Realidad del terrorismo en Afganist¨¢n

El tr¨¢gico atentado que el pasado domingo cost¨® la vida a dos miembros de nuestras Fuerzas Armadas y ocasion¨® lesiones a tres m¨¢s, al igual que la explosi¨®n en la que ocho d¨ªas antes resultaron heridos otros cuatro militares y un int¨¦rprete son actos de terrorismo, destinados a generar estados mentales de amedrentamiento entre los soldados e incidir sobre la opini¨®n p¨²blica espa?ola, que se inscriben en la llamada ofensiva de primavera. Los talibanes afganos la declararon el pasado mes de abril, d¨ªas antes de la muerte de Osama bin Laden, por lo que no se trata de una campa?a de represalias por la muerte del que fuera l¨ªder de Al Qaeda. Es particularmente rese?able que el notable incremento registrado desde el pasado mes de mayo en las acciones de violencia terrorista desarrolladas por los talibanes y por grupos afines a los mismos, cuya base se encuentra incluso al otro lado de la frontera, sobre todo en territorio paquistan¨ª, coincide, por una parte, con avances en la implementaci¨®n de la transferencia de responsabilidades de seguridad a militares o polic¨ªas afganos y, por otra, con pronunciamientos oficiales de las autoridades estadounidenses sobre conversaciones con los talibanes.

Desde luego, los militares extranjeros y sus instalaciones en Afganist¨¢n son un blanco de la violencia talib¨¢n en general y de los atentados terroristas en particular. Y como resultado de esta violencia hay v¨ªctimas entre soldados de las distintas naciones que contribuyen con tropas a la llamada Fuerza Internacional de Asistencia para la seguridad (ISAF) en Afganist¨¢n. Pero no son el principal de los blancos ni constituyen la mayor parte de las v¨ªctimas del terrorismo talib¨¢n. Durante el pasado mayo, por ejemplo, se calcula que, como consecuencia de los ataques y atentados llevados a cabo por los talibanes, perdieron la vida 29 militares extranjeros, pero el n¨²mero de v¨ªctimas mortales entre personal de la polic¨ªa nacional afgana o integrantes del ej¨¦rcito nacional afgano fue, ese mismo mes, superior a 100. M¨¢s a¨²n, los talibanes causaron la muerte a casi 240 civiles afganos. La gran mayor¨ªa de los 19 atentados suicidas contabilizados ese mes fueron cometidos contra blancos afganos, en especial civiles. Dif¨ªcilmente puede hablarse de que las tropas extranjeras desplegadas en Afganist¨¢n sean el principal blanco del terrorismo talib¨¢n, cuando los datos revelan con claridad que los talibanes est¨¢n sobre todo matando afganos y una mayor¨ªa de los muertos pertenecen a la poblaci¨®n civil.

La violencia insurgente en Afganist¨¢n se manifiesta en ocasiones mediante las actuaciones de partidas m¨¢s o menos numerosas de militantes talibanes armados pero que, con mucha mayor frecuencia, lo hace a trav¨¦s de atentados con artefactos explosivos, a veces suicidas, que son genuinamente terroristas. El terrorismo predomina desde hace tiempo, probablemente por influjo de Al Qaeda, en el repertorio de violencia que utilizan los talibanes. Y si este terrorismo se dirige ante todo contra blancos afganos y causa v¨ªctimas mortales principalmente entre la poblaci¨®n civil afgana es porque hace tiempo que la estrategia talib¨¢n obedece menos al combate contra la presencia de tropas extranjeras en Afganist¨¢n que a la voluntad de imponer el control social y recuperar el poder. Seg¨²n datos de Naciones Unidas, el 75% de los 2.777 civiles muertos el pasado a?o en el contexto del conflicto afgano perecieron a manos de los talibanes y sus aliados. Y seis de cada diez de esas v¨ªctimas mortales perecieron como consecuencia de artefactos explosivos, atentados suicidas y asesinatos individuales premeditados. Conviene tener presente estos datos para no hacer juicios equivocados sobre la realidad de lo que viene sucediendo y puede suceder en Afganist¨¢n.

Fernando Reinares es investigador principal de terrorismo internacional en el Real Instituto Elcano y catedr¨¢tico de la Facultad de Ciencias Jur¨ªdicas y Sociales de la Universidad Rey Juan Carlos.