Zapatero y el 15-M
Uno rinde cuando es eficaz y cuando es votado por los ciudadanos
La visi¨®n general de la pol¨ªtica con la que el joven Zapatero emergi¨® en la vida p¨²blica nacional no difer¨ªa sustancialmente de la del Movimiento 15-M. Su pretensi¨®n ¨²ltima, recordemos, consist¨ªa en insuflar un conjunto de valores en la vida pol¨ªtica que rompieran con muchas de las t¨ªpicas inercias sist¨¦micas, como la despiadada polarizaci¨®n entre amigo y adversario pol¨ªtico o el inexorable juego de exclusiones p¨²blicas de importantes sectores de la vida social. Frente a ello se trataba de fomentar la participaci¨®n ciudadana y la transparencia en la acci¨®n de los poderes del Estado. El objetivo ¨²ltimo era acceder a una sociedad de ciudadanos en la que cada uno pudiera mirar a los ojos de los otros sinti¨¦ndose plenamente libre e igual; acabar, a la postre, con la r¨ªgida escisi¨®n entre gobernantes y gobernados y limar las distancias entre un sistema de poder tecnocratizado y distante y la gente com¨²n. En suma, reivindicar la pol¨ªtica en toda su fuerza creativa e integradora frente a las inercias de la gesti¨®n y el inter¨¦s partidista.
Cuando los j¨®venes le gritaron eso de ¡°Zapatero no nos falles¡± seguramente sab¨ªan ya cu¨¢les eran las dificultades de trasladar todos esos principios a la pr¨¢ctica. Era una advertencia que desvelaba tambi¨¦n impl¨ªcitamente un cierto escepticismo. Pero apostaron por ¨¦l. La iron¨ªa es que, siete a?os despu¨¦s, esos y otros j¨®venes salen a la calle para mostrarle el espejo de lo que pudo ser y no fue. Y su mensaje no puede ser m¨¢s claro: dentro del sistema pol¨ªtico tal y como est¨¢ concebido no hay espacio para ning¨²n devaneo utopista. Renunciemos, pues, a la reforma de la pol¨ªtica democr¨¢tica ¡°desde dentro¡± y construyamos un discurso propio desde los m¨¢rgenes del sistema. Que este no llegue a tocarnos siquiera, porque su mero roce nos contamina, nos contagia de esa enfermedad de toda pol¨ªtica establecida llamada ¡°posibilismo¡±, pragmatismo y contingencia.
Uno rinde cuando es eficaz y cuando es votado por los ciudadanos?
Visto desde esta perspectiva que nos ofrece el nuevo Movimiento 15-M, Zapatero emerge as¨ª como un h¨¦roe tr¨¢gico engullido primero por la gesti¨®n cotidiana, la cruda lucha partidista y las dificultades por sortear las im¨¢genes que sobre ¨¦l van trasladando los medios de comunicaci¨®n; luego, por la propia crisis de lo pol¨ªtico en tiempos de la globalizaci¨®n, para al final ¡ªy esto est¨¢ por ver todav¨ªa¡ª acabar siendo devorado por los suyos. Es el sistema, s¨ª, donde quienes en ¨¦l se introducen salen casi siempre escaldados, y donde las buenas intenciones no sirven de moneda de cambio frente al rendimiento pol¨ªtico puro y duro. Y uno rinde cuando es eficaz, medido en t¨¦rminos de las agencias de calificaci¨®n, y cuando es votado por los ciudadanos.
La pregunta del mill¨®n, y esto deber¨ªa inquietar a quienes nos preocupamos por la democracia, es ?qu¨¦ pasa ah¨ª dentro, en el sistema, para que quien lo penetra se transforme y salga despu¨¦s convertido en otra cosa? Pues pasa ¡ªy estamos hablando de percepciones, claro est¨¢¡ª que dicho sistema aparece como una caja negra, en el sentido con que la cibern¨¦tica y la teor¨ªa de sistemas dota a este t¨¦rmino. Ser¨ªa algo as¨ª como una estructura opaca desde el exterior, que sabemos c¨®mo funciona solo en cuanto que podemos contemplar lo que entra y sale de ella, pero cuyas l¨®gicas internas se nos escapan desde fuera. La imagen que de ella nos traslada la nueva oposici¨®n del 15-M lo presenta como el lugar que habita la clase pol¨ªtica, convertida ahora en una especie de nueva nomenclatura, m¨¢s atenta a sus intereses de partido que a los intereses generales; m¨¢s fijada en oponerse a su adversario ¡ªcon quien a la vez se identifica como miembro de la propia ¡°clase¡±¡ª que en clarificar los problemas comunes y buscarles una soluci¨®n; y siempre dispuesta, por lo tanto, a hacer una lectura de la realidad ¡°partidista¡±, de forma que esta se pliegue a su estrategia pol¨ªtica concreta. Viven as¨ª en una situaci¨®n parasitaria y de mutua dependencia con los medios de comunicaci¨®n.
Es posible que esta haya sido la raz¨®n que ha llevado a los j¨®venes y no tan j¨®venes del 15-M a optar por el modelo opuesto, el del pan¨®ptico. Sus campamentos se ofrecen a la vista de todos por Internet, y podemos acceder a sus asambleas. Y si han saltado a la calle desde el ciberespacio es precisamente por eso, por hacerse ¡°presentes¡± y poder someterse as¨ª a la mirada de todos, no solo a las de sus seguidores. ?Ingenuos? puede, pero al menos nos han arrojado a la cara nuestras propias limitaciones y deficiencias ¡°sist¨¦micas¡±. ?
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