La vida cotidiana congelada por la destrucci¨®n de los terremotos de Turqu¨ªa y Siria
De los cuatro millones de personas sirias refugiadas, la mitad han sufrido directamente el impacto de los se¨ªsmos. La situaci¨®n en la regi¨®n turca m¨¢s afectada es de emergencia grave. Son territorios donde las condiciones previas a los sismos ya eran precarias
¡°Huir de una guerra para venir a morir en un terremoto¡±, me comentaba Saif Abukeshek, voluntario de Farmamundi, desde el coche mientras un equipo del Fons Catal¨¤ de Cooperaci¨® cruz¨¢bamos la provincia de Hatay, en el sur de Turqu¨ªa. Es una de las zonas m¨¢s afectadas por los terremotos del 6 de febrero, que impactaron tambi¨¦n en Kurdist¨¢n y en el norte de Siria. Saif hablaba de todas las familias refugiadas que abandonaron Siria por la guerra civil ¡ªque ya dura 12 a?os¡ª y que ahora se ven doblemente castigadas por el sismo que las ha dejado, de nuevo, sin un hogar. Se calcula que de los cuatro millones de personas sirias refugiadas, la mitad han sufrido directamente el impacto de los terremotos.
¡°Cuando ocurri¨® el terremoto est¨¢bamos superasustados. No s¨¦ c¨®mo explicarlo, fue duro. Llov¨ªa y la gente estaba llorando, nos escondimos dentro de un coche hasta la ma?ana siguiente¡±, me explica Ammar Naasan, refugiado sirio en Turqu¨ªa desde 2011, sentado delante de la tienda de campa?a donde vive su familia de seis, en el campo de refugiados Maan, en el distrito de Antakya. ¡°Estamos entrando en la ¨¦poca de verano, necesitamos nevera, un ventilador¡ la comida se pone mala por culpa del calor, tambi¨¦n necesitamos productos de higiene¡±, a?ade.
Cuando ocurri¨® el terremoto est¨¢bamos superasustados. No s¨¦ c¨®mo explicarlo, fue duro. Llov¨ªa y la gente estaba llorando, nos escondimos dentro de un coche hasta la ma?ana siguienteAmmar Naasan, refugiado sirio en Turqu¨ªa
El paisaje en el sur de Turqu¨ªa es inquietante: campamentos de personas desplazadas cada cuatro pasos, edificios en pie, edificios en ruinas o edificios siendo demolidos. Lo que m¨¢s sorprende son las tiendas plantadas informalmente al lado de la carretera, como si se tratara de una decisi¨®n espont¨¢nea.
¡°Nuestra vida dio un vuelco de repente, fue como irse a dormir en el cielo y despertarse en el infierno¡±, reconoce Walid Antar, refugiado sirio en el campo de Ku?ukdalyan 1, tambi¨¦n en Antakya.
Seg¨²n datos de la OCHA (Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios), se estima que 1,6 millones de personas a¨²n viven en campos informales sin las necesidades b¨¢sicas cubiertas. De hecho, es una sensaci¨®n compartida al viajar por la provincia de Hatay. Hay poco movimiento humanitario.
Sin embargo, nos reunimos con algunas de las organizaciones que siguen trabajando en el terreno, como ONSUR y Action for Humanity, formadas por la di¨¢spora siria. Ambas trabajan en materia de refugio, salud, higiene, educaci¨®n, seguridad alimentaria y medios de vida, con un foco especial en el noroeste de Siria, donde las afectaciones han sido m¨¢s graves.
Lo que queda despu¨¦s de los terremotos
En la ciudad de Antakya, con una poblaci¨®n aproximada de 200.000 personas antes del terremoto, hay solares con escombros que son el testimonio de los edificios que cayeron o que ya han empezado a ser demolidos por riesgo de ca¨ªda. ¡°El 70% de los edificios son insalvables¡±, me explica Saif. Entre las ruinas, tres meses despu¨¦s, a¨²n hay restos de objetos que recuerdan que en ese espacio destruido hab¨ªa vida: zapatillas, ropa, mantas¡ Paseando entre los edificios que a¨²n se mantienen en pie, percibo un olor fuerte, a ratos disimulado por el fuerte viento y por nuestra falta de conocimiento, pero me explican que es olor a muerte.
Muchas casas siguen llenas de cosas, y puede que a¨²n quede alg¨²n cuerpo. La vida cotidiana congelada por la destrucci¨®n. Cortinas al viento que sobresalen de los balcones arrancados, sof¨¢s que se asoman al vac¨ªo, tuber¨ªas rotas, l¨¢mparas a¨²n colgadas en el techo¡ La vida parada en un instante.
El paisaje en el sur de Turqu¨ªa es inquietante: campamentos de personas desplazadas cada cuatro pasos, edificios en pie, edificios en ruinas o edificios siendo demolidos
Mirando al cielo sin cesar, analizando los desperfectos de los edificios, casi como si se tratara de una exhibici¨®n irreal ¡ªespeluznantemente fr¨ªo, el cerebro tarda mucho en concebir la realidad, en procesarla y entenderla¡ª, me llama la atenci¨®n un cuarto piso sin ventanas con una litera de madera a punto de caer. ?Los ni?os o ni?as que habitaban ese espacio estar¨¢n a salvo? ?Vivir¨¢n en tiendas o habr¨¢n conseguido irse con alg¨²n familiar a otra ciudad? ?Y sus padres? Preguntas sin resolver.
¡°Hay un grave problema con las criaturas que se han quedado hu¨¦rfanas¡±, explica el coordinador del campo de desplazados Maan, en la ciudad de Reyhanli. Los intentan poner en contacto con su familia extendida, pero mientras tanto no parece haber ninguna protecci¨®n espec¨ªfica. En pocos d¨ªas, junto al equipo con el que viajo nos damos cuenta de todas las capas de necesidades que hay en esta emergencia.
Consecuencias a largo plazo
La situaci¨®n en la regi¨®n es de emergencia grave. Se trata de unos territorios donde las condiciones previas a los sismos ya eran, de por s¨ª, precarias. La asistencia a la poblaci¨®n en Turqu¨ªa est¨¢ coordinada por AFAD, el Ministerio del Interior de Gesti¨®n de Desastres, que trabaja con las organizaciones locales e internacionales para dirigir la ayuda donde es m¨¢s necesaria.
Intentando cruzar por el paso de Al Hamam de Turqu¨ªa a Siria, sin ¨¦xito, intercambiamos unas palabras con Mahmoud Hafar, jefe del Consejo Local de Jindires. ¡°En un minuto, 1.000 familias se quedaron sin casa en la ciudad y 250 edificios cayeron¡±, explicaba alarmado. ¡°Hay 7.500 familias viviendo en campos. ?Qu¨¦ pasa con los ni?os? ?Qu¨¦ pasa con las mujeres? Necesitan protecci¨®n. Adem¨¢s, hay c¨®lera en Siria y se puede extender muy f¨¢cilmente por los campos¡±.
Esta es una emergencia compleja en la que convergen la geopol¨ªtica, la violencia y una capa de m¨²ltiples necesidades, pero una cosa queda clara despu¨¦s de esta visita: las personas que est¨¢n dando respuesta a la crisis humanitaria tambi¨¦n son v¨ªctimas de los terremotos, tambi¨¦n han perdido a familiares y amigos, y tambi¨¦n, en algunas ocasiones, han tenido que huir de sus casas.
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