V¨ªctimas de la pobreza, los abusos y las adicciones en Argentina: seguir siendo madre cuando todo est¨¢ en contra
Organizaciones del pa¨ªs intentan rehabilitar a mujeres j¨®venes v¨ªctimas de la pobreza, el maltrato y las adicciones que no logran ocuparse de sus hijos, y evitar que pierdan la custodia fortaleciendo su v¨ªnculo con los peque?os
Hace poco tiempo que Marina Peralta comenz¨® a besar a su hijo Dylan, de dos a?os. Hace muy poco tambi¨¦n que el ni?o comenz¨® a sonre¨ªr y a tener la fuerza f¨ªsica de correr por el patio de su vivienda provisional en Quimil¨ª, en la provincia de Santiago del Estero, en el olvidado norte argentino, a unos 1.000 kil¨®metros de Buenos Aires.
El chiquito se recupera cuando la progenitora se encuentra mejor, cuando se empodera, cuando aprende.Soledad Scheurer, fundadora de Dignamente
¡°Cuando lo conoc¨ª ten¨ªa el tama?o de un peluche¡±, recuerda Rosa P¨¦rez, trabajadora social y coordinadora de la Fundaci¨®n Dignamente, centro que cuida de los ni?os en situaci¨®n de riesgo y educa a las familias para que puedan hacerse cargo de ellos responsablemente. ¡°Su rostro no expresaba nada, si estaba contento o triste. La mam¨¢ no sab¨ªa nada de nada, no le daba ni un beso. Ahora vemos el amor con que lo trata, Dylan empez¨® a caminar, a sonre¨ªr y a alimentarse bien¡±, agrega P¨¦rez.
Peralta, de 22 a?os, y su hijo llegaron a esta organizaci¨®n hace 18 meses. El ni?o estaba desnutrido y la madre necesitaba claramente ayuda. ¡°Dylan pesaba poco y enfermaba, era muy chiquitito. Me dec¨ªan: ¡®si no le pon¨¦s la sonda [para alimentarlo] se va a morir¡¯. Viv¨ªamos en zona con fr¨ªo, con hambre...¡±, relata la madre.
Antes del ingreso de Peralta, la organizaci¨®n Dignamente, que dirigen Soledad Scheuer y Heriberto Roccia, trabajaba en la prevenci¨®n, tratamiento y recuperaci¨®n de las infancias en riesgo nutricional y expuestas a otros riesgos, pero de forma ambulatoria. El caso de Marina y Dylan aceler¨® la apertura de una casa dentro de la fundaci¨®n, donde madres en situaci¨®n cr¨ªtica pueden vivir un tiempo con sus hijos menores de tres a?os mientras reciben cuidados y formaci¨®n: desde higiene y alimentaci¨®n hasta terapia para fomentar el afecto. Desde entonces esta joven aprende a ocuparse de su hijo, pero tambi¨¦n a leer y convive con otras madres que han vivido circunstancias similares.
En Argentina no existen dispositivos estatales especiales para orientar a mujeres en situaci¨®n de riesgo que acaban de ser madres y el Estado brinda apoyo econ¨®mico a organizaciones como Dignamente, que asume este compromiso ante las autoridades.
Cuidar a las madres para cuidar a los ni?os
Cuatro de cada 10 argentinos es pobre actualmente, seg¨²n el estudio independiente del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Cat¨®lica Argentina.
Dignamente naci¨® con la idea de aportar su granito de arena a la lucha de la desnutrici¨®n infantil, pero sus fundadores se dieron cuenta de que la clave para el bienestar de los ni?os radicaba sobre todo en el apoyo y formaci¨®n de las madres castigadas por el maltrato, los abusos y una pobreza estructural transmitida de generaci¨®n en generaci¨®n. Scheurer relata que algunas mujeres que sufrieron abusos consideran natural esa pr¨¢ctica aberrante y sostienen h¨¢bitos arraigados en ambientes de pobreza y escasa educaci¨®n. ¡°Algunas dan mate cocido [infusi¨®n con yerba mate] en vez de leche al ni?ito reci¨¦n nacido porque as¨ª lo hicieron con ellas y te dicen: ¡®mi mam¨¢ lo hizo as¨ª y mi abuela tambi¨¦n. ?Por qu¨¦ me vienen a cambiar?¡±, explica la responsable.
Daniela Figueroa, de 23 a?os, abandon¨® la escuela a los 15, cuando dio a luz por primera vez. Antes de llegar a Dignamente, malviv¨ªa en una habitaci¨®n precaria con sus hijas Luciana y Macarena. Luciana, de un a?o, lleg¨® desnutrida al centro porque Daniela no sab¨ªa alimentarla. Macarena, de dos, manifestaba retrasos en el desarrollo psicomotor y no hablaba ¡°debido a la falta de interacci¨®n con su madre¡±, seg¨²n los responsables de la fundaci¨®n.
¡°Deb¨ªamos educarla en el rol materno y gestionar las emociones negativas. Ten¨ªa que aprender a vincularse con sus hijas, alimentarlas y ba?arlas.¡± agrega Roccia.
Dylan ten¨ªa el tama?o de un peluche cuando lo conoc¨ª. Su rostro no expresaba nada, si estaba contento o tristeRosa P¨¦rez, trabajadora social y coordinadora del centro y la casa Dignamente
La instituci¨®n enfoca su trabajo en sanar al ni?o educando al adulto y sin romper el vinculo entre ellos. ¡°De nada sirve trabajar solo con los ni?os si no lo hacemos con la casa y con el entorno. La madre es determinante para el ni?o. El chiquito se recupera cuando la progenitora se encuentra mejor, cuando se empodera, cuando aprende¡±, asegura Scheurer. ¡°Las madres aprenden a ba?ar a su hijo. Nunca lo hab¨ªan hecho. Van aprendiendo a darles amor, a hacerlos jugar. Algunas nunca le dijeron a su hijo que lo aman¡±, corrobora Natalia Carrizo, educadora en Dignamente.
Maternidad y consumo de drogas
En el centro de Argentina, en la provincia de C¨®rdoba, la granja Virgen de Lourdes vinculada al Hogar de Cristo tambi¨¦n recibe a madres e hijos y se centra en que la progenitora supere sus adicciones. En total, hay 20 camas, un patio y una huerta que brinda alojamiento, comida, asistencia terap¨¦utica y espiritual y talleres de maternidad. Es una de las pocas instituciones argentinas que recibe a madres consumidoras y a sus hijos.
Flavia Angiono, coordinadora de la granja, explica que las adicciones llevan a un gran deterioro: al consumir droga se pierde la noci¨®n del tiempo y los hijos quedan a cargo de otros, en ocasiones de sus hermanos mayores que no llegan ni a los 10 a?os. Adem¨¢s, las madres consumidoras de drogas esperan hasta que no pueden m¨¢s antes de acudir a un centro porque temen que se las separe de sus peque?os. Al igual que en la Fundaci¨®n Dignamente, el desaf¨ªo de esta granja es llegar a estas mujeres antes de que intervenga la justicia y les quite la custodia.
Gisela ?lvarez (nombre ficticio), de 19 a?os, viaj¨® desde Buenos Aires a C¨®rdoba con su hijo de un a?o, para ingresar en la granja el pasado octubre. Reci¨¦n se est¨¢ adaptando, pero dice que los talleres de maternidad la ayudan. ¡°Puedo hacer cosas que antes no pod¨ªa: disfrutar de mi hijo, despertar y ver su sonrisa. Ahora estoy descubriendo cada cosa que ¨¦l hace. Es maravilloso ver c¨®mo aprende¡±, asegura.
La psic¨®loga Florencia Russo, coordinadora del taller, insiste en que se trata de mujeres heridas por circunstancias muy dolorosas y la intenci¨®n no es sentarlas en el banquillo sino darles herramientas apropiadas, trabajar con ellas en sus derechos y mostrar una gran comprensi¨®n. ¡°Maternidad y consumo est¨¢n muy mal vistos a nivel social. Ellas son m¨¢s juzgadas que los varones¡±, explica la psic¨®loga, subrayando la gran culpabilidad que invade a las madres. ¡°La sociedad dice que tienes que ser una buena madre. Al contextualizar se les hace ver que s¨ª han tomado malas decisiones, pero que buscan un cambio y eso es valioso¡±, concluye.
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