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En colaboraci��n con:Bill & Melinda Gates Foundation

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Ta��nos, siboneyes y guanajatabeyes: el legado ind��gena cubano

Un proyecto de investigaci��n intenta desmontar, a trav��s del arte y la ciencia, que el mito de que las ra��ces abor��genes de este pa��s ya no existen y que en las monta?as de Guant��namo y otros lugares a��n se mantienen vivas sus tradiciones y cultura

H��ctor Garrido

Guant��namo (Cuba) - 18 feb 2023 - 05:30CET

El cacique de la Monta?a, Francisco Ram��rez, es el hombre m��s respetado en los valles de San Andr��s y Yateras. Las grandes decisiones de la comunidad de La Rancher��a se toman bajo su criterio. El respeto a la Madre Tierra es el pilar fundamental por el que rige sus decisiones. En la imagen, junto a su esposa Reina Ram��rez y sus hijos Vladimir, Nazaria e Idalis. — El cacique de la Monta?a, Francisco Ram��rez, es el hombre m��s respetado en los valles de San Andr��s y Yateras. Las grandes decisiones de la comunidad de La Rancher��a se toman bajo su criterio. El respeto a la Madre Tierra es el pilar fundamental por el que rige sus decisiones. En la imagen, junto a su esposa Reina Ram��rez y sus hijos Vladimir, Nazaria e Idalis.H��ctor Garrido

Ram��rez, el cacique de la monta?a, tambi��n es considerado un l��der espiritual. Durante toda su vida ha luchado por mantener vivo el legado ind��gena y cohesionar a las comunidades que a��n sobreviven. — Ram��rez, el cacique de la monta?a, tambi��n es considerado un l��der espiritual. Durante toda su vida ha luchado por mantener vivo el legado ind��gena y cohesionar a las comunidades que a��n sobreviven.H��ctor Garrido

El cacique Ram��rez rompe a llorar cuando recibe los resultados de sus an��lisis de ADN. La doctora Beatriz Marcheo entrega a la familia los resultados que confirman su ascendencia amerindia. ?l es consciente de la importancia del momento hist��rico. — El cacique Ram��rez rompe a llorar cuando recibe los resultados de sus an��lisis de ADN. La doctora Beatriz Marcheo entrega a la familia los resultados que confirman su ascendencia amerindia. ?l es consciente de la importancia del momento hist��rico.H��ctor Garrido

Karla Rojas se asea y bebe en el r��o de San Andr��s de los Indios, que pasa junto a su boh��o en la Comunidad de La Escondida, en la provincia de Guant��namo. A sus 16 a?os, a��n no sab��a que acababa de quedar embarazada. — Karla Rojas se asea y bebe en el r��o de San Andr��s de los Indios, que pasa junto a su boh��o en la Comunidad de La Escondida, en la provincia de Guant��namo. A sus 16 a?os, a��n no sab��a que acababa de quedar embarazada.H��ctor Garrido

La peque?a Anayansi acaba de regresar de la escuela en la comunidad de La Caridad de los Indios, Guant��namo. Debido a las fuertes lluvias, los caminos est��n encharcados y ha preferido hacer el camino descalza para cuidar los zapatos de ir a la escuela. — La peque?a Anayansi acaba de regresar de la escuela en la comunidad de La Caridad de los Indios, Guant��namo. Debido a las fuertes lluvias, los caminos est��n encharcados y ha preferido hacer el camino descalza para cuidar los zapatos de ir a la escuela.H��ctor Garrido

Adolfina Rojas Zaldi?var, cocina en su boh��o de la comunidad de Fray Benito, Holgui?n. Sus hijos han construido para ella una casa aleda?a de ladrillo con m��s comodidades, pero tanto ella como su esposo, Regino Rojas, prefieren seguir viviendo en el que ha sido su hogar toda la vida. — Adolfina Rojas Zaldi?var, cocina en su boh��o de la comunidad de Fray Benito, Holgui?n. Sus hijos han construido para ella una casa aleda?a de ladrillo con m��s comodidades, pero tanto ella como su esposo, Regino Rojas, prefieren seguir viviendo en el que ha sido su hogar toda la vida.H��ctor Garrido

La peque?a Arl��n Isbet juega con el jab��n mientras su madre lava la ropa en el r��o de San Andr��s de los Indios, junto a su casa de la comunidad de La Escondida. El r��o es el eje de la vida de la comunidad, el lugar donde las mujeres se encuentran cada d��a para recoger agua y lavar. — La peque?a Arl��n Isbet juega con el jab��n mientras su madre lava la ropa en el r��o de San Andr��s de los Indios, junto a su casa de la comunidad de La Escondida. El r��o es el eje de la vida de la comunidad, el lugar donde las mujeres se encuentran cada d��a para recoger agua y lavar.H��ctor Garrido

En el r��o Toa (el m��s caudaloso de Cuba), las balsas de bamb�� (ca?amb�� en la forma local) sigue siendo el principal medio para desplazar personas y mercanc��as a trav��s de sus aguas. — En el r��o Toa (el m��s caudaloso de Cuba), las balsas de bamb�� (ca?amb�� en la forma local) sigue siendo el principal medio para desplazar personas y mercanc��as a trav��s de sus aguas.H��ctor Garrido

En la comunidad de La Rancher��a, el Cacique de la Monta?a, Francisco Ram��rez, dirige junto a su hija Idalis un are��to, como denomina a la ceremonia del tabaco. En ��l presentan su respeto a la Madre Tierra, al Sol y a la Luna. — En la comunidad de La Rancher��a, el Cacique de la Monta?a, Francisco Ram��rez, dirige junto a su hija Idalis un are��to, como denomina a la ceremonia del tabaco. En ��l presentan su respeto a la Madre Tierra, al Sol y a la Luna.H��ctor Garrido

Rosa D��az, descendiente directa de la m��tica India de Bella Pluma, trenza su pelo, como lo hicieran sus antepasados, a la sombra del Monte Turquino (la monta?a m��s alta de Cuba), en plena Sierra Maestra (Guam��, Santiago de Cuba). — Rosa D��az, descendiente directa de la m��tica India de Bella Pluma, trenza su pelo, como lo hicieran sus antepasados, a la sombra del Monte Turquino (la monta?a m��s alta de Cuba), en plena Sierra Maestra (Guam��, Santiago de Cuba).HECTOR GARRIDO

Catalina Pileta del Toro, que es una descendiente amerindia nacida en el Valle del Caujer��, en Guant��namo, Cuba, no sabe a ciencia cierta su edad. Recuerda que cuando fueron a inscribirla en el registro ya era ella una muchachita. As�� que, aunque por su carnet, se dir��a que tiene 87 a?os, su familia calcula que debe rondar los 92 o m��s. Ella es una apasionada bailadora de chang�� y durante mucho tiempo ha sido profesional, acompa?ando a varias agrupaciones musicales en sus giras por las comunidades de monta?a y bailando para ellos los sones tradicionales de la regi��n de Guant��namo: el chang��, el neg��n y el quirib��. — Catalina Pileta del Toro, que es una descendiente amerindia nacida en el Valle del Caujer��, en Guant��namo, Cuba, no sabe a ciencia cierta su edad. Recuerda que cuando fueron a inscribirla en el registro ya era ella una muchachita. As�� que, aunque por su carnet, se dir��a que tiene 87 a?os, su familia calcula que debe rondar los 92 o m��s. Ella es una apasionada bailadora de chang�� y durante mucho tiempo ha sido profesional, acompa?ando a varias agrupaciones musicales en sus giras por las comunidades de monta?a y bailando para ellos los sones tradicionales de la regi��n de Guant��namo: el chang��, el neg��n y el quirib��. H��ctor Garrido

Elo��na Rojas Ram��rez naci�� en el Valle de Yateras, en Guant��namo, Cuba. A pesar de que particip�� de forma entusiasta en el estudio de su c��digo gen��tico, falleci�� sin conocer los resultados. El 30% de su ADN es, efectivamente, de origen amerindio. — Elo��na Rojas Ram��rez naci�� en el Valle de Yateras, en Guant��namo, Cuba. A pesar de que particip�� de forma entusiasta en el estudio de su c��digo gen��tico, falleci�� sin conocer los resultados. El 30% de su ADN es, efectivamente, de origen amerindio. H��ctor Garrido

El equipo de autores del Proyecto Cuba Ind��gena al completo en el r��o Duaba, en las monta?as de Baracoa, junto a varios colaboradores y parte del equipo de producci��n. — El equipo de autores del Proyecto Cuba Ind��gena al completo en el r��o Duaba, en las monta?as de Baracoa, junto a varios colaboradores y parte del equipo de producci��n.HECTOR GARRIDO

Cuba — Amanece en Virginia, comunidad que pertenece a Felicidad de Yateras, en Guant��namo (Cuba). Catalina Pileta del Toro abre las ventanas y puertas de su boh��o construido con tablas y guano (abono) de palma real.H��ctor Garrido

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