El criollo africano que naci¨® con la trata de esclavos es hoy mercado musical
Aquella forma de resistencia pasiva que fue hablar en una lengua incomprensible para el amo dio lugar a un idioma en el que se siguen expresando nuevas generaciones de m¨²sicos de Cabo Verde
¡°La fuerza de la m¨²sica caboverdiana radica en la capacidad de encontrar parientes en todo el mundo¡±, asegura Jos¨¦ Da Silva, fundador y director del Kriol Jazz Festival de Cabo Verde en Praia, la capital de ese pa¨ªs insular y lus¨®fono de ?frica occidental. Esa fusi¨®n art¨ªstica que permite que gente de lugares muy lejanos se conmueva con acordes que les suenan propios responde a una caracter¨ªstica profunda de esta regi¨®n atl¨¢ntica: el mestizaje. Hijos de portugueses y de personas esclavizadas tra¨ªdas a la fuerza desde el continente africano, los caboverdianos son reconocibles en esa fusi¨®n identitaria que se menciona como ¡°lo crioulo¡±, lo que se cr¨ªa a partir de la mezcla. Es lo que nace en ese ¡°punto de contacto entre culturas, como el Sahel liga a la sabana con el desierto¡±, seg¨²n interpreta Charles Akimbod¨¦, asesor de la Unesco para el Patrimonio Mundial Africano.
El paisaje de Cabo Verde dibuja una continuidad con el de las islas Canarias: aridez, luz sin sombras en medio de un inmenso azul y volcanes que asoman como el ¨²ltimo vestigio de un continente (real o imaginario) que se ha hundido entre Am¨¦rica y ?frica. En Cidade Velha, recordada por ser el puerto primigenio de la esclavitud, la negrura de la arena y las piedras volc¨¢nicas evocan posiblemente la ¨²ltima visi¨®n oscura de su tierra que tuvieron quienes fueron metidos a la fuerza en los barcos, a lo largo de cuatro siglos, para ser llevados como mercanc¨ªa al otro lado del oc¨¦ano. Porque, en el siglo XV, los portugueses encontraron en estas islas vac¨ªas la oportunidad de reunir el stock humano lo suficientemente lejos de las costas africanas para que los prisioneros no tuvieran escapatoria.
En esa condici¨®n de orilla sin retorno de la esclavitud se erige la zona cero de lo criollo que simboliza el archipi¨¦lago de Cabo Verde. Y de ese pionero mestizaje emerge un mercado art¨ªstico que hoy se ha expandido m¨¢s all¨¢ de un festival musical hacia la consolidaci¨®n de una feria llamada Atlantic Music Expo (AME), que se celebra cada a?o en Praia casi en simult¨¢neo con los conciertos de jazz, y que este a?o ha cumplido una d¨¦cada de existencia. Los asistentes a AME (productores, m¨²sicos, programadores) intentan unir los puntos faltantes o reimaginar el continente hundido, en las cuatro cuerdas del cavaquinho, en los tambores en que retumban los rituales antiguos y en voces femeninas que cantan a la saudade, con una sonrisa nost¨¢lgica como la de Ces¨¢ria ?vora (1941-2011), una hero¨ªna nacional.
As¨ª, una tarde de abril en Praia, el historiador Akimbod¨¦, asesor gubernamental y especialista en lo criollo, detalla: ¡°La palabra cre¨®le o crioulo se utiliza en un contexto particular, el de la trata atl¨¢ntica de esclavos¡±. En la isla de Santiago, a la que llegaron los portugueses en 1460, se estableci¨® una plataforma de compra y venta de esclavos y fue all¨ª donde naci¨® el concepto, asegura.
¡®Cr¨ªa¡¯ humana y resistencia pasiva
¡°Sobre el Atl¨¢ntico se fund¨® una nueva humanidad, o una nueva cultura, que liga a todos los pueblos que han viajado por esas aguas y que siguen en contacto gracias a sus formas de pensar, de hablar (incluso de percutir) o a su arte culinario¡±, apunta Akimbod¨¦. El criollo ¡ªque sigue siendo una lengua hablada, porque la ense?anza de la escritura es en portugu¨¦s¡ª uni¨® a las personas forzadas a emigrar, provenientes de diferentes etnias africanas y a quienes hab¨ªan sido capturadas en lo que hoy es Marruecos, Mauritania, Nigeria o Senegal.
Esa lengua com¨²n con una base l¨¦xica del portugu¨¦s, que contiene, entre otros, elementos del wolof, del s¨¦r¨¨re o el peul, se convirti¨®, entonces, en una forma de ¡°resistencia pasiva¡±, en palabras del historiador. En ese lenguaje hay ¡°una dimensi¨®n po¨¦tica y unos c¨®digos escondidos que posibilitaron la comunicaci¨®n entre los miembros de aquella sociedad de gente esclavizada, sin que el amo les comprendiera¡±. Ellos llevaron el crioulo a Martinica, Guadalupe, Jamaica, y al resto del Caribe y, con ¨¦l, ¡°la inteligencia y su capacidad de resistencia¡±, agrega.
En la genealog¨ªa de lo criollo, que tambi¨¦n es un t¨¦rmino ligado a la cr¨ªa de ganado, como comenta Akimbod¨¦, hay que hablar del juicio sobre las personas basado en el color de la piel. Seg¨²n el experto en la ¡®ruta del esclavo¡¯ ¡ªque comparte tesis con otros historiadores¡ª, la invenci¨®n de la categor¨ªa ¡°de color¡± (una clasificaci¨®n ¡°puramente econ¨®mica¡±) corri¨® por cuenta del conquistador portugu¨¦s, ya que antes de su llegada, ¡°las poblaciones no se defin¨ªan por su piel, porque en ?frica hab¨ªa todos los colores posibles¡±. De esta manera, ya de lejos se pod¨ªa distinguir qui¨¦n ven¨ªa de Europa y qui¨¦n de ?frica, cambiando la ¡°clasificaci¨®n medieval europea, que depend¨ªa de la riqueza (donde estaban los nobles, el clero y los pobres)¡±.
La identidad descolonizada
Los caboverdianos parecen orgullosos de su doble (o m¨²ltiple) pertenencia, porque se reconocen parte de ?frica y, sin embargo, tambi¨¦n se confiesan descendientes de los colonizadores europeos: ¡°No discutimos ya de eso¡±, indica Xos¨¦ Da Silva, quien fuera productor de ?vora. ¡°Justamente por ser crioulos somos una mezcla de africanos con portugueses y brasile?os. Sabemos que somos africanos pero los europeos son aceptados porque somos un poco europeos. Hay, s¨ª, una rivalidad entre islas¡±, sonr¨ªe.
¡°Nuestra cultura est¨¢ unida por el mismo hilo hist¨®rico que la trata de esclavos, pero no estamos haciendo de ello algo exclusivamente negativo, sino que buscamos lo que nos acerca¡±, afirma Charles Akinbod¨¦. De ah¨ª surge la ¡°econom¨ªa de la creaci¨®n¡± ligada a lo criollo, como este mercado de m¨²sicas africanas al que las aguas atl¨¢nticas traen, esta vez, a los artistas que llegan de Am¨¦rica, algunos de ellos hijos de la di¨¢spora.
Maura es una joven m¨²sica caboverdiana de la di¨¢spora norteamericana. Naci¨® en Cabo Verde hace 22 a?os, pero se mud¨® con sus padres a Massachussets. Canta con los pies descalzos, como lo hac¨ªa ?vora ¡ªde quien se declara heredera¡ª para ¡°captar las emociones del p¨²blico y la energ¨ªa de la tierra¡±, seg¨²n se?ala. El crioulo es el idioma en el que nunca ha dejado de comunicarse con sus padres y en el que se expresa cuando siente que hay cosas profundas que no puede traducir.
Augusto (Gugas) Veiga, actual director de la Atlantic Music Expo, naci¨® en 1971 en Lisboa, la metr¨®poli en la que su padre tuvo que cumplir por entonces el servicio militar obligatorio para todos los ciudadanos de colonias portuguesas. Aquellos soldados pod¨ªan ser luego reclutados para actuar contra sus propios vecinos africanos que se rebelaban contra el colonizador.
Tres a?os despu¨¦s, coincidiendo con la ca¨ªda de la dictadura en Portugal y la independencia de Cabo Verde, la familia de Gugas retorn¨® a Praia. ?l estudi¨® en Estados Unidos y regres¨®; su padre fue ministro de Cabo Verde en dos legislaturas democr¨¢ticas. ¡°Las cosas volvieron a la normalidad con la democracia, porque incluso los socialistas y comunistas portugueses que estaban en la clandestinidad, combatiendo contra su dictadura, ya ten¨ªan buenas relaciones con las colonias africanas¡±. Los ciudadanos y los gobiernos de Portugal y Cabo Verde ¡°hoy son amigos¡±, zanja.
La palabra ¡°perd¨®n¡± ya no tiene sentido, opinan Akinbod¨¦ y Da Silva, que defienden, a cambio, una aproximaci¨®n cultural y humana para contrarrestar cualquier atisbo de discriminaci¨®n. ¡°Reivindicamos nuestro mestizaje y lo aprovechamos, ya que todos somos crioulos en alguna parte¡±, dice el director del festival de jazz. Y a?ade: ¡°El mundo se creoliza. Francia [el pa¨ªs en el que creci¨®] lo est¨¢ desde hace mucho tiempo y, de hecho, no existir¨ªa m¨¢s sin creolit¨¦. Quienes se meten en el discurso de la segregaci¨®n lo hacen por los votos. En Portugal pasa lo mismo¡±.
Las nietas de Ces¨¢ria ?vora
De aquellos d¨ªas de mercado de la m¨²sica, en los que se ha podido escuchar a bahianos (Dend¨º & band), que arrastran toda la percusi¨®n ancestral en este viaje de retorno, o a venezolanos del folk psicod¨¦lico (Ins¨®lito Universo), hay que destacar la presencia de las mujeres de Cabo Verde ¡ªnacidas o adoptadas por las islas¡ª, entre ellas Nancy Vieira, Zubikilla Spencer, Elly Paris, Katia Semedo (descendiente de caboverdianos nacida en S?o Tom¨¦ e Pr¨ªncipe), la hija de caboverdianos DJ Damykas o Fatt¨² Djakit¨¦, nacida en Guinea-Bissau pero criada en Cabo Verde.
¡°En la m¨²sica caboverdiana hay un fen¨®meno social que ha ocurrido a partir de la irrupci¨®n de Ces¨¢ria ?vora. Antes de ella, las familias prohib¨ªan a sus hijas que fueran a cantar a bares o a estudiar m¨²sica, porque aquello no era un oficio serio¡±, expone Da Silva. A partir del ¨¦xito de ?vora, las familias tradicionales empezaron a ver la m¨²sica como una salida laboral, detalla. ¡°Las chicas han invadido la escena de la m¨²sica tradicional, pero atenci¨®n: esto no pasa con la m¨²sica de j¨®venes, la urbana y el rap, donde sigue habiendo un 90% de hombres¡±, advierte el productor.
La segunda fase del rotundo desembarco de las mujeres en la m¨²sica ser¨¢, pues, pasar de cantar a tocar m¨¢s instrumentos y a los ritmos urbanos, pronostica Da Silva. A su juicio, encuentros como esta feria y el festival del pasado abril contribuyen a un intercambio con otros artistas, lo cual ¡°libera a los m¨²sicos locales que pod¨ªan estar bloqueados en sus tradiciones¡±. En sus palabras, en Cabo Verde ¡°hay un antes y un despu¨¦s¡± de estos encuentros transatl¨¢nticos.
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