Recortes de pega

El nuevo equipo econ¨®mico de la Generalitat valenciana se est¨¢ especializando en realizar enf¨¢ticas declaraciones sobre la imperiosa necesidad de recortar gasto, eliminar lujos in¨²tiles y adecuar las dimensiones de nuestra Administraci¨®n a los menguantes ingresos. Necesidad que se agrava porque la reciente reforma constitucional, como es sabido, impedir¨¢ recurrir alegremente a la deuda p¨²blica, v¨¢lvula de escape a la que hist¨®ricamente ha recurrido la Hacienda valenciana para compensar una financiaci¨®n per c¨¢pita muy insuficiente.

Sin embargo, la exigencia de recortar gasto cifrado al menos en un par de miles de millones de euros (es decir, una barbaridad) est¨¢ siendo acompa?ada, de momento, de medidas sorprendentes. O, por expresarlo de forma m¨¢s clara, de una absoluta ausencia de medidas que de verdad puedan resultar eficaces. Los grandes eventos, como la f¨®rmula 1, el Open de Tenis, concursos h¨ªpicos y competiciones de vela variadas, no se pueden tocar porque, por lo visto, generan un impresionante retorno y, ya se sabe, han contribuido a ¡°poner a este pa¨ªs en el mapa¡±. Las sobredimensionadas empresas p¨²blicas, con muchos empleados (y directivos muy bien pagados) y m¨¢s deuda todav¨ªa, tampoco han sufrido embates demasiado serios hasta el momento. Puede que sea porque como en esos mundos aparentemente nunca ha regido el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol (por ejemplo en materia de selecci¨®n de personal de acuerdo a principios como el m¨¦rito o la capacidad) quiz¨¢s tampoco les concierna esto de los recortes.

El manual de tijera que est¨¢n aplicando Vela y Verdeguer parece centrado, de momento, en el empleo p¨²blico. Sorprendentemente, consiste en liquidar a interinos en la base de la pir¨¢mide amortizando vacantes y en rebajar a sus puestos a muchos funcionarios de carrera que estaban ocupando direcciones de ¨¢rea o de servicio. El ahorro as¨ª obtenido es m¨¢s bien discreto. Pero al menos, puede pensarse, env¨ªa un mensaje de austeridad y buen uso de los recursos de que disponemos. Nada m¨¢s lejos de la realidad. A estas alturas est¨¢ ya confirmada la intenci¨®n de la Generalitat de conservar a la pl¨¦yade de asesores que se ha multiplicado durante estos a?os y, lo que es si cabe m¨¢s grave, de consolidar en sus puestos de trabajo directivo a los muchos afines que han ocupado direcciones y jefaturas (acudiendo muchas veces a v¨ªas legales dudosas que, sin embargo, nadie ha cuestionado) sin ser funcionarios. El panorama es desolador, con una casta de personajes colocados por raz¨®n de estricta confianza que no solo van a trabajar mientras gobiernen los suyos, sino que se van a quedar para siempre en la Administraci¨®n valenciana. Y ah¨ª no parece que entiendan nuestros consellers que sea preciso recortar. Por lo visto tienen una especial predilecci¨®n por interinos y trabajadores colocados directamente en la c¨²spide de la organizaci¨®n por ser quienes son.

El parip¨¦, es de suponer, va a durar todav¨ªa unos meses. Y despu¨¦s pasaremos al siguiente estadio, que afectar¨¢ al personal sin un puesto consolidado en aquellos sectores que cuestan mucho dinero. Estamos hablando de m¨¦dicos y profesores, que por lo visto s¨ª son prescindibles. La desfachatez con la que se manejan nuestros recursos p¨²blicos es tan impresionante como tristemente previsible. Sorprende, a estas alturas, que oposici¨®n y sindicatos no est¨¦n en pie de guerra. Habr¨¢ alguna raz¨®n, supongo.

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