¡®Myanmar Diaries¡¯: la vida bajo una brutal dictadura
Un documental, de gira por Europa y filmado de forma clandestina en el pa¨ªs asi¨¢tico por un grupo de 10 cineastas an¨®nimos, encapsula la rabia, el miedo y la esperanza por recuperar su libertad tras m¨¢s de un a?o desde el golpe de Estado
Ha pasado poco m¨¢s de un a?o desde que la ma?ana del uno de febrero la Junta militar diera un golpe de Estado en Myanmar (antigua Birmania). La brutalidad del r¨¦gimen castrense ya no abre portadas, pero sus habitantes siguen resistiendo con todos los medios a su alcance, incluido el arte. La prueba de esa lucha llega con Myanmar Diaries, un documental creativo filmado de forma clandestina en el pa¨ªs asi¨¢tico por un grupo de 10 cineastas an¨®nimos que encapsulan la rabia, el miedo y la esperanza por recuperar su libertad.
La pel¨ªcula h¨ªbrida, que se mueve entre el periodismo ciudadano y la ficci¨®n a trav¨¦s de cortometrajes narrados en primera persona, ha llegado a las salas de cine de toda Europa con ovaciones de p¨²blico y cr¨ªtica. Desde su estreno en febrero se ha hecho con el premio de cine de Amnist¨ªa Internacional y el de mejor documental en la Berlinale, entre muchos otros. En su vuelta al mundo por el circuito de festivales ¨Cen Espa?a podr¨¢ verse en Atl¨¢ntida Film Fest a finales de julio¨C, el film nos ense?a lo que no vemos, lo que muchos siquiera podemos imaginar: la vida cotidiana bajo una feroz dictadura.
¡°Queremos transmitir que nuestro sufrimiento es universal¡±, cuenta el director birmano Maung (*), miembro del grupo de directores del film que se hace llamar Myanmar Film Collective, en una reciente charla organizada por el Human Rights Watch Film Festival en Londres. ¡°Cuando ocurre algo extremadamente inhumano, tenemos que unirnos y crear voces e historias que resuenen en otras personas, en otras partes del mundo¡ contar historias humanas es lo mejor que podemos hacer como artistas porque la cobertura medi¨¢tica [de esta crisis] es m¨ªnima¡±.
La idea germin¨® el mismo d¨ªa del golpe. Entre el caos y la incertidumbre, el colectivo se reuni¨® para encontrar la manera de contar lo que estaba ocurriendo. ¡°Ten¨ªamos que hacer cine¡±, explica Maung, quien r¨¢pidamente retom¨® el contacto con los productores holandeses Corinne van Egeraat y Petr Lomb para que les apoyaran con su distribuci¨®n internacional. Ambos hab¨ªan vivido en el pa¨ªs entre 2012 y 2017 ¨Ccuando la fugaz d¨¦cada de democracia empezaba a emerger¨C, dando clases de nuevas narrativas sobre derechos humanos a muchos de estos j¨®venes y dirigiendo el largometraje Burma Storybook, que narra el proceso democr¨¢tico desde los ojos de los poetas birmanos disidentes.
Contar historias humanas es lo mejor que podemos hacer como artistas porque la cobertura medi¨¢tica [de esta crisis] es m¨ªnimaMaung*, miembro del Myanmar Film Collective
¡°Este proyecto demuestra que incluso estando oprimido puedes ser creativamente libre¡±, explica van Egeraat. ¡°En Myanmar la historia se repite, pero esta generaci¨®n nacida en los a?os noventa ha vivido la democracia y no est¨¢ dispuesta a que le roben su futuro¡±, asegura. ¡°Ellos tomaron la iniciativa¡ Todo el contenido y la direcci¨®n viene de Myanmar, y en el proceso de postproducci¨®n hay una serie de trabajadores en Pa¨ªses Bajos y Noruega¡±. Ambos equipos estuvieron en contacto casi a diario durante un a?o. ¡°Ha sido un esfuerzo colectivo enorme, un proyecto de confianza mutua y de generosidad¡±.
Acordaron que el ejercicio creativo deber¨ªa ser libre como contraposici¨®n a la situaci¨®n del pa¨ªs. Sin demasiadas pautas. ¡°La ¨²nica regla del colectivo era que todo el mundo deb¨ªa permanecer an¨®nimo, por su propia seguridad¡±, se?ala el director birmano, el mismo con la cara completamente cubierta y la voz distorsionada. ¡°En Myanmar te pueden detener por solo llevar una c¨¢mara de fotos¡±.
El reto a?adido de contar historias personales sin mostrar una cara no le quita efectismo al documental. En una potente escena, por ejemplo, vemos como una chica joven duda sobre si contarle a su pareja, a punto adentrarse en la selva con la guerrilla, que est¨¢ embarazada. Pero son sobre todo las tomas de detenciones arbitrarias ¨Cen una peque?a casa se ve como una docena de polic¨ªas se amontonan para arrestar a una mujer mientras su hija les ruega, entre l¨¢grimas, que la dejen en paz¨C, y la valent¨ªa de los burmeses que se enfrentan a viva voz a la polic¨ªa, las que m¨¢s impactan.
En Myanmar la historia se repite, pero esta generaci¨®n nacida en los 90 ha vivido la democracia y no est¨¢ dispuesta a que le roben su futuroCorinne van Egeraat, productora de 'Myanmar Diaries'
Y a pesar de la crudeza, Myanmar Diaries tambi¨¦n tiene destellos de poes¨ªa, que son precisamente el hilo conductor de las diferentes historias. En un pa¨ªs donde hay m¨¢s poetas en la red que blogueros, los versos son un s¨ªmbolo de la resistencia. Desde que llegaron los uniformados al poder, m¨¢s de 30 poetas han sido asesinados, seg¨²n ha publicado el diario New York Times. Tambi¨¦n actores, escritores, blogueros y periodistas son sistem¨¢ticamente se?alados por supuesta deslealtad al r¨¦gimen castrense. Por el momento, la Junta mantiene a m¨¢s de 10.000 detenidos como presos pol¨ªticos, seg¨²n la Asociaci¨®n para la Asistencia de Presos Pol¨ªticos.
?C¨®mo pudieron rodar bajo esa caza de brujas? ¡°Las dos primeras semanas de resistencia fueron casi festivas, pensamos que no podr¨ªan con nosotros, pero a medida que la represi¨®n se recrudeci¨®, grabar se volvi¨® m¨¢s peligroso, y tuvimos que adaptar nuestra forma de trabajo casi a la desesperada¡±, rememora Maung. Enviar a Europa archivos pesados de manera clandestina con tarjetas de datos, a?ade, fue posible en un principio. ¡°Ahora ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil porque la Junta ha cortado la electricidad¡±, asegura, con apagones frecuentes desde marzo en Yangon y otras ¨¢reas. Adem¨¢s, la conexi¨®n con el exterior es cada vez m¨¢s complicada. Una draconiana ley de ciberseguridad en proceso de aprobarse le dar¨ªa al r¨¦gimen militar el control total de todas las comunicaciones electr¨®nicas en el pa¨ªs. Bajo esta ley, por ejemplo, el uso de una VPN no autorizada se castiga con hasta tres a?os de prisi¨®n.
Aunque la situaci¨®n empeora, el colectivo ¡°va a seguir haciendo cine para que el mundo no se olvide de Myanmar y aumente la presi¨®n sobre la Junta¡±, sostiene Maung. Para ello, sus colegas en Europa esperan dar un impulso a los cineastas a trav¨¦s de una p¨¢gina de crowdfunding a la vez que tejen una red de profesionales del sector. ¡°Estamos creando un grupo m¨¢s amplio, poniendo en contacto a creativos de todo el mundo para que nazcan m¨¢s proyectos dentro y fuera de Myanmar¡±, explica van Egeraat. Tambi¨¦n planean proveer con herramientas a los periodistas birmanos en el terreno y a los propios ciudadanos, para que muchas de las im¨¢genes como las que aparecen en el documental puedan llegar a las televisiones y medios internacionales.
Mientras tanto, el colectivo busca que la pel¨ªcula se acerque a sus fronteras para que en ¨²ltima instancia llegue a la audiencia birmana. ¡°Queremos que se estrene en pa¨ªses vecinos como Malasia, Tailandia o Singapur¡±, apunta Maung. ¡°Encontraremos una manera¡ llegar¨¢ el d¨ªa en el que podremos estrenarla abiertamente en Myanmar¡±.
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