¡°Por fin alguien con ¡®seny"
Los cuadros del partido reciben el discurso del l¨ªder con ilusi¨®n y alivio
Entre la ilusi¨®n y el alivio. Los militantes ¡ªen realidad cuadros del aparato pol¨ªtico de todas las federaciones del PSOE, que tienen representaci¨®n en el Comit¨¦ Federal¡ª recibieron con estas dos sensaciones el primer discurso del candidato Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Ilusi¨®n, pero sin euforia, y tambi¨¦n alivio, porque, sin haber elegido un mes¨ªas, el PSOE tiene un aspirante m¨¢s que s¨®lido para jugar un dif¨ªcil partido.
Algunos de los asistentes al acto explicaban que Rubalcaba no es un pol¨ªtico de m¨ªtines, pero agradec¨ªan que se hubiera esforzado m¨¢s en explicar su programa que en hacer anuncios de grandes titulares o tratar de levantar al auditorio con frases impactantes de aplauso f¨¢cil. De hecho, el candidato se abrum¨® con las interrupciones y en un par de ocasiones pidi¨® que le dejaran seguir.
Un buen resumen de c¨®mo se recibi¨® el discurso lo aport¨® Roberto Gonz¨¢lez, de 37 a?os, militante de Torrej¨®n (Madrid): ¡°En otros m¨ªtines hemos salido con muchas m¨¢s ganas, pero hoy nos vamos con m¨¢s argumentos¡±. Y esa es la clave, porque de estos cuadros depende c¨®mo se va a difundir el discurso de Rubalcaba de puertas afuera.
¡°Ha ilusionado porque no ha habido estridencias, ni salidas de tono. Personalmente prefiero este tipo de discurso¡±, conclu¨ªa Carmen de Paz, de 33 a?os, que trabaja en la Fundaci¨®n Ideas.
"En otros m¨ªtines salimos con m¨¢s ganas; hoy, con m¨¢s argumentos"
Tambi¨¦n gust¨® el regreso a la socialdemocracia: las referencias a los servicios p¨²blicos y a uno de los pilares del discurso socialista de siempre, la igualdad de oportunidades. O la predisposici¨®n a escuchar y la intenci¨®n de mejorar la transparencia. ¡°Eso es lo que en las plazas de toda Espa?a hemos estado viendo¡±, analizaba Mar¨ªa Carb¨®, de la agrupaci¨®n de Figueres (Gerona). ¡°Por fin, hay alguien con seny¡±, concluy¨®, usando una expresi¨®n catalana que significa ¡°con sentido com¨²n¡±.
En un auditorio donde caben m¨¢s de 1.800 personas, pronto se vio que el lugar era peque?o. Quedaba m¨¢s de una hora para el inicio del acto, cuando ya la fila de militantes para entrar al Palacio Municipal de Congresos de Madrid rodeaba el edificio. Y, dentro, la gente se sent¨® hasta en los escalones. Pero el efecto era el buscado por la organizaci¨®n: ambiente familiar y de gran expectaci¨®n.
En las primeras filas, la vieja y la nueva guardia: casi todos los ministros, los barones regionales, y algunos dirigentes del pasado, como Carlos Solchaga o Juan Alberto Belloch. Tambi¨¦n las esposas de los l¨ªderes, que entraron juntos: Sonsoles Espinosa, la de Zapatero, y Pilar Goya, la de Rubalcaba, con la que se fundi¨® en un abrazo nada m¨¢s terminar. Y un detalle para el morbo: la aspirante que no fue, Carme Chac¨®n, se sent¨® con el lehendakari, Patxi L¨®pez, que promovi¨® que no hubiera lucha intestina.
En resumen, Rubalcaba convenci¨® a los suyos. ¡°Alfredo va a poner toda la carne en el asador y le creemos¡±, conclu¨ªa Lourdes Arce, militante de Ciudad Lineal (Madrid). Ahora solo falta que ellos convenzan a los votantes.
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