El desarrollo humano retrocede a los niveles de 2016
M¨¢s del 90% de los pa¨ªses han experimentado involuci¨®n en sus indicadores de progreso como la esperanza de vida, la educaci¨®n y la econom¨ªa debido a la pandemia, las guerras y el cambio clim¨¢tico desde 2019. La ONU habla en su ¨²ltimo informe de un ¡°contexto de incertidumbre sin precedentes¡± que polariza y paraliza a la sociedad
La curva del progreso global se ha quebrado. ¡°Por primera vez en m¨¢s de tres d¨¦cadas, hemos visto disminuir el ?ndice de Desarrollo Humano (IDH) durante dos a?os consecutivos. Estamos, en t¨¦rminos estad¨ªsticos, de vuelta a donde est¨¢bamos en 2016¡å, resume Achim Steiner, administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), organismo que elabora el estudio. La edici¨®n de 2022 revela que el descenso es, adem¨¢s, generalizado: m¨¢s de un 90% de los pa¨ªses del planeta, ricos y pobres, han experimentado un retroceso en sus indicadores de esperanza de vida, educaci¨®n e ingresos individuales. La humanidad regresa as¨ª casi al punto de partida de la ruta marcada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobados en 2015, para un mundo m¨¢s justo, pac¨ªfico y habitable en 2030.
El impacto de la covid-19, los efectos del cambio clim¨¢tico y los conflictos provocaron que el desarrollo humano cayera en 2020. Era la primera vez que suced¨ªa desde 1990. Lejos de estar resueltas, esas mismas crisis, agravadas por la guerra en Ucrania, est¨¢n detr¨¢s de la ca¨ªda en 2022, apuntan los autores del informe. Lo que resulta en un ¡°contexto de incertidumbre sin precedentes en la historia¡±, seg¨²n sus palabras, que alimenta la sensaci¨®n de inseguridad y desconfianza mutua. No es una percepci¨®n, lo manifiestan los datos: ya antes de la pandemia, aun cuando el mundo avanzaba, seis de cada siete personas dec¨ªan sentirse inseguras, y nuevas estad¨ªsticas apuntan que menos de un 30% de la humanidad cree que puede confiar en otros, el nivel m¨¢s bajo registrado.
Pedro Concei??o, director de la Oficina de Desarrollo Humano del PNUD, ahonda en el significado de estos n¨²meros: ¡°Los ciudadanos est¨¢n inquietos por la pobreza, por la frustraci¨®n, por la inflaci¨®n, por el hambre. Y est¨¢n inquietos por los conflictos violentos, que afectaban a 1.200 millones de personas incluso antes de la guerra en Ucrania. Una inquietud que a menudo conduce a la angustia, por lo que hemos visto una merma de la salud mental en todo el mundo¡±. Tienen motivos, agrega: ¡°La mitad de la poblaci¨®n actual no ve progreso en su nivel de vida en relaci¨®n con el de sus padres. Y alrededor del 40% de los que tienen m¨¢s educaci¨®n que sus progenitores no perciben que est¨¢n mejor¡±.
Menos de un 30% de la humanidad cree que puede confiar en otros, el nivel m¨¢s bajo registrado.
La inseguridad y la desconfianza, el desasosiego y la p¨¦rdida de esperanza generalizados crean las condiciones id¨®neas para la polarizaci¨®n, el extremismo y los conflictos, se?ala el informe del IDH 2022, titulado Tiempos inciertos, vidas inestables: dar forma a nuestro futuro en un mundo en transformaci¨®n. ¡°Tambi¨¦n paralizan a la gente, precisamente en el momento en que m¨¢s necesitamos respuestas colectivas¡±, analiza Steiner. ¡°Un mundo dividido, en guerra y conflicto, en competencia entre s¨ª, no est¨¢ bien preparado para abordar las decisiones transformadoras que son necesarias. Las pandemias, el crimen cibern¨¦tico, el cambio clim¨¢tico, las migraciones, simplemente no pueden resolverse por cada pa¨ªs aisladamente¡±, reflexiona.
¡°Las personas que se sienten m¨¢s inseguras tienden a confiar menos en los dem¨¢s y tambi¨¦n son m¨¢s propensas a apoyar posiciones pol¨ªticamente extremas. Y esa polarizaci¨®n dentro y entre los pa¨ªses est¨¢ aumentando. De hecho, la incertidumbre y la sensaci¨®n de inseguridad fortalecen los lazos entre personas que comparten creencias similares y aumenta la desconfianza hacia otros que piensan de manera diferente. Y la tecnolog¨ªa digital a menudo agrega combustible a esta llama de divisi¨®n¡±, ahonda Concei??o. La democracia est¨¢ ¡°en apuros¡±, asegura el mandatario.
Pese a las advertencias que la ONU lanza informe tras informe, ni el sector privado ni la comunidad internacional est¨¢n a la altura de los retos, lamenta Steiner. ¡°Debemos invertir en las instituciones multilaterales que tenemos, en las Naciones Unidas. ?Y qu¨¦ estamos viendo ahora mismo? Un recorte en la financiaci¨®n del desarrollo y en los fondos humanitarios. No vemos que las naciones m¨¢s ricas, las m¨¢s capaces de contribuir en un momento de extrema necesidad, den un paso adelante y ayuden a los pa¨ªses que se encuentran en una situaci¨®n extremadamente dif¨ªcil¡±, se indigna. ¡°Tampoco el PNUD es una varita m¨¢gica, no es una bala de plata, ni tiene la capacidad de cambiar la realidad por s¨ª solo. Pero nuestro gasto total en los 170 pa¨ªses en los que trabajamos es casi el equivalente al presupuesto de la polic¨ªa de Nueva York para 2022¡å, ilustra la infrafinanciaci¨®n.
Golpe global, impacto desigual
Si bien el retroceso en el desarrollo humano ha sido casi universal, ni el da?o ni la capacidad de recuperaci¨®n son equiparables entre las naciones m¨¢s pr¨®speras y las m¨¢s desfavorecidas. Incluso los progresos que han significado un rayo de luz entre los nubarrones se han convertido en un arma de doble filo que ha da?ado con mayor virulencia a los m¨¢s vulnerables. El desarrollo de la vacuna contra la covid-19 en un tiempo r¨¦cord, seguida de la mayor campa?a de inmunizaci¨®n que se recuerda, representan un avance cient¨ªfico hist¨®rico, si bien su distribuci¨®n ha sido muy desigual entre pa¨ªses. Hasta la fecha, el 72% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses de ingresos altos hab¨ªa recibido al menos una dosis, mientras que esa tasa de cobertura se reduce al 21% en los pobres.
¡°El acceso asim¨¦trico a la vacuna es una de muchas desigualdades que se han profundizado en la pandemia¡±, advierte el documento del PNUD. Las mujeres, por ejemplo, han asumido de manera desproporcionada la sobrecarga del trabajo dom¨¦stico y las tareas de cuidados durante los confinamientos para frenar la expansi¨®n del virus. Y en los territorios en conflicto, la violencia de g¨¦nero y las agresiones sexuales aumentan. La educaci¨®n tambi¨¦n cumple la pauta. La mayor¨ªa de estudiantes de las naciones m¨¢s pr¨®speras pudieron continuar su formaci¨®n a trav¨¦s de internet y pudieron regresar a las aulas tan pronto se reabrieron. No fue as¨ª para los escolares de las naciones con menor desarrollo y sin recursos suficientes para mantener la educaci¨®n a distancia. Muchos ni siquiera regresaron cuando se retomaron las clases, especialmente las ni?as. Todav¨ªa peor lo tienen los peque?os que viven en campos de refugiados o desplazados por las guerras o las adversidades clim¨¢ticas.
Hasta la fecha, el 72% de la poblaci¨®n de los pa¨ªses de ingresos altos hab¨ªa recibido al menos una dosis de la vacuna contra la covid-19, mientras que esa tasa de cobertura se reduce al 21% en los pobres
Un vistazo a la clasificaci¨®n de pa¨ªses seg¨²n su IDH, recuerda que ?frica subsahariana es la regi¨®n m¨¢s castigada del planeta. De los 10 menos desarrollados, nueve son de ?frica subsahariana ¨DSud¨¢n del Sur, Chad, N¨ªger, Rep¨²blica Centroafricana, Burundi, Mal¨ª, Mozambique, Burkina Faso y Guinea¨D; solo Yemen se cuela en lo m¨¢s bajo de la tabla desde otra regi¨®n, en la posici¨®n 183 de 191 pa¨ªses analizados. Todos ellos, salvo Mal¨ª, han empeorado en sus indicadores de desarrollo respecto a 2020. Las mayores ca¨ªdas en la lista (entre 2015 y 2021) las protagonizan Venezuela (-41) y L¨ªbano (-21).
En lo m¨¢s alto: Suiza, Noruega, Islandia, Hong Kong y Australia. Espa?a se mantiene en el n¨²mero 27, aunque est¨¢ entre el 10% que ha mejorado su puntuaci¨®n en desarrollo. Pero ni los m¨¢s pr¨®speros, ni los que han escapado al retroceso generalizado, est¨¢n exentos de riesgos. Seg¨²n los expertos del PNUD, recuperar¨¢n su ca¨ªda en la esperanza de vida, en tanto que la mortalidad por covid-19 descender¨¢ gracias a la elevada tasa de vacunaci¨®n. ¡°Observamos que algunos pa¨ªses estaban empezando a recuperarse incluso econ¨®micamente. Pero ahora se enfrentan a nuevos shocks. Algunos de los m¨¢s ricos, los pa¨ªses industrializados, experimentan tasas de inflaci¨®n que no han visto en dos d¨¦cadas¡±, anota Concei??o.
Frenar el desplome
El informe del IDH deja poco espacio para la esperanza, a menos que el mundo cambie de rumbo. Para ello, sugiere lo que sus autores llaman las tres ¨ªes, por las siglas en ingl¨¦s de inversi¨®n, seguros (insurance) e innovaci¨®n. En resumen, su propuesta es incrementar los fondos para proteger a los m¨¢s vulnerables, como los subsidios que se dotaron para amortiguar el impacto de la pandemia sobre las econom¨ªas m¨¢s precarias; potenciar los seguros ante las adversidades, especialmente las clim¨¢ticas, cada vez m¨¢s frecuentes; y fomentar la investigaci¨®n cient¨ªfica y social para buscar e implementar tecnolog¨ªas y soluciones a los problemas globales.
Para ello, termina Steiner, hacen falta l¨ªderes fuertes y decididos. Que, en su opini¨®n, escasean. ¡°El liderazgo es fundamental en este momento para restablecer el espacio en el que importen las personas y puedan ser escuchadas¡±. La cuesti¨®n inc¨®moda, dice, es por qu¨¦, a¨²n con opciones disponibles, no se implementan. ¡°Sabemos lo que hay que hacer y c¨®mo, pero no lo estamos haciendo. No solo nos fallamos a nosotros mismos, sino que tambi¨¦n estamos fallando a las generaciones futuras¡±, concluye el administrador del PNUD. De no cambiar ¡°el rumbo equivocado¡±, dice, el descontento, la frustraci¨®n, la inseguridad y la desconfianza, especialmente entre los j¨®venes, ir¨¢n a peor.
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