El cartero de Otegi
El l¨ªder de Batasuna se enfrenta a 10 a?os de c¨¢rcel en solo el primero de los dos grandes procesos que penden sobre ¨¦l
Se cumplen ahora 30 a?os de la t¨®rrida escena entre Jack Nicholson y Jessica Lange en el remake cinematogr¨¢fico de El cartero siempre llama dos veces, que dirigi¨® Bob Rafelson. Una obra basada en la novela de James M. Cain, que con el mismo t¨ªtulo se public¨® en 1934, aunque la primera pel¨ªcula data de 1946, hace nada menos que 65 a?os, y fue protagonizada por John Garfield y la explosiva Lana Turner.
El argumento es sencillo: durante la Gran Depresi¨®n en Estados Unidos, una mujer y su amante planean asesinar al marido de ella, un hombre de mucha m¨¢s edad, para quedarse con sus propiedades. Aunque fallan en el primer intento, finalmente lo consiguen simulando un accidente de tr¨¢fico, pero el caso despierta las sospechas de la justicia y ella, una femme fatale, es juzgada por asesinato. El fiscal consigue que los amantes se enfrenten, pero la maniobra no es suficiente y el jurado la absuelve. La paradoja se completa con la muerte de ella en ¡ªeste s¨ª¡ª accidente de tr¨¢fico y la condena del amante como autor de asesinato por lo que solo hab¨ªa sido un accidente.
El l¨ªder de Batasuna, Arnaldo Otegi, se enfrenta desde hoy a su cartero particular con el caso Bateragune ¡ªuno de los ¨²ltimos intentos de reflotar la formaci¨®n ilegalizada¡ª, aunque el repartidor postal ya lleva una temporada llamando a su puerta.
Lo cierto es que hasta ahora Otegi ha sido condenado a penas menores, entre uno y dos a?os de prisi¨®n, por delitos de enaltecimiento del terrorismo o injurias al Monarca. Pero lo de ahora son palabras mayores, puesto que est¨¢ acusado de integraci¨®n en banda terrorista y la petici¨®n del fiscal son 10 a?os de c¨¢rcel. Adem¨¢s, este es el ¨²nico asunto por el que sigue en prisi¨®n preventiva.
El juicio ser¨¢ presidido por la magistrada ?ngela Murillo, recusada por Otegi?
Es verdad que puede argumentar que Bateragune ¡ª¡°lugar de encuentro¡±, en euskera¡ª no era una reconstrucci¨®n de la ilegalizada Batasuna siguiendo las instrucciones de ETA para coadyudar a sus fines, sino una forma de organizar a la izquierda abertzale para precisamente hacer pol¨ªtica y separarse de la violencia de la banda. Ya dec¨ªa Groucho Marx: ¡°El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio. Si puedes simular eso, lo has conseguido¡±. As¨ª que habr¨¢ que ver si la fiscal¨ªa es capaz de aportar las pruebas para conseguir la condena.
En todo caso, el juicio trae su carga de profundidad incorporada, puesto que est¨¢ presidido por la magistrada ?ngela Murillo, recusada por Otegi por falta de imparcialidad, recusaci¨®n que fue rechazada por el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Pero se da la circunstancia de que, el pasado 8 de febrero, el Tribunal Supremo anul¨® la condena a dos a?os de prisi¨®n y orden¨® la repetici¨®n ¡ªcon otro tribunal¡ª del juicio por el homenaje al etarra Sagarduy en el que hab¨ªa participado el l¨ªder de Batasuna, por considerar que este pudo creer que Murillo ten¨ªa prejuicios sobre ¨¦l.
Fue tras una vista en la que la magistrada pregunt¨® a Otegi si condenaba la violencia de ETA, y como este, que en el pasado fue militante de la banda, explicara que no iba a responder, Murillo dijo: ¡°Ya sab¨ªa yo que no me iba a contestar¡±. Otegi concluy¨®: ¡°Y yo ya sab¨ªa que me lo iba a preguntar¡±.
De modo que la falta de apariencia de imparcialidad ser¨¢ la primera causa del recurso de Otegi en caso de condena.
Por cierto, que el proceso por el homenaje a Sagarduy se juzgar¨¢ en el mes de julio por otro tribunal de la Audiencia que estar¨¢ presidido por Javier G¨®mez Berm¨²dez.
Pero la verdadera segunda llamada del cartero para Otegi se producir¨¢ con el caso Batasuna-Herriko tabernas, que previsiblemente ser¨¢ juzgado este oto?o. Toda la direcci¨®n de la formaci¨®n abertzale est¨¢ procesada en este macroproceso en el que a Otegi le piden 12 a?os de prisi¨®n por delito de integraci¨®n en banda terrorista en grado de dirigente. Y se da la circunstancia de que si en Bateragune puede alegar que trataba de distanciarse de ETA, ese argumento no parece tener fundamento con anterioridad al mitin de Anoeta, el 14 de noviembre de 2004, cuando el respaldo de Batasuna a la lucha armada era evidente y cuando por medio de las herriko tabernas se trataba de allegar fondos para la organizaci¨®n.
La ¨²nica ventaja que tiene Otegi es que si es condenado por un caso no puede ser condenado en el otro, porque en ambos est¨¢ acusado del mismo delito: pertenencia a banda terrorista.
Habr¨¢ que esperar y ver, pero hay quien sostiene que la margarita siempre tiene un p¨¦talo de reserva para los casos desesperados.?
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