Llega el PrIR: profesor interno residente
Las actuales oposiciones no garantizan ni buenos maestros ni la calidad de la ense?anza Crecen las voces que proponen implantar un MIR Lo que se discuten son los modelos y su coste Inmersi¨®n pr¨¢ctica en Medicina Formaci¨®n inicial y acceso en Europa

Se ha repetido hasta la saciedad en los ¨²ltimos a?os: el elemento clave e insoslayable para la calidad de la educaci¨®n es un buen profesor, muchos buenos profesores. As¨ª que, si se quiere mejorar la ense?anza, conviene asegurarse de que se elige a los mejores (posibles) para hacer ese trabajo, cosa que el actual sistema de oposiciones, al parecer, no garantiza. ¡°Ll¨¢mese MIR, a?o de prueba o periodo de pr¨¢cticas, es esencial que la selecci¨®n del profesorado no se limite a su capacidad de memorizar unos temas para una oposici¨®n, ni tampoco a la acumulaci¨®n de a?os de interinidad que nadie eval¨²a con seriedad, sino que abarque un periodo inicial y suficiente de trabajo sobre el terreno. Hay que salvar a los alumnos de los malos profesores cuando todav¨ªa hay tiempo¡±, se?ala Mariano Fern¨¢ndez Enguita.
El catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Complutense hace referencia a la propuesta que en los ¨²ltimos meses ha repetido en varias ocasiones el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que consiste en trasladar de alguna manera a la educaci¨®n un sistema que ha dado mucho prestigio a la sanidad espa?ola: el MIR (M¨¦dico Interno Residente), que consiste en cuatro o cinco a?os de especializaci¨®n tras un examen nacional que te acreditan como m¨¦dico especialista. Con ese membrete, se accede a una plaza p¨²blica por concurso de m¨¦ritos.
La idea de adaptar la f¨®rmula a la educaci¨®n, desde otro punto de vista y, seg¨²n parece ¡ªla propuesta de Rubalcaba a¨²n no tiene mucho detalle¡ª, con otras concreciones, tambi¨¦n ha llegado desde dirigentes del PP.
¡°Creo que es importante que se tome conciencia de que ense?ar es una de las actividades humanas m¨¢s complejas. Que la sociedad, a trav¨¦s de las medidas de su Administraci¨®n, d¨¦ un mensaje claro de que quiere a los mejores, me parece bien. Ya es hora de que cuando se re¨²ne una familia alguien diga: ¡®Juanito ha conseguido ser profesor¡¯, con el mismo orgullo que ahora dice ¡®ha conseguido ser m¨¦dico o ha conseguido ser juez¡±, se?ala la profesora de Psicolog¨ªa de la Educaci¨®n de la Aut¨®noma de Madrid Elena Mart¨ªn.
Planteado el deseo, la cuesti¨®n es c¨®mo hacerlo. En cuanto a la propuesta de Rubalcaba, a¨²n quedan muchos detalles por cerrarse ¡ªse har¨¢ en su programa electoral¡ª, pero fuentes socialistas ya adelantan que ir¨¢ m¨¢s all¨¢, ¡°en la exigencia¡±, que la reforma de las oposiciones que el Ministerio de Educaci¨®n est¨¢ intentando sacar adelante antes de que termine la legislatura.
La gran novedad de este proyecto es que se dar¨ªa mucho mayor peso a una formaci¨®n pr¨¢ctica de un a?o en un colegio o instituto, la cual ser¨ªa determinante en el proceso de oposici¨®n para un puesto en la escuela p¨²blica. Al final de ese periodo, los aspirantes tendr¨ªan que enfrentarse a una ¨²ltima prueba ante un tribunal. Ese a?o, el aspirante ser¨ªa un docente en pr¨¢cticas con sueldo (a¨²n sin determinar): la mitad de la jornada la dedicar¨¢ a dar clase y la otra mitad a seguir form¨¢ndose.
De lo que no dice nada la propuesta ministerial es del examen nacional del que ha hablado Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Un examen que, dependiendo de c¨®mo se haga, puede levantar ampollas en algunas comunidades si sus Gobiernos consideran que les est¨¢n detrayendo competencias; ahora, cada autonom¨ªa organiza libremente sus oposiciones y establece los ex¨¢menes.
Tanto para Luis Castillejo como para Antonio Redero, responsables de ense?anza p¨²blica de CC OO y UGT, respectivamente, el MIR no se puede transplantar sin m¨¢s a la educaci¨®n, y el ¨²nico margen que ven es precisamente ese, el de mejorar las pr¨¢cticas para hacer algo parecido al periodo de especializaci¨®n m¨¦dico.
En cualquier caso, la insistencia en la parte pr¨¢ctica puede dar a entender tambi¨¦n cierta desconfianza en la formaci¨®n inicial del profesorado ¡ªotra clave de la mejora de la ense?anza¡ª que precisamente acaba de reformarse hace muy poco. La carrera universitaria de Magisterio para convertirse en profesor de infantil y primaria ahora es de cuatro a?os, en lugar de los tres que ten¨ªa antes. En cuanto a la secundaria, despu¨¦s de estudiar alguna carrera sobre una disciplina concreta (Filolog¨ªa, Matem¨¢ticas, Qu¨ªmica, etc¨¦tera) hay que estudiar un m¨¢ster de un a?o, en lugar del antiguo y totalmente devaluado CAP, un cursillo de unos meses que, a pesar de sus contantes cr¨ªticas, se mantuvo en vigor casi cuatro d¨¦cadas. En ambos casos, se ha dado mucho mayor peso a las pr¨¢cticas de los alumnos en los nuevos curr¨ªculos.
Aunque se supone que esto mejorar¨¢ la formaci¨®n inicial, los problemas siguen estando presentes. ¡°Magisterio arrastra el problema de ser una carrera poco demandada, lo que baja la nota de corte y el nivel. Y el m¨¢ster debe hacer frente a la idea de muchos alumnos y algunos profesores de que ha de ser un tr¨¢mite, con el aprobado asegurado¡±, dice Fern¨¢ndez Enguita.
El Gobierno quiere que las pr¨¢cticas sean parte decisiva de la oposici¨®n
As¨ª, la idea en la que est¨¢ trabajando el equipo de Rubalcaba tambi¨¦n toca la formaci¨®n inicial, aunque de momento no est¨¢ del todo perfilado c¨®mo. De hecho, la propuesta que llega desde el PP, impulsada por dos antiguos altos cargos del Ministerio de Educaci¨®n con los Gobiernos populares, Eugenio Nasarre y Francisco L¨®pez Rup¨¦rez, es b¨¢sicamente reforzar la formaci¨®n inicial con un modelo que se parece mucho al MIR.
Responsables del PP piden endurecer la formaci¨®n inicial
Consistir¨ªa en que, tras estudiar la carrera (bien Magisterio, bien sobre alguna materia concreta) se acceder¨ªa mediante un examen a Centros Superiores de Formaci¨®n del Profesorado dependientes de las universidades. En ellos habr¨ªa n¨²merus clausus, es decir, ofrecer¨ªan un n¨²mero limitado de plazas en funci¨®n de la previsi¨®n de las necesidades futuras de maestros (tanto las plazas de Medicina como las de MIR siguen este modelo). Una vez en estos centros, los estudiantes tendr¨ªan que superar un a?o de formaci¨®n y luego otros dos de pr¨¢cticas, tambi¨¦n remuneradas, en un centro escolar. Al final de ese proceso se obtendr¨ªa, si se aprueba, un diploma de aptitud, una certificaci¨®n que te permitir¨ªa ejercer como maestro.
Y solo entonces, los docentes que quisieran trabajar en la p¨²blica se someter¨ªan a una evaluaci¨®n final que, de aprobarla, les conseguir¨ªa una plaza de funcionario. El resto podr¨ªa trabajar en la privada, que supone en torno al 33% del sistema educativo espa?ol. De ese porcentaje, la mayor parte cobra de las arcas p¨²blicas, pues trabajan en escuelas concertadas, es decir, subvencionadas y, en teor¨ªa, completamente gratuitas para el alumno. As¨ª, su sistema de contrataci¨®n es similar al de cualquier otra empresa.
En Europa, conviven ambos modelos en la ense?anza p¨²blica. ¡°En la mitad de los pa¨ªses europeos los profesores son funcionarios, aunque solo en una minor¨ªa de estos pa¨ªses su nombramiento es vitalicio: Francia, Espa?a, Portugal, Grecia y Suiza¡±, explica un reciente informe de FETE-UGT sobre el acceso a la profesi¨®n en el continente. En la otra mitad, los docentes de la escuela estatal son contratados seg¨²n la legislaci¨®n laboral. Y en algunos, como B¨¦lgica, Alemania y Pa¨ªses Bajos, conviven las dos f¨®rmulas.
En Espa?a, el modelo funcionarial no est¨¢ en cuesti¨®n (ning¨²n poder p¨²blico ni partido mayoritario ha propuesto cambiarlo), as¨ª que, c¨®mo hacer esas oposiciones m¨¢s efectivas para que se elija a los mejores cobra todav¨ªa m¨¢s importancia, pues se trata de obtener una plaza vitalicia.
Antonio Redero, de UGT, considera que, m¨¢s all¨¢ de las concreciones de su puesta en marcha, la filosof¨ªa de la iniciativa de Rup¨¦rez y Nasarre y la de Rubalcaba ¡°comparten una misma filosof¨ªa¡±. Lo que ocurre, contin¨²a, es que nadie sabe a qu¨¦ atenerse, porque otros dirigentes auton¨®micos del PP, como los de Madrid y Murcia, se?alan un camino muy distinto.
Sea como sea, si triunfase la idea del MIR educativo en cualquiera de sus versiones, parece que la clave, seg¨²n los especialistas, ser¨ªa ese periodo de pr¨¢cticas o ¡°residencia¡±, es decir, que se hiciera bien, lo cual es bastante caro ¡ªes precisamente uno de los puntos por los que est¨¢ flaqueando el m¨¢ster de secundaria¡ª.
¡°Me temo que [el MIR educativo] puede ser una idea que se quede como otras en el intento si no se ponen las condiciones, y las condiciones son muy costosas. Los profesores noveles tienen que tener gran parte de su jornada dedicada a estas actividades de formaci¨®n, y por tanto supervisada. Esto significa que no cubren un cupo de interino [los profesores sin plaza fija que van tapando huecos en funci¨®n de las necesidades]. Adem¨¢s, es esencial la pieza del mentor o tutor que le acompa?a en su formaci¨®n. Y esto de nuevo quiere decir liberar al tutor muchas horas en el centro (m¨¢s dinero). Por otra parte, hay que establecer el criterio por el que se eligen los tutores, formarles y recompensarles. Si no se hace con estos mimbres, no es f¨¢cil que sirva. La investigaci¨®n ha puesto claramente de manifiesto que el primero o los dos primeros a?os son esenciales para definir la identidad del docente. Si no se les acompa?a en este periodo, la acci¨®n se los come¡±, dice Elena Mart¨ªn.
La profesora de la Aut¨®noma de Madrid se refiere tambi¨¦n a la otra gran dificultad pr¨¢ctica del cambio de modelo de oposici¨®n: la gran bolsa de docentes interinos que, aunque se ha reducido mucho en los ¨²ltimos a?os, a¨²n se mantiene. Estos profesores pasaron una oposici¨®n, pero no consiguieron plaza. De ese modo, engrosan una bolsa de docentes a los que se va llamando cuando los fijos no dan para cubrir las necesidades. Son unos 65.000; en 2006 eran 74.000.
?Qu¨¦ pasar¨ªa con ellos? ¡°El modelo MIR es incompatible con los interinos¡±, advierte Luis Castillajo. Adem¨¢s, una de las tentaciones de ese modelo ser¨ªa cubrir con los profesores ¡°residentes¡± necesidades que hoy cubren los interinos, pero pag¨¢ndoles mucho menos. ¡°Est¨¢ por ver el salario que tendr¨ªa un profesor residente y la duraci¨®n de la residencia. Si la idea es fijar salarios muy reducidos para estos j¨®venes profesionales, puede suponer un alivio a corto plazo para las arcas del Estado, pero resulta contradictorio con el objetivo de querer atraer a los mejores profesionales¡±, advierte el profesor de la Universidad de Barcelona ?lvaro Choi.
En un momento en el que la legislatura languidece, muchas dudan de que el proyecto del Ministerio de Educaci¨®n para reformar las oposiciones salga adelante. Pero el MIR educativo, pase lo que pase en las pr¨®ximas elecciones y a pesar de los inconvenientes, tiene qui¨¦n lo defienda.?
Inmersi¨®n pr¨¢ctica en Medicina
EMILIO DE BENITO
La etapa MIR (siglas de m¨¦dico interno residente) es, en la actualidad, una fase indispensable en la formaci¨®n de los facultativos. El proceso, que se cre¨® en 1978, consta de un examen que se hace despu¨¦s de acabar la carrera ¡ªel t¨ªtulo de grado con la nueva nomenclatura¡ª cuya nota da el orden para elegir destino, y un periodo de cuatro o cinco a?os para obtener el t¨ªtulo de especialista. Estos a?os se pasan en hospitales o centros de primaria, y son eminentemente pr¨¢cticos. Se trata de que despu¨¦s de los seis a?os de titulaci¨®n, los m¨¦dicos consigan el t¨ªtulo de especialista mediante un sistema de rotaciones por los distintos servicios para completar su formaci¨®n sobre el terreno.
Concluir el MIR no da derecho a una plaza en la sanidad. Esta tiene que ganarse despu¨¦s por el sistema que las comunidades o los hospitales establezcan (generalmente, concurso de m¨¦ritos). Pero sin ¨¦l no hay pr¨¢cticamente posibilidad de colocarse en la sanidad p¨²blica (y casi tampoco en la privada).
Adem¨¢s, el sistema MIR, junto con el n¨²merus clausus para ingresar en las facultades, ha actuado como un colch¨®n para adecuar la oferta de los centros sanitarios a la demanda de puestos de trabajo de los licenciados. De hecho, ambos cupos (el de plazas en las universidades y el de puestos de residentes de los hospitales) est¨¢n coordinados para que pr¨¢cticamente no haya quien se quede sin entrar.
Y as¨ª ha sido. En los ¨²ltimos a?os hasta ha sobrado alguna plaza de las alrededor de 7.000 ofertadas para la formaci¨®n de especialistas. Eso no quiere decir que todo el que quiera ser cardi¨®logo, por ejemplo, tenga posibilidades, ya que las plazas MIR se fijan por las necesidades del sistema y la disponibilidad de tutores.
Formaci¨®n inicial y acceso en Europa
Espa?a. Para ejercer como profesor de infantil y primaria hay que estudiar la carrera de Magisterio, de cuatro a?os. Para secundaria, hay que pasar por alguna carrera sobre una disciplina concreta (Filolog¨ªa, Matem¨¢ticas, Qu¨ªmica, etc¨¦tera) y estudiar un m¨¢ster de un a?o. Para ejercer en la escuela p¨²blica hay que hacer una oposici¨®n.
Finlandia. La profesi¨®n tiene mucho prestigio en este pa¨ªs n¨®rdico. Solo los mejores estudiantes logran acceder a la carrera de profesor en las universidades. Despu¨¦s, cada director de escuela e instituto p¨²blico (la privada es residual) contrata a los profesores como si fuera un jefe de recursos humanos.
Francia. Despu¨¦s de obtener una licenciatura de tres a?os en alguna materia (Filolog¨ªa, Matem¨¢ticas, etc¨¦tera) deben completar dos en los Institutos Universitarios de Formaci¨®n de Maestros (IUFM), tanto para primaria como para secundaria. Es dif¨ªcil entrar en estos institutos, as¨ª que se utilizan como criterio las notas de la carrera y, a veces, entrevistas personales. Para conseguir una plaza en la escuela p¨²blica y convertirse en funcionario hay que hacer una oposici¨®n.
Inglaterra. Hay varias formas de conseguir la acreditaci¨®n de profesor, la m¨¢s com¨²n es muy parecida a la de Espa?a: una carrera de Magisterio para primaria, y una carrera de una materia y luego un a?o de formaci¨®n para la docencia, para secundaria. Para la escuela p¨²blica, la administraci¨®n local o el consejo escolar del centro son quienes contratan. Los docentes son empleados p¨²blicos, pero no funcionarios (no tienen garantizado su empleo). Los contratos son indefinidos o temporales.
Italia. Para infantil y primaria se estudia una carrera de cinco a?os, con pr¨¢cticas desde 2?. Para secundaria, una de cinco cursos y, despu¨¦s, otro a?o m¨¢s de pr¨¢cticas. En la p¨²blica son funcionarios. Hay contratos fijos y temporales. El 50% de los puestos permanentes se cubren con oposici¨®n y la otra mitad a trav¨¦s de listas de candidatos ordenados en funci¨®n de sus notas. Para infantil y primaria se estudia una carrera de cinco a?os, con pr¨¢cticas desde 2?. Para secundaria, una de cinco cursos y, despu¨¦s, otro a?o m¨¢s de pr¨¢cticas. En la p¨²blica son funcionarios. Hay contratos fijos y temporales. El 50% de los puestos permanentes se cubren con oposici¨®n y la otra mitad a trav¨¦s de listas de candidatos ordenados en funci¨®n de sus notas.
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