2023, el a?o de la ofensiva antimigraci¨®n
Hemos asistido en los ¨²ltimos doce meses a la consolidaci¨®n pol¨ªtica y normativa de las peores pulsiones en contra de los migrantes en todo el mundo. Nos costar¨¢ revertir esta deriva, pero la iniciativa popular para la regularizaci¨®n de migrantes en Espa?a muestra el camino a seguir
De los nuevos conservadores brit¨¢nicos se deben criticar unas cuantas cosas, pero ninguna de ellas es la ambig¨¹edad. No importa que hablen de clima, comercio o el conflicto entre Israel y Palestina, si existe la posibilidad de tensar la cuerda, all¨ª estar¨¢n ellos con entusiasmo. En ning¨²n territorio, sin embargo, su desparpajo ha sido mayor que en el de las migraciones, donde los l¨ªderes tories est¨¢n haciendo saber al mundo que son las normas internacionales las que deben adaptarse a sus fantas¨ªas electorales, y no al contrario. Solo hace unos d¨ªas, el primer ministro Rishi Sunak intervino ante el aquelarre nacionalpopulista de Giorgia Meloni en Roma para declarar su propia guerra: ¡°Los enemigos [¡] est¨¢n llevando a gente de manera deliberada a nuestras costas para tratar de desestabilizar nuestra sociedad¡±.
Lo ir¨®nico es que Sunak es una oblata del Sagrado Coraz¨®n en comparaci¨®n con sus exministras del interior, las hijas de migrantes Priti Patel y Suella Braverman. Ellas est¨¢n en la avanzadilla de un conservadurismo punky que marca el tono de las pol¨ªticas migratorias en medio planeta. Adem¨¢s de organizar raves como la de Roma, sus representantes coaccionan violentamente a los adversarios, mienten a boca llena y han puesto un ventilador de tal calibre frente a su basura ideol¨®gica que ya resulta dif¨ªcil encontrar un gobierno de centro-derecha o centro-izquierda que no se haya impregnado de ella. La nueva verdad aceptada es que la movilidad humana constituye una amenaza existencial para nuestras sociedades. Una amenaza ante la que todo est¨¢ justificado, incluso aquello que no encaje en nuestra concepci¨®n flower power de los Estados de derecho.
Si han vivido ustedes en el planeta Tierra durante los ¨²ltimos 20 a?os, ya sabr¨¢n que este argumento no es nuevo, pero mi sensaci¨®n es que este 2023 ser¨¢ recordado como el momento en el que las normas y las instituciones dejaron de constre?ir las soflamas pol¨ªticas para empezar a adaptarse a ellas. En regiones tan diferentes del mundo como Europa, Norteam¨¦rica, ?frica o Am¨¦rica Latina hemos sido testigos de un efecto domin¨® cuyas consecuencias ser¨¢n dif¨ªciles de revertir. La ofensiva antimigraci¨®n se hace muy evidente en las propias fronteras de las regiones de destino, donde la solidaridad es criminalizada, y una extendida y compleja industria legal est¨¢ haciendo su agosto con las medidas de control migratorio; y al interior de los propios pa¨ªses, donde el hostigamiento institucional a millones de trabajadores sin papeles y sus familias se acepta con la naturalidad propia de un apartheid de facto.
Pocos acuerdos pol¨ªticos ilustran mejor esta deriva que el Pacto de Migraciones y Asilo, a punto de ser aprobado por las instituciones europeas
Lejos de la mirada de los votantes, la l¨®gica de la externalizaci¨®n del control migratorio ha convertido las rutas en verdaderos via crucis y ha puesto a nuestros gobiernos en manos de una colecci¨®n de aut¨®cratas y grupos criminales que en otro tiempo solo hubiesen sido invitados a La Haya.
Pocos acuerdos pol¨ªticos ilustran mejor esta deriva que el Pacto de Migraciones y Asilo, recientemente aprobado por las instituciones europeas y del que tan orgulloso est¨¢ nuestro Gobierno. Tres a?os de un verdadero circo negociador deja algunos titulares fundamentales. El primero es que los Estados miembros comparten por unanimidad la necesidad de impermeabilizar las fronteras exteriores de la UE. Si eso supone militarizar la agencia europea de fronteras (Frontex) y convertirla en c¨®mplice de cr¨ªmenes de Estado, sea. Se invertir¨¢n fortunas en disuadir la movilidad humana en destino, tr¨¢nsito y origen, se establecer¨¢n sistemas orwellianos de identificaci¨®n personal y se publicitar¨¢ la idea de que solo el infierno espera a quienes traten de acceder al para¨ªso de manera irregular.
El segundo gran ¨¢mbito de inter¨¦s del pacto es el que tiene que ver con el reparto de responsabilidades en materia de protecci¨®n internacional. Tambi¨¦n est¨¢n de acuerdo los firmantes en la importancia central de este punto, pero aqu¨ª las posiciones est¨¢n divididas en dos tribus: los que har¨¢n todo lo posible por deshacerse de la responsabilidad del asilo, pero admiten que ser¨¢ inevitable que la UE asuma parte de ella; y los que directamente miran para otro lado. En el primer grupo se encuentran los pa¨ªses de la franja Sur, adem¨¢s de Francia, Alemania o los n¨®rdicos. Son ellos quienes han dise?ado el modelo de externalizaci¨®n, han militarizado sus fronteras o han replicado ideas tan brillantes como la de ¡°proteger¡± a los refugiados en dictaduras belicosas como la de Ruanda. El otro bando es el de los pa¨ªses del Este, liderado hasta ahora por Hungr¨ªa y Polonia (aunque estos ¨²ltimos podr¨ªan desertar en breve). Para este grupo el derecho internacional solo alcanza a sus primos de Ucrania ¨Daunque, todo hay que decirlo, con ellos Europa s¨ª ha demostrado lo lejos que puede llegar cuando le da la gana¡ª y han saludado el nuevo mecanismo de multas a quienes rechacen refugiados con t¨¦rminos tan edificantes como ¡°violaci¨®n¡ en t¨¦rminos legales¡±.
Lo m¨¢s llamativo del nuevo pacto europeo, sin embargo, no es lo que dice, sino lo que omite. Y en este punto tambi¨¦n es posible identificar un mal extendido a otras regiones del mundo: a pesar de que m¨¢s del 80% de los movimientos migratorios tienen naturaleza estrictamente laboral y de que las principales econom¨ªas de destino en las regiones ricas se enfrentan a un desaf¨ªo demogr¨¢fico existencial, nadie parece estar pensando en c¨®mo gobernar estos flujos. Con excepci¨®n de un mecanismo poco novedoso para facilitar la llegada de personal altamente cualificado y una ret¨®rica sin dientes en materia de movilidad temporal y adecuaci¨®n del talento a las necesidades de nuestros mercados de trabajo, el Pacto Europeo de Migraciones y Asilo es un erial. Nada muy sorprendente, si se tiene en cuenta que las negociaciones han sido lideradas por expertos en criminalidad y terrorismo, no en empleo, seguridad social, crecimiento, fiscalidad y las dem¨¢s ¨¢reas monumentalmente beneficiadas por la gente que elige establecerse y trabajar en la UE.
El mundo se est¨¢ convirtiendo en un espacio violentamente hostil a la diversidad y la transformaci¨®n social que significan las migraciones
La consecuencia directa de este desequilibrio pol¨ªtico ser¨¢ el aumento de los flujos de inmigraci¨®n irregular ¡ªque en su inmensa mayor¨ªa no llegan por barco, sino por avi¨®n¡ª y la competencia soterrada por la atracci¨®n del talento. Porque mientras Fernando Grande-Marlaska traspasa l¨ªneas rojas en la frontera Sur y Olaf Scholz anuncia un endurecimiento draconiano de la pol¨ªtica migratoria alemana, los departamentos laborales de sus respectivos gobiernos hacen malabarismos administrativos semi-clandestinos para regularizar a los trabajadores existentes y atraer a los cientos de miles que necesitan nuestras econom¨ªas, en todos los niveles de cualificaci¨®n.
Reemplacen ¡°Europa¡± por ¡°Estados Unidos¡± y ¡°Alemania¡± por ¡°Chile¡± y se encontrar¨¢n con historias muy similares, en las que es dif¨ªcil saber si la pol¨ªtica migratoria es m¨¢s inmoral que idiota. Lamentablemente, todo se har¨¢ mucho m¨¢s complicado antes de que empiece a mejorar. El a?o 2023 tambi¨¦n ha visto la consolidaci¨®n coordinada de estos movimientos nacionalpopulistas en todo el mundo. Algunos han conseguido llegar al gobierno o determinar las coaliciones parlamentarias, pero muchos han logrado romper los cordones sanitarios que les hab¨ªa impuesto hasta ahora la derecha moderada. De la Am¨¦rica de Milei, Kast y Bukele a la Europa de Meloni, Wilders, Abascal y Orb¨¢n, pasando por el ultranacionalismo de Trump, Putin o Modi, el mundo se est¨¢ convirtiendo en un espacio violentamente hostil a la diversidad y la transformaci¨®n social que significan las migraciones.
?Qu¨¦ podemos hacer, adem¨¢s de rezar? Con franqueza, en este campo yo espero muy poco de liderazgos como el de nuestro presidente, que ha asimilado el marco pol¨ªtico existente hasta el punto de enterrar (literalmente) la tragedia de Melilla de 2022 y llevar a uno de sus responsables como cabeza de lista por C¨¢diz en las ¨²ltimas elecciones. Tampoco espero gran cosa de Sumar, que en su pacto con el PSOE solo fue capaz de incluir una referencia al tema migratorio y era, ay, el apoyo al acuerdo europeo. Mis esperanzas est¨¢n puestas en una transformaci¨®n de abajo a arriba de este debate y en el papel que los actores no estatales pueden jugar en ¨¦l. Porque 2023 tambi¨¦n fue el a?o en que lleg¨® al Congreso de los Diputados la Iniciativa Legislativa Popular por la regularizaci¨®n de personas sin papeles. Con mucha diferencia, es el proceso pol¨ªtico m¨¢s relevante liderado en Espa?a por organizaciones migrantes. La norma se discutir¨¢ en los pr¨®ximos meses y no sabemos si los grupos parlamentarios tendr¨¢n el coraje de rescatar de la subciudadan¨ªa a m¨¢s de 400.000 mujeres, ni?os y hombres que viven, trabajan y sue?an en nuestro pa¨ªs. Hagan lo que hagan, esta iniciativa ya ha cambiado la historia y esa tambi¨¦n es una raz¨®n para recordar este a?o.
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