada del cura¡±, se?ala Maeso, cuando explica que a¨²n se tiene mucho miedo a que la Iglesia se comporte de manera sectaria y busque adoctrinar a trav¨¦s de su labor contra la violencia en Esmeraldas. ¡°Muchos nos dan ejemplo que, sin creer, construyen el reino de Dios mejor que nosotros¡±, a?ade el religioso, haciendo menci¨®n a una enc¨ªclica del Papa Francisco en la que habla de c¨®mo todos los que crean en la Justicia son uno, sin importar la creencia.
Me han llegado a decir: ?C¨®mo es que un cura no est¨¢ dando misa y se pone a hacer tonter¨ªas con los t¨ªteres? Y yo siempre les contesto lo mismo:¡®Si al Papa no le molest¨® conocerme de la mano de uno, ?por qu¨¦ a ti te va a molestar?¡¯
En su otra faceta, la de capell¨¢n en la c¨¢rcel de Esmeraldas, tambi¨¦n ha tenido que enfrentarse a situaciones cr¨ªticas. La ¨²ltima de ellas ha sido durante los d¨ªas en los que Ecuador vivi¨® cuatro motines en sus c¨¢rceles, que acabaron con 79 muertos. Maeso, que le resta importancia a su labor dentro de la prisi¨®n para poner paz entre bandas y evitar m¨¢s fallecidos, asegura que hizo lo que ten¨ªa que hacer. ¡°Si me hubiera agarrado el miedo, habr¨ªa traicionado mi esp¨ªritu y lo que ellos [los presos] esperaban de m¨ª¡±. Para el religioso, su mayor alegr¨ªa es ver como muchos j¨®venes han reconstruido sus vidas y ya no est¨¢n perseguidos ni amenazados de muerte. Maeso se siente un afortunado por haber podido seguir visitando la c¨¢rcel, a pesar de la covid-19, y ser el hombro en el que muchos reposan. ¡°Hay que tratarles como personas. Si la sociedad los trata como animales, ellos responder¨¢n igual¡±, se lamenta Maeso, que acude al s¨ªmil de Pigmali¨®n para explicarse. ¡°Muchos hablan de sus derechos, pero pocos respetan su dignidad. Todas las vidas tienen el mismo valor¡±, a?ade.
Maeso, que tras el comienzo de la pandemia traslad¨® los talleres y las ense?anzas de Pazita y sus otros t¨ªteres a las redes sociales, cree firmemente que si Jes¨²s hubiera vivido en nuestros d¨ªas, hubiera utilizado Facebook y Youtube como herramientas de comunicaci¨®n. El sacerdote, que no suele usar h¨¢bitos y lleva el pelo largo y la mano derecha ensortijada de anillos y pulseras que le cubren buena parte de la mu?eca, reconoce que a¨²n la sociedad se sorprende que un cura se disfrace, haga marionetas y juegue. ¡°Me han llegado a decir: ?C¨®mo es que un cura no est¨¢ dando misa y se pone a hacer tonter¨ªas con los t¨ªteres? Y yo siempre les contesto lo mismo: ¡®Si al Papa no le molest¨® conocerme de la mano de uno, ?por qu¨¦ a ti te va a molestar?¡¯¡±.
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