Los campesinos del caf¨¦ que marcan sus precios ajenos al vaiv¨¦n de los mercados internacionales
Frente al comercio convencional de este grano, regido por las directrices de Nueva York y Londres, algunas redes alternativas tratan de acortar la cadena de suministro y proteger a los productores de pr¨¢cticas especulativas
A principios de 2022, el precio del caf¨¦ ar¨¢biga (60% de la producci¨®n mundial) se fue por las nubes. Lleg¨® a estar a m¨¢s de 2,5 d¨®lares por libra en el mercado de materias primas de Nueva York. Al publicarse este reportaje, el precio hab¨ªa ca¨ªdo hasta 1,4 d¨®lares. A?os antes, en 2018 y 2019, su valor ya se desplom¨® por debajo de un d¨®lar la libra. Remont¨¢ndonos un poco m¨¢s, octubre de 2014 hab¨ªa marcado otro hito alcista, con 2,2 d¨®lares.
¡°Es como un ataque al coraz¨®n¡±. As¨ª describe Monika Firl, responsable de caf¨¦ en Fairtrade International, la principal organizaci¨®n de comercio justo del mundo, la gr¨¢fica sobre la evoluci¨®n hist¨®rica del precio de la semilla de cafeto. Un producto agr¨ªcola que deriva en la tercera bebida ¡ªtras el agua y el t¨¦¡ª m¨¢s consumida del mundo: unos 2.000 millones de tazas al d¨ªa. Cuenta Firl que su met¨¢fora cardiaca adquiere a veces un sentido literal. ¡°He conocido casos de agentes financieros que han sufrido infartos con el caf¨¦. Es una locura totalmente impredecible¡±, asegura.
Poco importan a Stephan Katongole los vaivenes del mercado de Nueva York o de Londres, donde se intercambia la variedad robusta, un 40% del mercado global. Por videoconferencia desde sus cultivos en Uganda, el due?o de Coffeeyouknow, una empresa de caf¨¦ gourmet (o de especialidad) org¨¢nico, explica que ¨¦l negocia cara a cara con sus tostadores en Europa. Sabe que vende calidad y que el consumidor est¨¢ cada vez m¨¢s dispuesto a pagar por ella. ¡°Nos ponemos de acuerdo en una transacci¨®n directa; lo que digan ese d¨ªa los mercados no es una referencia¡±.
S¨ª lo es, por el contrario, para la inmensa mayor¨ªa de grandes y peque?os productores de caf¨¦ de ?frica, Latinoam¨¦rica o Asia. ¡°Se ha creado un mecanismo demente que gu¨ªa a casi todo el sector¡±, subraya Firl, quien estuvo seis a?os colaborando con agricultores de zonas remotas de Chiapas (M¨¦xico). All¨ª comprob¨® el escaso poder de negociaci¨®n que impera en el origen de la cadena de suministro. Un primer eslab¨®n con humildes campesinos, normalmente a expensas de intermediarios que imponen su m¨¢xima: lo tomas o lo dejas. ¡°Y, tras un largo viaje con sus sacos de caf¨¦ a cuestas, lo ¨²ltimo que quiere el agricultor es volver a casa con ellos¡±, subraya Firl.
Si un espresso cuesta 1,50 euros, apenas una cantidad ¨ªnfima suele acabar en manos del agricultor¡±Emanuele Dughera, coordinador de la Coalici¨®n del Caf¨¦ de Slow Food (CCSF)
Desligar las compraventas de lo que marquen Nueva York o Londres y esquivar intermediarios prescindibles son dos objetivos esenciales para la Coalici¨®n del Caf¨¦ de Slow Food (CCSF), una iniciativa de la que Katongole forma parte desde su creaci¨®n en 2021.
Blanca Romero, directora de la Alianza Internacional de Mujeres Cafeteras, ha realizado varios cursos sobre qu¨¦ determina el valor de la libra de caf¨¦ en los mercados internacionales. ¡°Sigue siendo como una nebulosa para m¨ª¡±, admite. La ley de la oferta y la demanda rige las fluctuaciones, empieza Romero, y, al ser un producto agr¨ªcola, los fen¨®menos clim¨¢ticos tienen un gran impacto en ello: ¡°Si hay sequ¨ªa o heladas en Brasil [principal productor mundial], el precio sube¡±. Romero desglosa otros factores que complican la ecuaci¨®n: el comportamiento del d¨®lar o el petr¨®leo, los diferenciales (a?adidos al precio est¨¢ndar por lugar de origen o forma de cultivo), la disponibilidad de fertilizantes¡
Firl enfatiza una variable que, en su opini¨®n, todo lo distorsiona: la pura especulaci¨®n. ¡°Los inversores pueden suponer que habr¨¢ escasez y los precios subir¨¢n, y que entonces podr¨¢n vender m¨¢s caro. Pero puede ocurrir lo contrario y los c¨¢lculos se demuestren err¨®neos. Entonces cunde el p¨¢nico y llegan las turbulencias¡±, explica. Y a?ade que, desde la crisis financiera de 2008, el caf¨¦ y otros productos agr¨ªcolas han ido ganando peso en las carteras de inversi¨®n, con muchas manos comprando y vendiendo, aumentando as¨ª la impredecibilidad de los precios.
¡°La cadena de suministro del caf¨¦ es larga y complicada, con muchos actores llev¨¢ndose su parte del pastel¡±, asegura Emanuele Dughera, coordinador de la coalici¨®n, durante una entrevista realizada el pasado septiembre en Bra (Italia) con motivo de la reuni¨®n anual de Slow Food, un movimiento que defiende un conjunto de causas alimentarias con lo org¨¢nico por bandera. Dughera recuerda una obviedad log¨ªstica: a m¨¢s eslabones en la cadena, menos trozo del pastel para el productor. ¡°Si un espresso cuesta 1,50 euros, apenas una cantidad ¨ªnfima suele acabar en manos del agricultor¡±.
La crisis de precios de 2018 y 2019 hizo que miles de agricultores centroamericanos tiraran la toalla y abandonaran sus plantaciones en direcci¨®n a EE UU
Un informe de 2019 publicado por la Asociaci¨®n de Caf¨¦ de Especialidad (ACE) sintetiz¨® la senda por la que hace d¨¦cadas transita la industria mundial del caf¨¦. Sus p¨¢ginas diseccionaban un sector que mueve anualmente unos 200.000 millones de euros, de los que menos del 10% se quedan en los pa¨ªses productores. Y con una tendencia a la baja. El estudio mencionaba el ejemplo de Francia entre 1994 a 2017. Los grandes tostadores y distribuidores (con Nestl¨¦ a la cabeza) hab¨ªan aumentado sus ganancias en ese per¨ªodo en m¨¢s de un 200%. Los agricultores latinoamericanos, africanos o asi¨¢ticos, en menos del 30%.
Creada en los a?os noventa, la ACE fue pionera en el fomento de circuitos alternativos al comercio convencional del caf¨¦. Su jefa de sostenibilidad, Kim Elena Ionescu, resume la apuesta: ¡°Un caf¨¦ de calidad, tanto en su sabor como en la mejora de las condiciones de vida de los productores¡±. Para ello, incide, ¡°resulta imprescindible divorciar el precio del caf¨¦¡± de los mercados de materias primas y establecerlo a partir de variables como los m¨¢rgenes que manejan los distintos actores o los costes de producci¨®n.
La crisis de precios de 2018 y 2019 ¡ªen la que el caf¨¦ ar¨¢biga se situ¨® por debajo de un d¨®lar la libra¡ª hizo que miles de agricultores centroamericanos tiraran la toalla y abandonaran sus plantaciones en direcci¨®n a EE UU. Prefirieron el riesgo de la emigraci¨®n a subsistir apenas con un trabajo duro que no les permit¨ªa ni siquiera cubrir costes.
Mientras la ACE o la coalici¨®n de Slow Food vinculan paladares exquisitos y justicia social, Fairtrade International enarbola un comercio justo sin filtros. Su batalla se centra en garantizar que todos los productores ¡ªcultiven org¨¢nica o sint¨¦ticamente, cosechen caf¨¦ excelente o del mont¨®n¡ª reciban siempre un precio m¨ªnimo. Tras una ¨²ltima actualizaci¨®n este verano, esta ¡°red de seguridad¡±, como la llama Firl, se sit¨²a hoy en dos d¨®lares por libra para la variedad ar¨¢biga.
Multinacionales que cambian de vocabulario
La responsable de caf¨¦ en Fairtrade International percibe un cambio ¡°en el vocabulario¡± de las multinacionales cafeteras: ¡°Hablan de sosteniblidad y vida digna, admiten las ra¨ªces coloniales e incluso esclavistas de su negocio¡±. Sin embargo, a la hora de la verdad ¡°encuentran todo tipo de estratagemas para evitar que se pague a los productores un poco m¨¢s¡±, sostiene.
¡°Tenemos que beber menos caf¨¦ y estar dispuestos a exigir un producto bueno, limpio y justo¡±Emanuele Dughera, coordinador de la Coalici¨®n del Caf¨¦ de Slow Food
Tambi¨¦n el suelo empieza a dar muestras de agotamiento. Dughera advierte que el cambio clim¨¢tico est¨¢ causando estragos en las plantaciones: ¡°Seg¨²n varios estudios, en 30 a?os la mitad de la tierra apta para su cultivo ya no estar¨¢ disponible¡±. Al mismo tiempo, la demanda no para de aumentar, con el consumo en mercados inmaduros como Asia creciendo a un ritmo anual de cerca del 5%. Para el coordinador de la Coalici¨®n del Caf¨¦ de Slow Food, el sector precisa de cambios sist¨¦micos y culturales que interpelan a todos, pero muy especialmente a los consumidores. ¡°Tenemos que beber menos caf¨¦ y estar dispuestos a exigir un producto bueno, limpio y justo¡±.
Al otro lado de la cadena de suministro, entre los agricultores, Romero, de la Alianza Internacional de Mujeres Cafeteras, aboga por un empoderamiento colectivo basado en la educaci¨®n. En especial para que el productor tome conciencia sobre cu¨¢nto valor extraen otros a su materia prima. Solo as¨ª se reducir¨¢n, en esa primera fase, ¡°los tremendos desequilibrios de poder entre vendedores y compradores¡±, a?ade Ionescu. Podr¨¢ entonces, contin¨²a Romero, plantarse un d¨ªa el campesino y decirle al comerciante: ¡°El mercado marcar¨¢ lo que guste, pero yo s¨¦ cu¨¢nto vale mi caf¨¦. Y de ah¨ª no bajo¡±.
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