¡°?Verdad que hay dos lenguas en la calle? Pues tambi¨¦n en la escuela¡±
Una de las familias que denunci¨® la exclusi¨®n del castellano pide que algunas asignaturas se impartan en este idioma
Consuelo Santos lleva cuatro a?os arrastrando la pol¨¦mica sobre la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica que ahora ha reabierto el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a. Este organismo ha fijado un plazo de dos meses a la Generalitat ¨Cexigencia ahora suspendida de forma cautelar- para implantar el castellano como lengua vehicular. Pero esta reclamaci¨®n se origin¨® en 2006 por la demanda judicial de tres familias: una de Barcelona, otra de Tarragona y la de Santos, en Sabadell (Barcelona).
Santos, que se hace llamar Cuca, es una madrile?a de 42 a?os que se instal¨® en esta localidad barcelonesa en 1999. Trabaja como administrativa del grupo municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento y fue la n¨²mero cuatro de las listas de esta formaci¨®n en las pasadas elecciones municipales. Es madre de dos ni?as que estudian en el centro privado Escol¨¤pies-Josep de Calassan? de esta ciudad catalana, donde pueden adoptar el castellano como lengua vehicular junto al catal¨¢n, tal y como establece el departamento de Ense?anza. Santos justifica su decisi¨®n de interponer la denuncia para aumentar la presencia del castellano en las escuelas p¨²blicas y concertadas, donde el uso del castellano se reduce a la asignatura de esta lengua. ¡°?Verdad que hay dos lenguas en la calle? Pues tambi¨¦n debe haberlas en la escuela¡±, se?ala.
La exigencia de reforzar la presencia del castellano en las escuelas la comparte una minor¨ªa que, en cualquier caso, existe y se siente marginada por ¡°la omnipotencia de lo catal¨¢n¡±, como define Francisco Caja, presidente de la asociaci¨®n Convivencia C¨ªvica Catalana y representante legal de las tres familias que presentaron el recurso contra la Generalitat. ¡°Algunos creen que todo est¨¢ muy bien, que aqu¨ª no pasa nada y solo somos unos pocos desafortunados que queremos romper la cohesi¨®n social. Por eso no salimos en los peri¨®dicos¡±, dice. ¡°Pero tenemos derecho a defender nuestras opiniones¡±.
Caja sostiene que el desagravio que sufre el castellano en Catalu?a puede igualarse al que sufri¨® el catal¨¢n durante la dictadura franquista. ¡°Excluyen el castellano con el mismo argumento que usaba Franco para excluir el catal¨¢n: la defensa de la unidad social¡±, se?ala tras precisar que no puede ser sospechoso de simpatizar con aquella dictadura. ¡°Soy v¨ªctima del franquismo: fui condenado por el tribunal de orden p¨²blico. Me considero de izquierdas¡±. Su oposici¨®n a la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica obedece a que la considera perjudicial. ¡°Es un factor de desigualdad: No es lo mismo aprender matem¨¢ticas en una lengua materna que hacerlo en otra lengua que no dominas¡±, se?ala. ¡°Los factores socioecon¨®micos son muy determinantes para aprovechar el conocimiento escolar. Los ni?os castellanohablantes tienen el doble de riesgo de fracaso escolar. Eso deber¨ªa ser un factor a tener en cuenta¡±, asegura. ¡°El sistema no garantiza resultados escolares iguales para catalanohablantes que para los dem¨¢s¡±, concluye.
?Santos, por su parte, lamenta la pol¨¦mica que ha generado el auto del tribunal y considera que es una ¡°cortina de humo¡± pol¨ªtica que se ha acrecentado por el hecho de estar en precampa?a electoral. La pol¨¦mica ¡°interesa a muchos partidos¡±, a?ade. Despu¨¦s de este periplo judicial de cinco a?os, tan solo pide que la sentencia del TSJC se cumpla. La madre no especifica si se deben separar los alumnos en dos grupos por motivo de lengua y se conforma con que se impartan un par de asignaturas en castellano. El centro Escol¨¤pies no ha querido hacer declaraciones sobre el caso.
¡°No se introduce el castellano porque no les da la gana¡±, se molesta Caja por las sentencias del Tribunal Supremo que piden a la Generalitat que refuerze la presencia del castellano seg¨²n los criterios que decida el Gobierno catal¨¢n y sin reclamar que lo haga en un plazo de tiempo determinado. ¡°Hay cinco sentencias firmes del Tribunal Supremo, irrecurribles, no se pueden ignorar las sentencias¡±, asegura. ¡°?C¨®mo se puede tolerar eso en un Estado de derecho?¡±, pregunta.
Otro de los colegios afectados es la Escola del Carme de Barcelona, donde estudiaba el hijo de Feliciano S¨¢nchez, otro de los padres denunciantes, pero que ya ha acabado los estudios. Montserrat Pinyol, directora del centro, recuerda que nunca tuvo problemas con la familia, que hablaba perfectamente el catal¨¢n, igual que su hijo. ¡°Era un ni?o brillante que sacaba notas excelentes tanto en castellano como en catal¨¢n. Un alumno que no requer¨ªa proceso de inmersi¨®n¡±, asegura la docente.
Pinyol explica que cuando les lleg¨® el requerimiento de la familia, trasladaron la queja al departamento de Ense?anza, que les orden¨® ¡°no hacer nada¡±, ya que hab¨ªa un recurso de la Generalitat en marcha. Con la sentencia, si el alumno todav¨ªa continuara en la escuela, la directora asegura que no har¨ªan ning¨²n cambio en su m¨¦todo de educaci¨®n ¡°a no ser que lo ordenara expl¨ªcitamente el departamento¡±.
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