Los violines son la resistencia en los barrios populares de Argentina
La orquesta sinf¨®nica Benjaminos funciona desde hace casi 10 a?os en un asentamiento vulnerable de la ciudad de C¨®rdoba, en Argentina. La m¨²sica ha cambiado el vecindario y brindado oportunidades a los ni?os de escasos recursos
Paloma Tapia, de 20 a?os, no quiere ni imaginarse lo que ser¨ªa de ella sin la m¨²sica de un viol¨ªn. Naci¨® y se cri¨® en La Tela, un humilde barrio marginal de la ciudad de C¨®rdoba, Argentina, en el seno de una familia trabajadora y de escasos recursos. El vecindario, que alguna vez fue un gran asentamiento informal o villa miseria de casas precarias y techos de chapa entre barriales, asoma desde hace unos a?os a¨²n empobrecido y en proceso de urbanizaci¨®n. En los ¨²ltimos a?os cambi¨® calles de tierra por adoquines y los habitantes accedieron al agua potable y a la energ¨ªa el¨¦ctrica, aunque gran parte sigue sumergida en el desempleo y acorralada por la inseguridad y el narcotr¨¢fico, que sostiene la econom¨ªa del lugar.
Fue aqu¨ª donde el destino le jug¨® una buena pasada a Tapia cuando, a los 12 a?os, le puso entre manos un instrumento de cuerdas desconocido que la convirti¨® en una de las primeras violinistas de una orquesta social en ciernes.
En este territorio de casas sencillas pintadas de colores a la vera de la Ruta 20, uno de los principales accesos a la capital de C¨®rdoba, viven m¨¢s de 1.300 familias, unas 10.000 personas, que quedaron marcadas a fuego tras el paso de un tornado hace casi 20 a?os. Nadie puede olvidar que, el 26 de diciembre de 2003, un viento endiablado arras¨® con casi todo: dej¨® tres muertos, 80 heridos y m¨¢s de 150 casas destru¨ªdas.
Paloma Tapia era una ni?a cuando la invitaron a ser parte de la escuela de violines de Benjaminos, que se gestaba a demanda de los propios habitantes del barrio.
¡°Yo no conoc¨ªa lo que era un viol¨ªn¡ Un chico que viv¨ªa atr¨¢s de mi casa me pregunt¨® si me gustaba y le dije que s¨ª, pero ni siquiera lo sab¨ªa¡±, confiesa. Acept¨® el convite a ciegas, seducida por las clases gratuitas y porque le prestar¨ªan un instrumento para ensayar en casa.
A su pap¨¢ le encanta la m¨²sica, tanto que quer¨ªa que su hija fuera artista. ¡°Tocar el viol¨ªn es una forma de serlo¡±, confirma la joven de gran sonrisa. La m¨²sica los ha transformado un poco a todos. De vez en cuando, su mam¨¢ le pide que interprete Titanic y siempre se larga a llorar.
Tapia es una de las pioneras de la orquesta en una villa, donde el abandono escolar, el trabajo infantil y la vida en la calle suele abortar el sue?o de cruzar el umbral de una Universidad. Pero las utop¨ªas a veces dejan de serlo y aquella ni?a que se asom¨® t¨ªmida a los primeros ensayos, hoy es estudiante de profesorado de M¨²sica en la Universidad Provincial de C¨®rdoba y maestra en la orquesta que le abri¨® las puertas a otro mundo.
¡°El tema de tener una orquesta gratuita en el barrio es una oportunidad. Cuando era m¨¢s chica, nunca me hubiera imaginado tocar un viol¨ªn y estar en un teatro lleno de personas y que me aplaudieran. Es muy loco¡ Porque es parte de mi personalidad ser profesora y ense?ar; si no fuera por esto, no s¨¦ qu¨¦ ser¨ªa yo. ?La vida es tan extra?a! No me imagino ser otra persona, tener otra vida. Esto es mi trabajo tambi¨¦n. Ahora puedo vivir de la m¨²sica y ese va a ser mi t¨ªtulo cuando termine la universidad¡±, explica en un imp¨¢s de las clases que dirige junto a Agustina Llopis, de 19 a?os, otra de las primeras integrantes de la orquesta, frente a unos 60 ni?os, ni?as y adolescentes.
¡°Los veo con hambre de aprender. A veces no sabemos c¨®mo es su vida en la casa. Los ni?os son diferentes a los grandes que pueden expresar sus emociones y calmarlas o controlarlas. Pero los m¨¢s chicos ?vienen con tantas cosas! La m¨²sica les sirve para distraerse, para ubicar la mente en algo distinto¡±, piensa Tapia. La m¨²sica, la m¨²sica, piensa. ¡°La m¨²sica es un concepto tan extra?o¡±, opina, apoyada en la baranda del descanso de una escalera que conduce a la sala repleta de acordes. Explica que sus alumnos y alumnas son como esponjas que absorben conocimientos.
¡°El profesor Pedro Aballay que fue el primero en empezar en la orquesta, me dijo que si el ni?o no aprende no es problema de ¨¦l sino m¨ªo, como maestra. Tengo que ver la manera de ense?arle y que ¨¦l o ella aprenda. Aprenden r¨¢pido porque tienen hambre de saberes, le das algo y ah¨ª nom¨¢s lo hacen¡±, detalla. Se nota solo con ver las caritas atentas y curiosas de los peque?os m¨²sicos mientras suena un Carnavalito y las calles se llenan de sonidos un s¨¢bado de incipiente oto?o austral.
Violines, violas y trompetas recuerdan en estos territorios olvidados que la m¨²sica es una expresi¨®n humana, un camino a la socializaci¨®n, a la conformaci¨®n de comunidad. Tambi¨¦n, cree Tapia, es una apuesta a la confianza, al compromiso grupal y al respeto por el otro. Pero nunca fue f¨¢cil. En el barrio ¨Cdice la maestra¨C muchos pensaban que no pod¨ªamos tocar el viol¨ªn como ves en la tele o en otro pa¨ªs. ¡°Pero ya sabemos que no es as¨ª¡±, confirma.
Un proyecto social
Walter Pollo D¨ªaz es el alma mater de diversos proyectos y acciones de promoci¨®n social territorial que, en 2018, le vali¨® la candidatura a Cordob¨¦s del A?o (hoy Personalidad Cordobesa del A?o) del diario La Voz del Interior, el m¨¢s importante del interior de la Argentina. La orquesta es ya una marca registrada y aunque la idea no es nueva, s¨ª lo es su ejecuci¨®n y expansi¨®n en villas a fuerza de voluntades.
En verdad, la inserci¨®n de la m¨²sica en sectores marginales como herramienta de desarrollo humano se multiplica en varios pa¨ªses latinoamericanos desde hace algunos a?os. En la Argentina, por ejemplo, el Ministerio de Educaci¨®n de la Naci¨®n relanz¨® en 2021 el Programa Nacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles, que involucra a 237 orquestas en todo el pa¨ªs y casi a 20 coros.
A eso se suman las propuestas no oficiales, impulsadas por organizaciones del tercer sector, sin fines de lucro, que sostienen escuelas de m¨²sica y orquestas sociales con distintas improntas: las hay de tango y tambi¨¦n de m¨²sica cl¨¢sica.
Benjaminos es una de las que nacieron por fuera del amparo del Estado, sustentada gracias a donaciones de instrumentos y ayudas econ¨®micas de particulares, empresas, instituciones y tambi¨¦n funcionarios p¨²blicos por cuenta propia. ¡°Empezamos a pensar la idea en 2009 y en 2013, a ejecutarla porque en las villas no hab¨ªa oportunidades para los pibes. Terminaban el primario y el horizonte m¨¢s cercano era trabajar o ser cartonero, limpiavidrios o tero para un narco¡±, refiere D¨ªaz.
Los debutantes de este espacio fueron un pu?ado de ni?os y ni?as que todav¨ªa llaman cari?osamente los ¡°seis ap¨®stoles¡± (Mica, Lucas, Rodrigo, Mayra, Brisa y Jazm¨ªn), que ensayaban en el patio de tierra de una sencilla vivienda y que hicieron visible la intenci¨®n de escapar de la pobreza y proyectar futuro. La idea de tocar el viol¨ªn hab¨ªa surgido de una encuesta barrial que detect¨® el inter¨¦s tras una visita escolar al centenario Teatro del Libertador San Mart¨ªn.
En 2014 ya sumaban 16 chicos y chicas de ocho a 18 a?os, y en 2015 el espacio se convirti¨® en orquesta de cuerdas, con violines, mandolinas y violoncellos. ¡°En 2018 nos transformamos en sinf¨®nica, tambi¨¦n con bajo, tromb¨®n, trompeta, bombardino, flauta traversa, clarinete, guitarra, acorde¨®n y percusi¨®n¡±, detalla D¨ªaz.
Hoy son 167 chicos y chicas de 15 villas que aprenden en seis escuelitas de pr¨¢cticas orquestales en vecindarios populares, cuya ¨²nica contraprestaci¨®n es asistir al colegio y obtener buenas calificaciones.
Interpretan m¨²sica cl¨¢sica y fusiones con ritmos populares. ¡°Hoy, el 100% de los miembros de Benjaminos est¨¢ haciendo el secundario, que para un pibe de la villa es como la universidad¡±, remarca D¨ªaz. Ya hay chicos y chicas en la facultad, en el Conservatorio Provincial de M¨²sica.
Los ensayos sonaron por primera vez en el tiempo ocioso de una Sala Cuna, un espacio que brinda el Estado para el cuidado de ni?os de cero a tres a?os. Pero la demanda creci¨® veloz, en el boca a boca, y desde la organizaci¨®n se vieron obligados a ampliar el edificio, que ahora tambi¨¦n est¨¢ quedando peque?o.
El documental El origen de las utop¨ªas. La Sinf¨®nica de las Villas, del director y realizador Mariano Salinas junto a Franco Collamarino, hace un recorrido minucioso sobre la trayectoria de los benjaminos, desde que el momento que los ni?os ingresan hasta que se convierten en profesores de los m¨¢s nuevos para cerrar un c¨ªrculo virtuoso.
D¨ªaz est¨¢ convencido de que la mayor virtud del proyecto es mostrar que otro mundo es posible, derrotar la sensaci¨®n de impotencia frente a la pobreza. ¡°Cuando empezamos, algunos padres nos dec¨ªan: ¡®estos son unos brutos, qu¨¦ van a aprender¡¯. Pero el tiempo nos dio la raz¨®n de que s¨ª se pod¨ªa. A los seis meses de haber comenzado est¨¢bamos tocando el primer concierto en la bas¨ªlica de La Merced¡±, explica.
Ese fue el primero de muchos eventos, festivales, conciertos y presentaciones en teatros y coliseos, en el centro de la ciudad que muchos chicos no conoc¨ªan, en otros vecindarios y localidades. ¡°El arte cura, sana, empodera. Quien toca un instrumento, dif¨ªcilmente toque un arma¡±, insiste el fundador de la orquesta. En La Tela, remarca, el viol¨ªn, el cello y los tambores son un s¨ªmbolo de resistencia y cada presentaci¨®n p¨²blica es una fiesta.
La oportunidad m¨¢s grande
Agustina Llopis dio sus primeros pasos en la orquesta cuando ten¨ªa 11 gracias a su abuela, que le pas¨® la voz de que en la zona buscaban chicos para una escuela de violines. ¡°Nunca hab¨ªa visto un viol¨ªn, un instrumento de esa magnitud en un barrio que en ese momento era demasiado humilde. Me sorprendi¨® mucho el viol¨ªn en una villa¡±, cuenta la joven, actual maestra de la orquesta, que ahora tambi¨¦n est¨¢ aprendiendo a tocar la trompeta con la aspiraci¨®n de ingresar a la banda de Suboficiales de la Polic¨ªa de C¨®rdoba.
¡°Recuerdo que llegamos el primer d¨ªa y nos dieron un viol¨ªn. Pusieron los instrumentos que hab¨ªan sido donados en la mesa y nos dijeron: ¡®este es tu viol¨ªn¡¯ y ¡®este es tu profesor¡¯. Siento que es la oportunidad m¨¢s grande que me podr¨ªan haber dado en el mundo porque un instrumento as¨ª es dif¨ªcil de conseguir, y los profesores tambi¨¦n. Me dijeron: ¡®te lo pod¨¦s llevar a tu casa¡¯¡±, relata.
A los 16 debut¨® como maestra en Benjaminos, un momento que describe como el ¡°primer golpe de responsabilidad¡±. Con el tiempo, cuenta, la ense?anza fue puro disfrute. Junto a Paloma Tapia quedaron a cargo de la escuela orquestal de Las Pichanas, un barrio cercano. Fue revelador.
¡°Me empec¨¦ a ver reflejada en los ni?os cuando era chiquita¡±, admite la joven, que asegura que la orquesta fue un cambio muy fuerte para La Tela. ¡°Antes todo el mundo nos conoc¨ªa como la villa, un lugar peligroso, y por sus calles llenas de barro. Pero luego La Tela se dio a conocer por los Benjaminos. Cuando era peque?a me daba un poco de verg¨¹enza decir d¨®nde viv¨ªa y luego a los 11 a?os empec¨¦ a salir en radio y en la tele por ser de la orquesta. Ahora es un orgullo decir que soy de La Tela, de Benjaminos y profesora de 20 chicos¡±, subraya.
De vez en cuando, todas las escuelas de distintos vecindarios ensayan juntas. ¡°Somos como 100 violines, 100 chelos y la orquesta suena mucho mejor todav¨ªa cuando estamos todos. Me encanta porque se puede ensamblar¡±, apunta. Juntos, remarca, sienten que conforman una orquesta sinf¨®nica ¡°demasiado grande y buena¡±.
Llopis sabe que todos son peque?os pasos, pero que al final se llega. Cuando ingresan a la orquesta, y seg¨²n la disponibilidad, los ni?os y las ni?as pueden elegir qu¨¦ instrumento quieren tocar. ¡°Los veo con muchas ganas de aprender. Siempre les recalco que es una oportunidad. Los chicos la aprovechan al m¨¢ximo y se dan cuenta que esto no pasa en otros lados¡±, apunta.
Lo mejor del mundo
Agust¨ªn Centeno, de 18 a?os, toca la viola desde hace un a?o; vive en 2 de abril, otro vecindario empobrecido de las m¨¢rgenes de la ciudad y cursa primer a?o de profesorado de Lengua Inglesa en la Universidad Nacional de C¨®rdoba.
¡°Me parece de 10 que haya orquestas en los barrios marginados porque la m¨²sica es un medio de educaci¨®n y se transmiten valores, cosas que a veces no se aprenden en la casa¡±, dice, en un descanso del ensayo de un popurr¨ª de danzas h¨²ngaras, el preferido de su repertorio.
Antony Mayo tiene 17 a?os, es de barrio Estaci¨®n Flores, de la ciudad de C¨®rdoba. Se uni¨® a la orquesta en 2018, seducido por el viol¨ªn que conoci¨® en la telenovela El Sult¨¢n. El adolescente delgado, de frondosa melena y con estilo propio, dice que el culebr¨®n turco le lleg¨® tanto al alma que le insisti¨® a su madre para que le comprara un viol¨ªn.
¡°Yo era muy t¨ªmido antes de ingresar a la escuela de La Tela, aprend¨ª a socializar con mis compa?eros y a darme cuenta que la m¨²sica es lo mejor que hay en todo el mundo. Cuando est¨¢s estresado y toc¨¢s se te van esas preocupaciones¡±, asegura Mayo, alumno del ¨²ltimo a?o de Secundaria, que sue?a con estudiar en el extranjero para graduarse como astr¨®nomo y astronauta.
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