Suspense
Este curso pol¨ªtico que ahora acaba ha sido el ¨²ltimo presidido por Rodr¨ªguez Zapatero. Un final de curso que adem¨¢s parece destinado a cerrar tambi¨¦n el ¨²ltimo ciclo pol¨ªtico socialista. Y como era de temer a juzgar por la incierta deriva que fue adoptando en sus dos err¨¢ticas legislaturas, el curso y el ciclo terminan envueltos en un clima de ag¨®nico suspense, en espera de alg¨²n desenlace narrativo que pueda conferir sentido ¨²ltimo a su mandato como gobernante. Un suspense que la semana pasada marc¨® un cl¨ªmax de aut¨¦ntico infarto, dada la expectante incertidumbre que se cre¨® por la fortuita coincidencia de dos crisis decisivas. La primera en tono menor por ser de car¨¢cter local: la crisis pol¨ªtica abierta por el procesamiento de Camps. Y la otra en modo mayor por ser de alcance global: la crisis del euro que amenazaba con llevar a la quiebra a nuestra deuda soberana.
Y de momento las dos crisis se han resuelto en un sentido favorable a los intereses electorales del Gobierno socialista. Ya s¨¦ que esta interpretaci¨®n es muy discutible por lo que respecta a la crisis de Camps, pues casi todos los observadores dan por principal beneficiario al PP. Pero pong¨¢monos en la l¨®gica de Trillo hecha suya por Rajoy. Lo que a G¨¦nova m¨¢s le interesaba era que no hubiera juicio p¨²blico a Camps durante la campa?a electoral del pr¨®ximo oto?o. Y esto no se ha logrado, pues dada la incapacidad emocional del expresidente valenciano para arrostrar la verg¨¹enza p¨²blica de confesarse culpable, finalmente habr¨¢ vista oral, lo que supondr¨¢ todo un acontecimiento medi¨¢tico a explotar con innegable rentabilidad electoral. Eso por no hablar de que el PSOE se ha cobrado por fin la cabeza de Camps.
Por lo que respecta a la crisis del euro, cuando m¨¢s angustiosa era la situaci¨®n y m¨¢s agudo el temor a un cierre en falso, tambi¨¦n se resolvi¨® in extremis en sentido favorable a nuestros intereses. Es verdad que este ¨¦xito no puede atribuirse al m¨¦rito del Gobierno espa?ol (aunque por una rara coincidencia la crisis se cerr¨® el mismo d¨ªa en que las Cortes aprobaban la reforma de las pensiones: el ¨²nico ¨¦xito evidente en el programa reformista de Zapatero). Pero tampoco hay duda de que sabr¨¢ apropi¨¢rselo para rentabilizarlo pol¨ªticamente. Y sobre todo para explotarlo electoralmente, pues el relajamiento de la tensi¨®n sobre nuestra deuda soberana (por el descenso de la prima de riesgo) permitir¨¢ elegir a voluntad la mejor fecha posible para la convocatoria electoral. En este punto, octubre parece mejor que noviembre, pues si se repite en el segundo rescate de Grecia el mismo calendario de eficacia declinante que se produjo el a?o pasado con el primer rescate griego (y hasta ahora casi todas las fechas coinciden), para mediados de oto?o cabe temer que se reproduzca la crisis del euro.
En cualquier caso, y al margen de la moment¨¢nea resoluci¨®n de estas dos crisis de fin de curso (la de Camps y la del euro), el mayor suspense que se cierne sobre la escena pol¨ªtica espa?ola es el de saber no tanto cu¨¢l ser¨¢ la fecha del inicio de la campa?a electoral, sino cu¨¢l ser¨¢ su resultado final. Es decir, una vez descartada por pr¨¢cticamente imposible la victoria socialista, el suspense est¨¢ en saber si la victoria del PP se producir¨¢ por mayor¨ªa absoluta o mayor¨ªa simple. Y es un suspense que resulta angustioso pues de ello depende no solo la naturaleza del pr¨®ximo ciclo pol¨ªtico, sino algo mucho m¨¢s grave, como es la segura degradaci¨®n de la calidad de nuestra democracia que se derivar¨ªa de lo ocupaci¨®n por tiempo indefinido del poder absoluto en todas las Administraciones por parte del partido del caso G¨¹rtel: una aut¨¦ntica metamorfosis hacia un nuevo r¨¦gimen pol¨ªtico.
De modo que la historia de Zapatero termina con el suspense sobre cu¨¢l ser¨¢ su desenlace: si un equilibrio de poderes entre derecha e izquierda y centro y periferia o por el contrario todo el poder para la derecha espa?olista. Un final de infarto cuyo protagonista ya no es Zapatero sino su caballero blanco Rubalcaba, antih¨¦roe inerme pero astuto, solo comparable al ingenioso Ulises. Pero la tarea que le espera es descomunal, una aut¨¦ntica causa perdida, pues en realidad la posici¨®n electoral del PSOE resulta desesperada, dada la expectativa de victoria del PP por mayor¨ªa absoluta que se ha instalado en el imaginario ciudadano. ?Y qu¨¦ podr¨ªa hacer Rubalcaba para invertir esta tendencia insuperable? ?Qu¨¦ caballo de Troya tendr¨ªa que inventar para reventar desde dentro la anunciada mayor¨ªa absoluta? Mi modesta sugerencia ser¨ªa volver del rev¨¦s el ¨²nico eslogan de Rajoy: ¡°Nosotros recuperaremos la confianza de los mercados¡±. Y frente a ello, la gran idea-fuerza de Ulises Rubalcaba podr¨ªa ser: ¡°Nosotros reconquistaremos la independencia de los mercados¡±. Ojal¨¢ fuese posible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.