Campamento Libertad: la resistencia del campo en contra del monocultivo azucarero
Los campesinos de Bahoruco, en Rep¨²blica Dominicana, luchan contra los abusos del Consorcio Azucarero Central, que les arrebat¨® sus cultivos de forma violenta hace un a?o
Supo que le quer¨ªa matar. Frente a ¨¦l se encontraba un coronel del Ej¨¦rcito de Rep¨²blica Dominicana. Dio un paso atr¨¢s, puso las manos en su espalda y, clavando la mirada en su adversario, gan¨® aquella batalla utilizando como ¨²nica arma la palabra. No era la primera vez que, a sus 51 a?os, Enrique Gonz¨¢lez Matos miraba a la cara a la muerte. Vivir en la provincia de Bahoruco, una de las zonas m¨¢s desfavorecidas de Rep¨²blica Dominicana, no le hab¨ªa puesto las cosas f¨¢ciles. El 19 de abril de 2021 comenz¨® la revoluci¨®n social. Sin embargo, meses antes, los enfrentamientos entre campesinos de la zona y el Consorcio Azucarero Central (CAC) ya eran constantes. Gonz¨¢lez Matos, presidente de la Asociaci¨®n de Campesinos sin Tierra de Vicente Noble (ASOCATVIN), tom¨® las riendas de una cruzada que cambiar¨ªa su vida y la de sus compa?eros para siempre. ¡°Su intenci¨®n siempre fue despojarnos de nuestras tierras. Y la nuestra es permanecer en ellas¡±, recuerdan sus ojos negros.
La intenci¨®n del CAC era, desde hac¨ªa tiempo y seg¨²n denuncian los campesinos de Bahoruco, hacerse con sus tierras: destrozar las plantaciones de yuca, patata, ma¨ªz o pl¨¢tano para en su lugar sembrar ca?a de az¨²car. El conflicto entre ambas partes se recrudeci¨® cuando, de manera irregular y abusiva, el Consorcio entr¨® a los campos de varios agricultores de la zona con maquinaria pesada, destroz¨® sus cultivos y rob¨® sus canales de riego. Adem¨¢s, instal¨® candados en los accesos para que nadie pudiera entrar.
Han faltado el respeto a los due?os de las propiedades, a su familia y a todo el pueblo dominicanoEnrique Gonz¨¢lez Matos, presidente de la Asociaci¨®n de Campesinos sin Tierra de Vicente Noble (ASOCATVIN)
La empresa, de origen guatemalteco, cuenta con accionistas dominicanos, y tiene el respaldo del Instituto Agrario Dominicano (IAD) como de parte del Gobierno del pa¨ªs. El Estado mira hacia otro lado mientras los productores locales son sometidos a expropiaciones forzosas y despojados de las tierras que les han dado de comer durante d¨¦cadas, recriminan los afectados. ¡°Han faltado el respeto a los due?os de las propiedades, a su familia y a todo el pueblo dominicano¡±, se queja Gonz¨¢lez Matos. Y aclara que los contratos de alquiler entre los locales y el Consorcio Azucarero se firmaron durante el mandato de Leonel Fern¨¢ndez Reyna, que presidi¨® el pa¨ªs entre 2004 y 2012, y no fueron revisados ni por el Senado ni por la C¨¢mara de Diputados. ¡°Ellos se beneficiaron de ese contrato y ahora lo hace el Gobierno actual, que tras muchos a?os sin estar en el poder le ha dado apoyo¡±, cuenta.
El CAC fue contactado por correo electr¨®nico para conocer su postura de cara a la publicaci¨®n de este reportaje, pero no se obtuvo ninguna respuesta. En una conversaci¨®n telef¨®nica posterior, indicaron que no deseaban hacer ning¨²n comentario al respecto.
La familia Vicini, los hermanos Fanjul y la familia Campollo son se?alados por los propios campesinos como los principales actores que han generado esta situaci¨®n, pues poseen la mayor¨ªa del negocio del az¨²car. ¡°Varios funcionarios del Gobierno est¨¢n ligados a estos clanes y los representan mientras miran a otro lado ante las expropiaciones, los desalojos y la precariedad laboral¡±, explica Gonz¨¢lez Matos.
David contra Goliat
El 19 de abril de 2021, los campesinos nombraron a su campamento Libertad. La lucha por preservar sus tierras y contra los abusos constantes, llevaron a m¨¢s de 800 productores de la zona a establecerse en tres campamentos situados en lugares estrat¨¦gicos dentro de sus propios campos. A su alrededor, grandes extensiones arrasadas por las m¨¢quinas riegan las semillas de las ca?as de az¨²car. El d¨ªa que se instalaron eran apenas 13 personas, las cuales se mantuvieron sobre el terreno durante 15 jornadas de forma continua, dispuestas a recuperar lo que les hab¨ªan arrebatado. Aquel momento marc¨® el comienzo de la lucha contra el Consorcio. Las siguientes semanas fueron las m¨¢s complicadas del conflicto. ¡°El segundo d¨ªa recibimos un contingente de 18 guardias que vinieron a desmontar el campamento. Les hicimos frente formando una cadena humana. Se marcharon de manera pac¨ªfica, pero regresaron a las nueve de la ma?ana del d¨ªa siguiente de forma violenta¡±, recuerda este l¨ªder, que tambi¨¦n es el coordinador del campamento Libertad 1.
Hab¨ªan duplicado el n¨²mero de personas. Entre guardias, polic¨ªas y funcionarios del CAC sumaban 36. Lanzaron tiros y bombas lacrim¨®genas contra los campesinos, pero no lograron intimidarles. Al tercer d¨ªa, 60 guardias y polic¨ªas amenazaron con llevarlos presos si no levantaban el campamento. ¡°Aquella tarde desmontamos la carpa, pero a la ma?ana siguiente construimos la enramada¡±, rememora Gonz¨¢lez Matos.
Si muero defendiendo mis tierras y las de mis compa?eros, mis hijos deber¨¢n sentirse honrados, porque morir luchando por los intereses comunes, por una causa justa, ser¨¢ siempre un motivo de orgulloEnrique Gonz¨¢lez Matos, presidente de la Asociaci¨®n de Campesinos sin Tierra de Vicente Noble (ASOCATVIN)
Convencidos de que su lucha iba a ser escuchada, a partir de ese momento se fueron enfrentando a todo tipo de adversidades. Diferentes representantes del CAC y el Gobierno acud¨ªan cada semana al campamento rodeados de militares que no dudaban en disparar contra los campesinos. A pesar de herir a varios de ellos, siempre lograron disuadir su presencia de forma pac¨ªfica. ¡°Usamos las manos y la boca para defendernos, y aun as¨ª nos han herido. La mejor arma, m¨¢s fuerte que un arma de fuego, es la fe que tengas en ti mismo para poder lograr un objetivo¡±, reivindica, emocionado, Gonz¨¢lez Matos.
Los que decidieron mirar al suelo
Hoy esta lucha continua. Los campamentos se han convertido ya en su hogar. La bandera de Rep¨²blica Dominicana ondea en lo alto del chamizo. Han perdido la esperanza en la pol¨ªtica, pero no en su identidad como pa¨ªs. Se organizan por turnos para no dejar nunca solo el terreno de lucha, sabiendo que en el momento que abandonen esos asentamientos habr¨¢n perdido la batalla.
All¨ª duermen, cocinan y matan las horas organizando partidas de domin¨®. Los enfrentamientos han disminuido, pero las negociaciones con el equipo agropecuario del Gobierno y representantes del CAC son lentas. Su objetivo, recogido ya en un acuerdo, es evitar que el Consorcio siga avanzando sobre sus tierras, que repare los da?os causados durante los ¨²ltimos meses y reubique de manera definitiva a aquellos campesinos que han perdido el ¨²nico sustento que tienen para sobrevivir.
El conflicto se extiende tambi¨¦n contra los que decidieron mirar al suelo: agricultores que arrendaron sus tierras al CAC al precio que ellos mismos marcaron y ahora no tienen un lugar para producir una mata de yuca o de ma¨ªz. ¡°Se dejaron influenciar y ahora no pueden mantener a sus familias¡±, concede Gonz¨¢lez Matos. Esas hect¨¢reas son cultivadas en la actualidad por haitianos que trabajan en condiciones infrahumanas y a los que, seg¨²n el l¨ªder, ni siquiera ofrecen agua.
La explotaci¨®n ha provocado un repunte de la miseria en la zona, ya de por s¨ª, m¨¢s desfavorecida del pa¨ªs, donde la debilidad de los pueblos es palpable. En noviembre de 2021 se public¨® el ¨²ltimo estudio nacional sobre los ¨ªndices de pobreza. Este documento coloca a Bahoruco como la segunda provincia con mayor porcentaje de hogares pobres, superando el 72% de la poblaci¨®n afectada.
A pesar de que los enfrentamientos han cesado, su futuro y el de sus tierras sigue siendo incierto. Muchos han perdido aquello que les proporcionaba alimento y riqueza, y se torna complicado continuar sobre el terreno, pues la necesidad a veces no entiende de luchas; sino que entiende de hambre, de pagar la luz y los libros del colegio. Pero seguir¨¢n resistiendo, porque consideran que ning¨²n gobierno deber¨ªa despojar a sus ciudadanos del ¨²nico medio de sustento que tienen: la tierra. ¡°No s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢ de aqu¨ª en adelante¡±, reflexiona Gonz¨¢lez, ¡°pero si muero defendiendo mis tierras y las de mis compa?eros, mis hijos deber¨¢n sentirse honrados, porque morir luchando por los intereses comunes, por una causa justa, ser¨¢ siempre un motivo de orgullo¡±.
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