Minimizar los da?os

El Congreso de los Diputados aprob¨® ayer la primera reforma sustancial de la Constituci¨®n de 1978, que ahora deber¨¢ seguir su tr¨¢mite en el Senado. El acuerdo entre socialistas y populares impidi¨® que prosperasen las enmiendas de los restantes grupos parlamentarios, algunos de los cuales se ausentaron de la C¨¢mara durante la votaci¨®n para expresar su oposici¨®n. Los intentos de los partidos mayoritarios para que CiU se sumara al acuerdo concluyeron en fracaso. Y aunque los diputados socialistas aceptaron la disciplina de voto con solo dos excepciones, la fijaci¨®n de un techo de gasto en la Constituci¨®n ha abierto heridas que transmitieron una imagen de resignaci¨®n y de fractura interna.

El Gobierno y el Partido Popular han justificado la reforma por la necesidad de incrementar la confianza en la econom¨ªa espa?ola. Se trata de un discurso para salir del paso, en la medida en que solo de manera remota puede tener influencia sobre las actuales necesidades de financiaci¨®n una medida que no entrar¨¢ en vigor hasta 2020, y que adem¨¢s depende para su concreci¨®n de lo que establezca una ley org¨¢nica. La reforma no es un mensaje a los sedicentes mercados, sino a los dos miembros de la eurozona que han sido m¨¢s reticentes a la compra de deuda espa?ola e italiana por parte del Banco Central Europeo y que tambi¨¦n se han mostrado m¨¢s reacios a la imprescindible creaci¨®n de los eurobonos. Es decir, Francia y Alemania.

Poco ganan socialistas y populares sustituyendo la explicaci¨®n pol¨ªtica de la reforma por un lenguaje m¨¢gico que ofrece sacrificios para conjurar los males que acechan a la econom¨ªa espa?ola. Si la inclusi¨®n del art¨ªculo 135 en la Constituci¨®n era una condici¨®n necesaria para avanzar en la eventual creaci¨®n de los eurobonos, los ciudadanos, que adem¨¢s no podr¨¢n expresarse en refer¨¦ndum, ten¨ªan derecho a saberlo. La maltrecha construcci¨®n europea tambi¨¦n habr¨ªa ganado si, en lugar de adoptar una medida aislada y en un ¨²nico pa¨ªs, la reforma se hubiera enmarcado en una estrategia com¨²n a la eurozona. Es probable que, tras el gesto espa?ol, otros pa¨ªses sigan esa senda, necesaria por lo dem¨¢s. Pero el orgullo de pioneros no es raz¨®n suficiente para renunciar de antemano a un acuerdo de la eurozona. En Europa hoy, no son las instituciones y los procedimientos lo que impera, sino que es posible que dos Estados miembros formulen algo parecido a un ultim¨¢tum y que los dem¨¢s emprendan una desordenada carrera para plegarse a ¨¦l.

En cualquier caso, la reforma est¨¢ lanzada y el objetivo es ahora minimizar los da?os pol¨ªticos que ha provocado, sean muchos o pocos los beneficios econ¨®micos que reporte. Hasta ahora, la Constituci¨®n hab¨ªa soportado la desafecci¨®n de grupos heterog¨¦neos, desde los nacionalistas hasta los cr¨ªticos de la transici¨®n, tanto de derechas como de izquierdas. A partir de este momento se puede enfrentar, adem¨¢s, a una desafecci¨®n social, la de quienes, pese a la reforma, seguir¨¢n pagando las consecuencias m¨¢s graves de la crisis.