La paradoja de los 10 a?os de c¨¢rcel
La condena de Otegi por pertenencia a ETA supondr¨¢ que no podr¨¢ ser juzgado por el ¡®caso Batasuna¡¯, y adem¨¢s es posible que el Supremo la anule
Los pilotos de f¨®rmula 1 o de motociclismo saben por experiencia que, por mucha ventaja que lleven a sus rivales, todo puede cambiar ¡ªuna rotura de motor, un accidente, un pinchazo¡ª hasta el ¨²ltimo segundo de la carrera. Y eso suele ser as¨ª en casi cualquier deporte de competici¨®n. La condena a 10 a?os de c¨¢rcel para los dirigentes de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi y Rafa Diez Usabiaga por pertenencia a ETA ha constituido una gran alegr¨ªa para algunos, en la creencia de que por fin se hac¨ªa justicia, y un jarro de agua fr¨ªa para otros, que cre¨ªan que el nuevo rumbo de la formaci¨®n independentista exig¨ªa la excarcelaci¨®n de Otegi para que encauzase el definitivo abandono de la violencia por parte de la banda terrorista.
Pues bien, esa condena (10 a?os de prisi¨®n, a los que se a?aden otros 10 de inhabilitaci¨®n para ejercer cargo p¨²blico, lo que de hecho impedir¨ªa a Otegi y Usabiaga liderar las listas de su formaci¨®n en nada menos que 20 a?os) puede conllevar una gran paradoja, que haga que unos y otros vean en relativo poco tiempo c¨®mo se troca su alegr¨ªa por decepci¨®n y viceversa. Aunque se trata de pura l¨®gica jur¨ªdica, seguro que alguien se lo achacar¨¢ al Gobierno o a pactos pol¨ªticos, que nada tendr¨¢n que ver con el caso, pero siempre hay personas que prefieren intuir conspiraciones que asomarse a la realidad.
Otegi nunca hab¨ªa sido condenado a penas superiores a dos a?os de c¨¢rcel mientras ha sido la cabeza visible de Batasuna, y siempre por enaltecimiento del terrorismo en homenajes a etarras o por injurias al Rey. Algunas las ha cumplido, otras no, y la del Rey le fue condonada porque seg¨²n el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se hab¨ªa vulnerado su libertad de expresi¨®n. En el pasado, en 1989, le impusieron seis a?os, de los que cumpli¨® la mitad, por participar, como miembro de un comando de ETA, en el secuestro del empresario Luis Abaitua. Pero, en el caso Bateragune le ha ca¨ªdo la primera pena realmente importante, 10 a?os por pertenencia a banda terrorista en calidad de dirigente. Precisamente, el proceso en el que ahora ha sido condenado y el de Batasuna-Herriko tabernas, en el que la fiscal¨ªa pide 12 a?os de prisi¨®n para ¨¦l, son los dos ¨²ltimos, de los siete que ten¨ªa pendientes hace cinco a?os.
Lo peculiar del caso es que tanto en uno como en otro proceso Otegi est¨¢ acusado del mismo delito, integraci¨®n en banda terrorista, que tiene car¨¢cter de delito permanente y por el que no puede ser juzgado dos veces. Es decir, un criminal puede ser condenado por dos o m¨¢s asesinatos diferentes en otros tantos juicios, pero la pertenencia a ETA no se puede dividir en periodos, por ejemplo, de 1998 a 2005 y de 2005 a 2008, y condenar por cada uno de ellos. Es el mismo delito hasta que se deja de pertenecer a la organizaci¨®n. La Audiencia Nacional ha absuelto en las segundas vistas a terroristas condenados anteriormente. Seguro que recuerdan el caso de Rabei Osman, El Egipcio, absuelto en el caso del 11-M, porque ya hab¨ªa sido penado en Italia; el de Xabier Alegr¨ªa, procesado, pero exonerado antes del juicio de Egunkaria por haber sido condenado en el caso Ekin, o el de numerosos etarras que han cumplido condena en Francia por asociaci¨®n de malhechores con fines terroristas, delito equivalente a la pertenencia a banda armada del C¨®digo Penal espa?ol, es decir, por ser miembros de ETA.
Claro que se preguntar¨¢n ?por qu¨¦ dice eso, si ya ha sido condenado a 10 a?os?
Pues ver¨¢n, con anterioridad a todo esto, el 27 de enero de 2010, Otegi fue juzgado por delito de enaltecimiento del terrorismo por su participaci¨®n en 2005 en el homenaje al etarra Jos¨¦ Mar¨ªa Sagarduy, Gatza, el preso que m¨¢s tiempo llevaba encarcelado. Durante el juicio, Otegi se neg¨® a contestar a las preguntas de las acusaciones, pero la presidenta del tribunal, ?ngela Murillo, le pregunt¨® si condenaba la violencia de ETA. Como el acusado se neg¨® a responder, la magistrada coment¨® en voz alta: ¡°Ya sab¨ªa yo que no me iba a contestar a esa pregunta¡±. ¡°Y yo que iba a hacerla¡±, replic¨® Otegi, que fue condenado a dos a?os de prisi¨®n.
Precisamente por ese rifirrafe, la defensa de Otegi recurri¨® la sentencia por considerar que ?ngela Murillo ten¨ªa prejuicios contra ¨¦l, y el Supremo le dio la raz¨®n. En febrero, anul¨® la condena y orden¨® la repetici¨®n del juicio con otros magistrados debido a las dudas existentes sobre la falta de imparcialidad de la presidenta del tribunal. Y en julio otro tribunal de la Audiencia no encontr¨® pruebas para condenar al dirigente abertzale.
Sin embargo, por el camino lleg¨® el momento de juzgar a Otegi por el caso Bateragune y, ?mira qu¨¦ mala suerte!, el tribunal estaba de nuevo presidido por Murillo. La magistrada pod¨ªa haberse abstenido, habida cuenta de la anterior resoluci¨®n del Supremo, pero no. Otegi la recus¨®, pero ella decidi¨® seguir adelante. Y los restantes magistrados de la Sala, por siete votos contra dos, en un corporativismo mal entendido, y en lo que desde fuera de la Audiencia se consider¨® una torpeza, decidieron no apartarla del caso por tratarse de tipos penales distintos. ?Como si la imparcialidad tuviera que ver con los tipos penales!
As¨ª que ahora tenemos que la condena a 10 a?os por pertenecer a ETA supondr¨¢ que Otegi, por el principio ne bis in idem, no podr¨¢ ser juzgado por Batasuna (nadie lo ha planteado todav¨ªa, pero Iruin y Goirizelaia son dos estupendos abogados, es un argumento de manual y ya lo han esgrimido en otros procesos) y la causa quedar¨¢ sobrese¨ªda para ¨¦l. Y mientras en Bateragune Otegi ha argumentado que sus reuniones eran para distanciarse de ETA y buscar la participaci¨®n pol¨ªtica por v¨ªas pac¨ªficas y democr¨¢ticas, en el proceso de Batasuna ¡ªen el que le ped¨ªan 12 a?os de c¨¢rcel¡ª no existe esa posibilidad, ya que hace referencia a los a?os en los que los dirigentes de la izquierda abertzale iban de la mano con la estrategia de la banda terrorista, de lo que existen numerosas pruebas.
?Y qu¨¦ pasa con la condena a 10 a?os? Pues que es muy posible que dentro de unos meses el Supremo la anule ¡ªcomo ya pas¨® con la del homenaje a Sagarduy¡ª por aparente falta de imparcialidad de la presidenta y que las alegr¨ªas se transformen en decepciones y viceversa. Como un pinchazo en la ¨²ltima vuelta o un gol en el tiempo de descuento.
Hay quien ha querido ver en la condena a Otegi un mensaje de la Audiencia Nacional hacia la izquierda abertzale, en el sentido de que seguir¨¢ la mano dura mientras ETA no abandone definitivamente las armas. Otros, sin embargo, creen que no existe tal mensaje supuestamente un¨¢nime, sino que la decisi¨®n obedece a un ejercicio de la independencia judicial por parte de tres magistrados, a un juicio desde las tripas en lugar de las pruebas del sumario, e incluso, a un posicionamiento de los jueces ante el previsible relevo en el Gobierno. Dec¨ªan en la serie Juego de tronos que ¡°un le¨®n nunca se preocupa por las opiniones de la oveja¡±.
Decidan ustedes.
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