Cabo Delgado, una guerra que no cesa

Las mujeres, a menudo al cuidado de sus hijos, son v��ctimas significativamente m��s vulnerables en el conflicto de Cabo Delgado, seg��n un informe de Ayuda en Acci��n. En la imagen, una mujer junto a su hijo en el campo de desplazados de Maringanha.Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

Un ni?o transporta un cart��n, material que sirve para construir las casas, en el campo de desplazados de Maringanha, en la ciudad de Pemba, en Cabo Delgado, Mozambique. Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

Rabia Guambe, en primer t��rmino, junto a su hermana. Tuvieron que huir de una peque?a aldea de Macomia, al norte de Cabo Delgado, tras los ataques de los insurgentes. ��Llegaron unos hombres y comenzaron a incendiar las casas. Era de noche. Mataron a algunos familiares m��os. Algunos, como mi hermana y yo, salimos corriendo, sin coger ropa, sin dinero, sin nada".Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

Una mujer coge en brazos a su hijo en el campo de desplazados de Maringanha. Detr��s, la precaria casa en la que viven.Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

Una mujer frente a las casas comunes en campos de desplazados de Cabo Delgado, en Mozambique. Hay m��s de 50, pues el conflicto ha causado ya alrededor de un mill��n de desplazados internos.Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

Ines, que est�� ciega, y Agustinho Paulo, junto a un hijo y una nieta, en la casa que han tenido que levantar en Mpiri, una aldea de Balama, tras huir por los ataques de los rebeldes de Moc��mboa da Praia.Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

Maria Cheis y Ernestina Lucas, ancianas de la etnia makonde, que tuvieron que huir de su casa por la violencia. Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

Isabelle Grufina, de 19 a?os, en la casa en la que vive en Balama desde que huy�� de los rebeldes en 2020. ��Quemaron todo nuestro campo. Ahora plantamos ma��z, pero hay algunos d��as que no llega ni as��, dice.Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez

?ngeles L��pez, misionera comboniana que sobrevivi�� a un ataque yihadista en septiembre de 2022. Su compa?era, la italiana Maria de Coppi, muri�� asesinada.Jos�� Ignacio Mart��nez Rodr��guez